Los refugiados sirios en Turquía se ven sumidos en una crisis que no deja de aumentar

La situación de los refugiados procedentes de Siria en Turquía es de lo más complicada debido a que a la mayoría no se les permite trabajar legalmente, motivo por el que se ven obligados a buscar trabajos informales en sectores como la construcción, la hostelería o la agricultura. A esta realidad tan compleja se le ha unido la pandemia de la COVID-19 que ha azotado fuertemente a los refugiados que se encuentran en el país presidido por Recep Tayyip Erdogan. La deuda que acumulan los refugiados ha aumentado hasta un 50% en tan sólo un año, acrecentado obviamente por los estragos que ha causado la crisis derivada de la pandemia.
La inmensa mayoría de los casi 4 millones de sirios que se han visto obligados a abandonar su país para buscar una nueva vida en Turquía viven por debajo del umbral de la pobreza, lo que ha derivado en una deuda que no hace que acrecentarse. “Como resultado (del cierre de la hostelería), limitó la capacidad de las personas para ganar y luego pagar las necesidades básicas, ya sea agua, atención médica, electricidad. Y como resultado, el riesgo de caer en medidas más difíciles ya sea endeudarse, que es uno de nuestros principales hallazgos, fue el resultado de ello”, decía Jonathan Brass, gerente de operaciones de Turquía para la Federación Internacional de la Cruz Roja, en una entrevista con Voice of America.

Una investigación de la Media Luna Roja Turca y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja advierte que “los recursos y las estrategias de supervivencia de los refugiados se han agotado, los niveles de deuda están aumentando y, si continúan las restricciones, las necesidades de los refugiados podrían aumentar drásticamente”. Por lo tanto, si las restricciones laborales aplicadas por el Gobierno de Erdogan a los refugiados no se relajan, la situación de estos no hará otra cosa que empeorar y, consecuentemente, harán aún más grande su deuda.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja proporciona asistencia en efectivo a los refugiados en Turquía, utilizando dinero de la Unión Europea, que se acordó como parte del acuerdo alcanzado entre Bruselas y Ankara en 2016 para detener el flujo de refugiados hacia Europa. Sin embargo, la llegada de la pandemia ha cambiado por completo la percepción de la situación y el plan de actuación, tanto de la Unión Europea como de los turcos. Es por ello, que la vacunación será fundamental para el futuro más próximo de los refugiados y desde el Gobierno de Erdogan están intentando que el proceso sea lo más rápido posible.

Además, los refugiados tendrán acceso a la vacunación – aunque el presidente haya tenido que hacerlo posible a regañadientes –. “El lanzamiento de las vacunas es un factor muy importante, y aunque los refugiados tienen acceso total a las vacunas, a la atención médica, existen todo tipo de barreras que enfrentan con respecto al idioma o la información sobre cómo acceder a esas vacunas”, explicaba Jonathan Brass sobre las dificultades a las que se enfrentan los refugiados y a las que los de Erdogan no parecen tener ningún tipo de preocupación por solventar.
Ya desde el 1 de junio se ha visto cierta apertura del país, pero la aparición de las distintas cepas ha hecho suspender algunos vuelos. No habrá conexiones con Brasil, Sudáfrica, India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka hasta nueva orden, lo que ha hecho aumentar la preocupación por un posible retroceso en la recuperación de la economía y el turismo en el seno del Gobierno turco. No obstante, desde Federación Internacional de la Cruz Roja mantienen el optimismo alrededor de la situación de los refugiados y esperan que pronto las restricciones se flexibilicen, abriendo más oportunidades para que los refugiados encuentren otras fuentes de ingresos.