Ante el descontento, las autoridades han decidido flexibilizar algunas medidas 

Las restricciones por el coronavirus encienden las calles en Argelia 

photo_camera AFP/AMAL BELALLOUFI   - Manifestación en Argelia 

El último sábado de enero, el Gobierno argelino extendió el confinamiento parcial durante dos semanas en 19 regiones del país para luchar contra la propagación de la COVID-19.  

Las restricciones como el mantenimiento del toque de queda, el cierre de locales de ocio y deportivos y la limitación de horarios para comercios, entre ellos restaurantes, fueron mal recibidas por los argelinos, que no entienden las medidas cuando según las cifras oficiales en enero ha habido menos de 300 casos detectados diarios. En la ciudad costera de Jijel, cientos de personas salieron a protestar durante dos noches consecutivas. 

“Las políticas fallidas son más peligrosas que el coronavirus”, se podía leer en las pancartas que portaban los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que también entonaban canciones del movimiento de protesta popular que comenzó en febrero de 2019 contra la clase dirigente del país, el Hirak. 

Manifestantes argelinos   AFP/RYAD KRAMDI
Entre la crisis económica y la crisis política 

Aproximadamente 50.000 artesanos y comerciantes han visto como sus negocios desaparecían en medio de la crisis económica agravada por la pandemia, pero que empezó tiempo antes tras la caída de los ingresos petroleros, una de las principales fuentes de riqueza del país.  

El Gobierno ha intentado frenar la quiebra de empresas poniendo en marcha medidas fiscales y concediendo ayudas a pequeños comercios por importe de 30.000 dinares durante un período de tres meses. También ha asignado 10.000 dinares para las familias más necesitadas.  

Sin embargo, otro de los problemas que asedian la economía nacional es la devaluación de la moneda y la inflación, que tiene un impacto directo en el poder adquisitivo de los hogares, lo que se une a un mercado laboral bastante precario.  

En Laghouat y Ouargla, localidades del sur del país, tuvieron lugar varias manifestaciones en enero a pesar de la represión de las autoridades, para denunciar el subdesarrollo de una región rica en gas y petróleo.  

Trabajadores municipales desinfectan la estación de autobuses de Kherroubae, en Argel, para combatir la expansión de la COVID-19  AFP/RYAD KRAMDI 

Los manifestantes exigieron vivienda y trabajos dignos, así como poner fin a la corrupción. “Nuestros hijos tienen diplomas, pero no encuentran trabajo”, denunciaba un ciudadano en uno de los múltiples vídeos que publicaron en redes sociales.  

En el norte del país, en la ciudad de Bordj Bou Arreridj, trabajadores de la empresa de electrodomésticos Condor, exigieron la salida del administrador de la empresa designado por los tribunales y el pago de sus salarios del mes de diciembre. Reivindicaciones similares a las que han tenido lugar en otras ciudades industriales como Tizi- Ozou y Béjaia, ya que otras grandes empresas argelinas afrontan dificultades financieras a raíz de procesos judiciales que involucran a las antiguas direcciones, implicadas en casos de corrupción. 

Los expertos en la región afirman que de no revertirse las sombrías perspectivas económicas y de no cambiar la gobernanza del país para generar confianza en los ciudadanos, existe el peligro real de una implosión social en el corto plazo.  

"Argelia se enfrenta a una situación económica difícil y sin precedentes debido a varios factores: la crisis estructural heredada de la era Bouteflika, la caída de los precios de los hidrocarburos y finalmente la crisis del coronavirus",reconoció el primer ministro, Abdelaziz Djerad, en agosto del pasado año. Según datos del FMI la economía se habría contraído un 5,2% en 2020 y el déficit presupuestario sería de los más altos de la región. 

Por otro lado, la reforma de la Constitución que ha ofrecido el Gobierno a los manifestantes que reclaman un cambio político real en el país produce una indiferencia generalizada entra la población. 

 Empleadas del hospital El-Kettar, en Argel  AFP/ RYAD KRAMDI 
El Ejecutivo promete adquirir suficientes vacunas 

El primer ministro declaró que la campaña de vacunación se extenderá a lo largo del año y que ya se han establecido 8.000 centros de vacunación. A finales de diciembre de 2020 el país habría recibido 500.000 dosis de la vacuna rusa, la Sputnik V y más adelante recibiría lotes de la vacuna de Astrazeneca y la china Sinopharm.  

“La cantidad será suficiente”, afirmó Djerad poco antes de ser vacunado ante los medios de comunicación. 

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