Los países árabes que combaten el Estado Islámico violan los derechos humanos y financian el yihadismo

Por Mohamed Sahli
Foto: Un grupo de mujeres saudíes en Riad, la capital de Arabia Saudí.
 
Varios países árabes participan en la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico en Irak y Siria. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió al mundo entero que los ataques contras las posiciones de los terroristas del EI no serían como la guerra que llevó a cabo George W. Bush contra Sadam Husein en Irak. Washington, pero también Londres y París, tienen que tener en cuenta a sus opiniones públicas y convencer a los sufridos pueblos de los países árabes  que la nueva aventura bélica no es una guerra contra el islam, sino contra el terrorismo yihadista, cuyas principales víctimas son  los musulmanes. “Hay que cubrir las formas y tomarle el pelo a la gente. Lo que es increíble es que haya gente que todavía se crea que Estados Unidos, que financió y colocó dictaduras,  apoyó a los talibanes en Afganistán, y ha creado tantos monstruos, es sincero cuando dice que quiere combatir el terrorismo. ¡Es mentira! Quiere simplemente controlar las materias primas de Irak y Siria, y sus aliados hacen lo mismo. Hoy, Estados Unidos combate a los yihadistas y a Bashar al-Asad, y mañana, si es necesario, pactará con ellos.”, asegura a Atalayar el politólogo tunecino  Ali  Harbi. El arabista francés Michel Devault no comparte las posición “maximalista” del politólogo tunecino, porque “el terrorismo es un verdadero problema, no se lo ha inventado Obama”, pero reconoce que “en la alianza internacional contra el EI no todo es trigo limpio”. Y el trigo sucio, según señala Devault, “son países árabes que no respetan los derechos humanos, promueven un islam radical e incluso financian grupos terroristas”. Este aspecto indecoroso suele ser olvidado por algunos analistas y medios de comunicación, y cabe preguntarse si las naciones democráticas que atacan las posiciones yihadistas en Irak y Siria se pueden fiar de regímenes árabes corruptos y represivos que oprimen a sus pueblos. Jordania, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Arabía Saudí y Catar se integraron en la coalición internacional. Algunos de estos Estados, como  los EAU y Jordania, desempeñan un papel relativamente activo en el combate conra el terrorismo del EI. Pero Arabia Saudí y Catar ofrecen un moderado apoyo a la coalición. 
 
Ausencia de democracia
La situación política no es la misma en todos estos países, y es evidente que el papel de la mujer en Jordania o los EAU es más relevante que en Arabia Saudí. Pero estos países, aunque algunos estén evolucionando positivamente, no son un oasis de paz, democracia y respeto a los derechos humanos. Baréin reprimió a sangre y fuego las revueltas populares que estallaron durante la ‘Primavera Árabe’ y Washington no movió un dedo, porque este país es la sede de la Quinta Flota de Estados Unidos. El régimen jordano tampoco se queda corto a la hora  de reprimir a los descontentos y Arabia Saudí  viola los derechos humanos  más elementales. Este país es una gran potencia petrolera que necesita ir de la mano de Washington para mantener su privilegiada situación internacional y seguir propagando por todo el mundo las ideas reaccionarias del wahabismo y evitar que el protagonismo en materia de indecencia pseudo religiosa lo acaparen otros. Catar es un pequeño país de 250.000 habitantes, pero una gran potencia económica que ofrece oportunidades laborales a los expatriados del mundo desarrollado y explota sin piedad a los inmigrantes del Tercer Mundo. Este país moderno en las formas pero anacrónico en el fondo controla en parte la información sobre el mundo árabe a través de un canal como ‘Al-Yazira’, financia equipos de fútbol y compra voluntades en Occidente y  en el mundo islámico. Tanto Arabia Saudí como Catar han sido acusados de alentar y financiar el yihadismo mundial, y el Gobierno iraquí afirmó que Riad está en el origen del EI. El wahabismo y el yihadismo combatiente no están separados por una muralla, son vasos comunicantes. Hace un mes,  el ministro alemán de Desarrollo Internacional, Gerd Mueller, acusó a Catar de  “financiar a los combatientes del Estado Islámico”, y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos aseguró  que el empresario catarí Al Nuaimi es el “financiero de Al Qaeda”. Algunos servicios de inteligencia occidentales y árabes también detectaron que Catar había  enviado armas y dinero a los yihadistas libios. El Gobierno libio lo confirmó.