
No es ningún secreto que cientos de mercenarios de Siria y Libia se han desplegado recientemente en los territorios en disputa de Nagorno-Karabaj. Así pues, Turquía está tratando de ayudar a su Estado hermano, Azerbaiyán, a enfrentarse a Armenia.
Al parecer, Ankara ha decidido no ocultar sus acciones ilegales. Muchos líderes extranjeros ya han expresado su preocupación por la agresiva política de Turquía. El 2 de octubre, el presidente francés Emmanuel Macron anunció que su país tenía información sobre el traslado de yihadistas a Azerbaiyán. "Este es un acontecimiento muy serio, que cambia la situación", dijo.
Los periodistas del canal de noticias estadounidense CNN también lograron obtener detalles sobre el reclutamiento de combatientes del "Ejército nacional sirio" por las Fuerzas Armadas turcas. Según la CNN, Turquía ha prometido a los sirios unos 1.500 dólares al mes para viajar a Azerbaiyán. Fuentes sirias también confirman esta información.
Algunos de estos mercenarios revelan por sí mismos cómo los turcos han llevado a cabo el reclutamiento y envío de combatientes al Estado del Cáucaso. Los reclutas fueron llevados primero allí para proteger los gasoductos y oleoductos. Según uno de los combatientes del grupo sirio, tras su llegada a Azerbaiyán, se enfrentan a los combates como lo hicieron en Siria y Libia. "Nos enteramos de que esto era la guerra y no trabajar para una empresa de seguridad", dijo el combatiente sirio a la CNN. Añadió que ya se han enviado unos 1.000 combatientes a Azerbaiyán.
Elizabeth Tsurkov, miembro del Instituto de Investigación de Política Exterior con sede en los Estados Unidos, escribió que la principal razón por la que los mercenarios sirios están luchando por los intereses geopolíticos de Turquía en diferentes partes del mundo es la extrema pobreza y la terrible situación de los jóvenes y sus familias en sus países de origen.
Sin embargo, los combatientes sirios no deben olvidar la experiencia de sus camaradas del grupo del Sultán Murad, que fueron reclutados primero para unirse a los combates junto con el GNA en Libia, pero luego fueron enviados a Azerbaiyán. De hecho, Turquía los considera como carne de cañón, empujándolos al medio de la lucha armenio-azerbaiyana. Muchos de ellos no recibieron el salario prometido, al menos porque murieron luchando por los intereses de Turquía.
Según informes recientes, desde el 1 de octubre, más de 12 combatientes del Ejército nacional sirio ya han muerto en los enfrentamientos en Nagorno-Karabaj. El productor de la BBC Riam Dalati dijo que ocho mercenarios habían muerto en un ataque contra las defensas armenias, mientras que múltiples intentos de salvar a los heridos habían fracasado porque cayeron bajo fuego de artillería y mortero.
El conflicto armado de Nagorno-Karabaj es otro ejemplo de la guerra por poderes que Ankara está librando implacablemente en el norte de África, el Mediterráneo oriental y el Gran Oriente Medio. Sin duda, al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, en la búsqueda de sus objetivos, no le importa que los mercenarios sirios y libios luchen por una recompensa financiera. La lucha por los intereses geopolíticos de Turquía no les promete nada más que heridas y muerte.