
Se han convocado numerosas reuniones multilaterales para debatir la situación de Kosovo. Recientemente se celebró en Granada la Cumbre de la Comunidad Política Europea. Kosovo estuvo en el punto de mira, aunque sólo de forma declarativa, ya que no se tomaron medidas sustanciales para superar la crisis existente y reducir las tensiones. Es poco probable que la próxima Cumbre del Proceso de Berlín en Tirana aporte una solución para Kosovo, ya que Alemania es principalmente parte del problema en Kosovo, en lugar de ser parte de la solución.
La escalada de la crisis en Kosovo culminó con un incidente armado aislado en la ciudad de Banjska el 24 de septiembre de 2023, en el que un grupo de serbios locales se enfrentó a la policía kosovar. Lo que se sabe actualmente es que el antiguo vicepresidente de la Lista Serbia, Milan Radoičić, ha reconocido su presencia en Banjska con un grupo de individuos. Según su declaración, su intención era animar “a la población serbia de esa región a ofrecer resistencia al terror diario al que están sometidos”. Las secuelas del conflicto de Banjska se saldaron con la pérdida de la vida de un policía kosovar y la de tres serbios. Desde entonces, el Gobierno kosovar ha pedido insistentemente sanciones contra Serbia, acusándola de complicidad en el ataque a la policía kosovar. Por otro lado, la KFOR ha descartado repetidamente la posibilidad de “asumir funciones policiales” de la Policía kosovar. En esta coyuntura, los representantes de la UE, EE. UU., así como la KFOR y EULEX, han afirmado su intención de esperar a los resultados de la investigación antes de emprender acciones o considerar posibles medidas en relación con Belgrado.
Las tensiones en el norte de Kosovo se han recrudecido tras las elecciones locales extraordinarias celebradas en cuatro municipios de mayoría serbia (Mitrovica, Leposavić, Zvečan y Zubin potok), que fueron boicoteadas por la población serbia y su principal partido político, la Lista Serbia. Al frente de los municipios en los que la etnia serbia es mayoritaria, se ha nombrado alcaldes a personas de etnia albanesa.
Posteriormente, la comunidad internacional ha reconocido que su respaldo a las ilegítimas elecciones locales extraordinarias en cuatro municipios de población predominantemente serbia, y el nombramiento de albaneses étnicos como alcaldes en comunidades serbias, ha exacerbado la crisis existente y desestabilizado la situación en Kosovo.
¿Es factible la “resistencia serbia” en Kosovo?
La situación en Kosovo se ve ensombrecida por la creciente intensidad del conflicto en Ucrania, los acontecimientos en Nagorno-Karabaj y las operaciones militares de Hamás (Tormenta Al-Aqsa) dirigidas contra Israel. Especialmente preocupante es la situación política y de seguridad en los Balcanes Occidentales, que se encuentra en su punto más precario desde el cese de las hostilidades armadas. La comunidad internacional ha tomado numerosas medidas equivocadas y desacertadas, no sólo en Kosovo sino también en Bosnia-Herzegovina, donde se prevé una nueva escalada. Los esfuerzos de la Unión Europea por facilitar el diálogo no han dado ningún resultado. El fracaso de la misión EULEX y el despliegue injustificado de unidades especializadas de la ROSU en las comunidades serbias del norte de Kosovo han generado tensiones que, de no mitigarse, podrían desembocar en un conflicto armado de mayor envergadura.
A modo de comparación, las tensiones han aumentado de forma similar en Gaza, donde el Gobierno más derechista de la historia de Israel ha promulgado medidas represivas contra la población local, haciendo caso omiso de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de los acuerdos aceptados. A la luz de esta situación, pueden establecerse paralelismos con Kosovo, y la metáfora de Kosovo como el "Israel europeo" no se utiliza casualmente, con la población local serbia asumiendo un papel similar al de los palestinos. La Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU está suspendida, y aunque la misión de la ONU (UNMIK) funciona formalmente y sigue presentando informes semestrales periódicos al Consejo de Seguridad de la ONU, no se implica en la ejecución de la Resolución 1244. Es probable que numerosas organizaciones no gubernamentales que operan en la región preparen mejor un informe sobre la situación de Kosovo, cuya presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU está prevista para el 18 de octubre, dado que la UNMIK, en su capacidad actual, ya no encuentra justificación para su presencia en Kosovo.
Los analistas han expresado su preocupación por la posible escalada de la situación. Un acontecimiento reciente es el nombramiento del general turco Özkan Ulutaş como comandante de la misión OTAN/KFOR, con el mandato de garantizar la seguridad en todo el territorio de Kosovo. El despliegue de las Unidades Especiales de la Policía de Kosovo (ROSU) en la parte norte de Kosovo no está justificado, ya que amplifica las tensiones e inflama la situación, pues su composición no se ajusta a la estructura étnica de la población del norte de Kosovo. Además, la KFOR también podría haber desmantelado los posibles controles de carretera. Es imperativo evitar una debacle de la comunidad internacional, en particular de la UE, para mantener la paz y preservar la credibilidad de la propia comunidad internacional, que, debido a algunas de sus acciones, se está convirtiendo cada vez más en parte del problema en los Balcanes Occidentales, incluido Kosovo. No hacerlo no excluye la posibilidad y justifica la cautela ante el inicio de la “resistencia serbia”, una respuesta espontánea de la ciudadanía a las condiciones insostenibles e intolerables imperantes.
¿Dónde han ido a parar más de 2.500 millones de euros del dinero de los contribuyentes de la UE?
La credibilidad de la Unión Europea en Kosovo ha tocado fondo. Este deterioro de la reputación no se atribuye a la intervención de la Administración estadounidense en el diálogo entre Belgrado y Prístina, sino a que ciertos Estados miembros han delegado en sus enviados, desafiando así de hecho la autoridad de la UE y socavando su papel. Estados Unidos ocupa una posición crítica en la finalización del diálogo, especialmente en la fase que conduce a un acuerdo final. Surge una pregunta pertinente: ¿sigue teniendo sentido que la UE continúe con su papel de mediación en el diálogo teniendo en cuenta que ha pasado más de una década desde la firma del Acuerdo de Bruselas y que apenas se han producido avances? Una respuesta pragmática sugeriría que la UE ha cumplido su papel de mediación en el diálogo entre el Belgrado oficial y Pristina, y que es necesario explorar una nueva solución sostenible.
Se está restando importancia al papel de la misión de la OSCE en Kosovo en la organización de las recientes elecciones locales ilegítimas en cuatro municipios del norte de Kosovo (Mitrovica, Leposavić, Zvečan y Zubin Potok), a pesar de su contribución directa a la escalada. Surge la pregunta: ¿quién tiene la responsabilidad de facilitar unas elecciones locales tan ilegítimas, especialmente cuando era evidente que la población serbia se abstendría de participar? En la actualidad, los representantes internacionales abogan por una nueva ronda de elecciones locales en el norte de Kosovo. Dadas estas acciones y los rápidos cambios en sus posiciones, no es de extrañar que la comunidad internacional se enfrente a una debacle en Kosovo.
Las fuerzas internacionales de la OTAN/KFOR desempeñan un papel vital a la hora de garantizar y mantener la seguridad en Kosovo. Sin embargo, cometieron un error crítico al permitir tácitamente el despliegue de las Unidades Especiales de la Policía de Kosovo (ROSU) en el norte de Kosovo, un movimiento que no debería haberse producido sin la autorización explícita de la KFOR y que agravó las preocupaciones de la comunidad serbia. Donde está presente la KFOR, no hay necesidad de ROSU.
Hasta la fecha, la Unión Europea ha despilfarrado aproximadamente 2.500 millones de euros del dinero de los contribuyentes de la UE en Kosovo. A la luz del fracaso de la misión EULEX, la cuestión es quién tendrá que rendir cuentas por el gasto de una cantidad tan sustancial de fondos de los contribuyentes de la UE.
Los analistas sostienen que algunos Estados miembros de la UE corren el riesgo de repetir un error cometido hace tres años, cuando impusieron sanciones injustificadas a Bielorrusia. En aquel momento, Bielorrusia estaba relativamente distanciada de Rusia, pero las sanciones impuestas por la UE la empujaron inadvertidamente al abrazo de la Rusia de Vladimir Putin. Se especula con que algunos Estados miembros de la UE pretenden repetir este error en relación con Serbia y su presidente, Aleksandar Vučić, contemplando la imposición de sanciones. Tales acciones podrían atraer irreversiblemente a Serbia hacia Rusia, lo que probablemente conduciría al alejamiento definitivo de Serbia de la UE. Esto, a su vez, podría marcar el final del proceso de ampliación de la UE en los Balcanes Occidentales.
La violencia no debe ser el camino para resolver el statu quo
La situación actual de Kosovo no puede verse en términos de blanco y negro, dada su complejidad inherente. Diversos actores contribuyen a desestabilizar la situación. Incluso Bulgaria participa activamente en Kosovo, esforzándose por afirmar la presencia de búlgaros autóctonos, sobre todo en la zona de Gora y Dragaš, ofreciendo a los lugareños la ciudadanía búlgara y los documentos asociados, que les permiten vivir y trabajar en países de la UE. El objetivo es especialmente el pueblo gorani, así como los demás residentes en esa región.
La historia se repite en Kosovo, y serbios y albaneses se han intercambiado los papeles. En el pasado, el régimen de Milošević impuso la represión a la población albanesa, pero ahora, la situación se ha invertido.
Los analistas sostienen que la violencia no debe servir como medio para resolver el insostenible statu quo, y que el desarme de los residentes de Kosovo es un imperativo. Las estimaciones indican que, por término medio, cada residente en Kosovo posee un arma de fuego. Esto es consecuencia de los recientes conflictos armados, las tensiones perpetuas, la sensación de miedo imperante y la tradicional inclinación de albaneses y serbios por las armas de fuego, profundamente entrelazada con su herencia nacional y su afinidad por las armas. El desarme de la población no debe ser objeto de abusos ni de una aplicación selectiva. Debe aplicarse a todos los residentes de Kosovo con el establecimiento de un registro unificado para los titulares de permisos de armas de fuego, de acuerdo con las normas y reglamentos observados en las naciones desarrolladas. Por lo tanto, es crucial prevenir y evitar un “nuevo Banjska” y la posibilidad de un nuevo conflicto en el norte de Kosovo.
Las aspiraciones de Edi Rama para la unificación de Albania con Kosovo
El primer ministro albanés, Edi Rama, expresa periódicamente sus aspiraciones o esfuerzos en favor de un proyecto nacional de Gran Albania, afirmando que el objetivo y la ambición de su carrera es la unificación de Albania y Kosovo, al tiempo que niega cualquier interés personal. “¿Presidente de Albania y Kosovo? ¡Eso no está en mis planes! La unificación de Albania con Kosovo, ¡sí! Esa es la aspiración”, dijo Rama. La responsabilidad recae ahora en las autoridades de Pristina. Con sus acciones y declaraciones, deben trabajar por la prosperidad de Kosovo y de todos sus ciudadanos fomentando la armonía multiétnica y una sociedad integradora, en lugar de exacerbar aún más la ya inestable situación con declaraciones que abogan por la unificación de Albania y Kosovo. Kosovo ya está sometido a las medidas restrictivas de la Unión Europea, impuestas por precaución, que han ocasionado daños superiores a 500 millones de euros.
Los analistas consideran que, con sus acciones concretas, Edi Rama está perjudicando a Kosovo tanto en sus relaciones internacionales como en las internas. Un papel similar asume la “verborreica” presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, cuando pide a España y Grecia, países que no han reconocido la independencia de Kosovo, que impongan sanciones a Serbia, lo que es recibido con burla en los círculos internacionales. Las ideas e intenciones peligrosas sobre la unificación de Albania y Kosovo podrían desencadenar una reacción en cadena en la región e incitar a nuevos conflictos. El camino para asegurar la paz y la estabilidad en Kosovo depende de la aplicación integral de los acuerdos firmados y alcanzados previamente. El Gobierno de Kosovo está aprovechando el incidente armado de Banjska como una oportunidad para eludir las obligaciones que le impone el Acuerdo de Bruselas en relación con el establecimiento de la Comunidad de Municipios Serbios (CSM) y la organización de nuevas elecciones en el norte de Kosovo, destinadas a devolver a la población serbia al marco institucional.
IFIMES - Instituto Internacional de Estudios sobre Oriente Medio y los Balcanes, con sede en Liubliana, Eslovenia, tiene un estatus consultivo especial en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas ECOSOC/ONU en Nueva York desde 2018, y es el editor de la revista científica internacional “Perspectivas Europeas”.