Consenso en política exterior

Las decisiones de llanero solitario luchando contra la injusticia mundial más al lado de China, Rusia, Cuba, o Venezuela, no sólo descolocan a Pedro Sánchez, sino que desprestigian a España.
A la hora de tomar este tipo de decisiones en el ámbito internacional es imprescindible algo tan básico y trascendente como el consenso en política exterior. Este tipo de acciones, a corto, medio y largo plazo afectan a todo el país, a todos los españoles, no solo a los supuestos progresistas. Por eso, hay que consensuar, consultar, negociar, hacer política de Estado con el principal partido de la oposición que también es de Gobierno.
La realidad es que los resultados, las consecuencias de este tipo de desafíos y posicionamientos unilaterales contra la mayoría de los aliados y socios las vamos a sufrir todos los españoles. No se trata del matón Trump y yo soy el único listo de la clase que le planta cara.
El problema radica principalmente en que la actitud de Pedro Sánchez responde únicamente a sus intereses personales y partidistas de mantenerse en el poder a toda costa. No vamos a entrar en los escándalos de corrupción que, en cualquier otro país europeo, Portugal sin ir más lejos, provocan, por mucho menos, dimisiones de primeros ministros socialistas y conservadores y se convocan elecciones. Se trata de decisiones de política exterior que van a afectar durante muchos años a todos los españoles y que es imprescindible tomar teniendo en cuenta, de verdad, los intereses de todos.
No sorprende que dentro de la reunión no se atreviera a tomar la palabra para enfrentarse a todos sus aliados y rechazar el incremento del gasto en defensa al 5 % del PIB. Lo hace fuera para controlar el relato y mirando a posibles electores, no solo del PSOE sino de la ultraizquierda que pretende atraer. No es admisible, bajo ningún concepto que España esté fuera del núcleo de decisión de organizaciones internacionales clave para los intereses de todos los españoles en un momento de especial relevancia y trascendencia por todo lo que está ocurriendo en el mundo, y en especial en Europa.
Todo eso se va a traducir en poco tiempo en menos inversiones internacionales, problemas para lograr financiación en buenas condiciones, peor reputación de un país que vive del turismo y en una muy preocupante reducción, por no decir corte de información y colaboración de servicios de inteligencia de países clave para nuestra estabilidad y seguridad. Conciencia de defensa, Estado, política exterior, no solo dinero populista.