Juventud y migración en África

<p>Migrantes asaltan una valla de alambre de púas mientras intentan cruzar la frontera terrestre con el enclave africano de España, Ceuta, cerca de Fnideq, en el norte de Marruecos, el 15 de septiembre de 2024 - PHOTO/ AFP&nbsp;</p>
Migrantes asaltan una valla de alambre de púas mientras intentan cruzar la frontera terrestre con el enclave africano de España, Ceuta, cerca de Fnideq, en el norte de Marruecos, el 15 de septiembre de 2024 - PHOTO/ AFP 

Los jóvenes norteafricanos y subsaharianos intentan una y otra vez migrar ilegalmente a Europa por todos los medios, ya sean violentos, organizados o imprudentes. El último de estos intentos fue una convocatoria a través de las redes sociales para llevar a cabo un asalto con el objetivo de entrar por la fuerza en la ciudad de Ceuta, con fecha fijada para el 15 de septiembre de 2024. En respuesta, las autoridades marroquíes movilizaron recursos humanos y logísticos para contrarrestar la incursión masiva, lo que resultó en la detención de 4.455 personas, incluidos 3.597 marroquíes y 519 extranjeros, de los cuales 164 eran argelinos. También se detuvo a setenta instigadores de la migración provenientes de Argelia y de África subsahariana, incluidos algunos marroquíes.

Más allá de la polémica política que se ha desatado en torno a este tema, tanto en Marruecos como en los medios y redes sociales de los países norteafricanos, surge la pregunta: ¿por qué tantos jóvenes de Argelia, Mauritania, Marruecos, Túnez y de los países subsaharianos emprenden un viaje hacia lo desconocido, plagado de peligros que pueden llevarlos a ahogarse y morir? ¿Sus perspectivas son realmente tan sombrías que el "hrig" (término coloquial para la migración clandestina en Marruecos y Argelia) se ha convertido en la única salida?

Estos jóvenes son comúnmente conocidos como NEETs, es decir, jóvenes de 16 a 24 años que no estudian, ni trabajan, ni reciben formación. Constituyen el 29% de todos los jóvenes en Argelia (según la Organización Internacional del Trabajo), el 25,2% en Marruecos (según el Consejo Económico, Social y Ambiental de Marruecos) y dos tercios en Níger, el porcentaje más alto a nivel internacional.

Las razones del abandono escolar son múltiples y pueden resumirse en la inadecuación de los programas, los métodos de enseñanza y el sistema educativo a las necesidades psicosociales, las aspiraciones y la empleabilidad de los jóvenes. Pocos países en África crean espacios para el aprendizaje positivo, el logro, la excelencia y la autoexpresión dentro de las escuelas. Los sistemas educativos de estos países no fomentan habilidades psicológicas, de vida y sociales como el manejo de crisis, el desarrollo de la inteligencia emocional, la resiliencia y la perseverancia, la resolución de problemas, el diálogo, el pensamiento crítico, la gestión del tiempo, la comunicación, la construcción de relaciones sociales saludables y el autocuidado.

No existen programas para capacitar a maestros y padres a adoptar este enfoque. En su lugar, encontramos programas mal diseñados y métodos de enseñanza monótonos y difíciles de comprender. Por otro lado, los educadores pasan la mayor parte de su tiempo lidiando con la sobrepoblación, la violencia, el fraude, las drogas en las escuelas y la baja motivación entre los maestros.

Muchos jóvenes se sienten frustrados por esta situación, que no es propicia para el aprendizaje y el logro. La intervención de los padres puede ayudar a algunos a completar la educación secundaria, pero la pobreza y la desintegración familiar impiden esto para muchos. Cuando estos jóvenes abandonan la escuela, no son contabilizados ni seguidos. 

No reciben formación ni atención social, y no se intenta comprender sus ambiciones y sueños. Los trabajadores sociales no están movilizados para trabajar con ellos en sus barrios y ofrecerles orientación adecuada. Incluso los centros de formación profesional carecen de la flexibilidad necesaria para facilitar el acceso, simplificar la formación y adaptarla a las aspiraciones de estos jóvenes.

La calle, con sus tendencias contraculturales, se encarga de estos jóvenes frustrados. Los organizadores de la migración clandestina les venden soluciones fáciles y cuentos de éxito al estilo de Hollywood en Europa. El sueño, la aventura y la oportunidad de alejarse de un entorno que evoca el fracaso, la frustración y los problemas familiares llevan a los adolescentes a imaginar un futuro prometedor: cruzar, tener éxito y regresar como héroes. 

El sentido de heroísmo borrará los recuerdos de fracaso y frustración. Este sueño también es colectivo, ya que estos jóvenes se organizan en grupos que comparten los mismos sueños, medios y equipo. Cuando los agitadores motivan a los jóvenes a enfrentarse a las fuerzas de seguridad e intentar romper las barreras con violencia, aprovechan el deseo de gloria heroica de estos jóvenes soñadores.

Por eso, los gobiernos deben prestar atención al abandono escolar y desarrollar estrategias de creación de empleo, como señaló el primer ministro marroquí en su 
respuesta al estudio sobre los NEETs del Consejo Económico marroquí.
Los ministros de educación deben implementar un nuevo enfoque centrado en el desarrollo de habilidades de vida, psicológicas, sociales y prácticas de los jóvenes. Los ministros de Formación y Empleo deberían seguir la trayectoria de los jóvenes que abandonan la escuela y movilizar a los trabajadores sociales para que los orienten y ayuden a alcanzar sus sueños y ambiciones.

Esto ayudará a las autoridades de seguridad a luchar contra los traficantes, los tratantes de personas y las mafias de la migración clandestina. No se trata de cerrar completamente la puerta a la migración, sino de encuadrarla, institucionalizarla y racionalizarla de manera que sirva a los intereses tanto europeos como africanos, alejándose de las tragedias de los ahogados, los rescatados y los viajes mortales.

Artículo previamente publicado en Al Shari Al Aswat