Marruecos consolida su soberanía en el Sáhara: del control militar al desarrollo estratégico

Vista aérea del centro turístico de la ciudad costera de Dajla, en el Sáhara Occidental, Marruecos - <a target="_blank" href="https://depositphotos.com/es/?/">Depositphotos</a>
Vista aérea del centro turístico de la ciudad costera de Dajla, en el Sáhara Occidental, Marruecos - Depositphotos
En un paso de gran simbolismo y significado, continúan sobre el terreno, en el desierto marroquí, los movimientos avanzados de las Fuerzas Armadas Reales en las zonas tampón al este del muro de seguridad, donde se está reduciendo el margen de neutralidad impuesto durante décadas mediante la eliminación de la zona de amortiguamiento y su reincorporación, como en el pasado, al territorio del Sáhara marroquí

Esta zona había sido previamente reservada por Marruecos como un espacio protegido para las patrullas de la MINURSO, la misión encargada de supervisar el alto al fuego.

Hoy, Marruecos actúa con firmeza para ampliar su red de carreteras hacia la frontera mauritana, en una victoria silenciosa y gradual sobre la lógica del estancamiento instaurada por el acuerdo de 1991. Y no se trata simplemente de obras técnicas o infraestructuras aisladas, sino de una traducción política contundente de la ecuación de soberanía efectiva, y un mensaje firme a quienes todavía apuestan por el espejismo de los “territorios liberados”, como los llama falsamente la propaganda del Frente Polisario.

El asfaltado de caminos en estos puntos clave del mapa geopolítico del Sáhara, especialmente cerca de la frontera con Mauritania, se inscribe en una estrategia marroquí que ha acumulado herramientas en los últimos años, centrada en integrar las zonas tampón en la órbita del desarrollo nacional, y convertirlas en un nexo de conexión hacia el Sahel y el África profunda, en lugar de dejarlas como áreas aisladas, expuestas a infiltraciones, grupos terroristas, contrabando y todo tipo de crimen organizado. Marruecos ya no se limita a gestionar un conflicto artificial, sino que avanza con determinación hacia una reconfiguración de su arquitectura territorial y logística basada en la lógica de “iniciar con la conexión antes que con la disuasión y con el empoderamiento antes que con el desmantelamiento”.

En este contexto, datos de campo apuntan a lo que se ha descrito como la operación “Tibendira”, que al parecer sería una operación de inteligencia o una intervención especializada cuya naturaleza está siendo investigada. Fuentes la describen como de carácter serio y peligroso. Si se tratara de un intento de infiltración armada o de una actividad hostil, reflejaría la magnitud de la fragilidad del otro lado del muro, donde los elementos del Polisario viven en un estado de confusión y temor ante los golpes de inteligencia precisos y la pérdida de profundidad logística, especialmente tras el endurecimiento del cerco de seguridad por parte de Marruecos y su implicación en amplias alianzas militares regionales con sus socios del sur.

Estos desarrollos tienen dimensiones estratégicas que trascienden el momento coyuntural, ya que reabren la cuestión sobre la utilidad de mantener ciertas disposiciones congeladas del acuerdo de alto el fuego, especialmente ante la incapacidad de la MINURSO para seguir las violaciones o garantizar la neutralidad en zonas que son consideradas plenamente soberanas por el Reino de Marruecos. Este cambio constituye un mensaje contundente a la comunidad internacional, que abre paso a un nuevo enfoque que combine la legalidad internacional con la legitimidad sobre el terreno, y que reivindica el principio de que “quien conecta la tierra, la gobierna”.

A corto plazo, estos movimientos establecen una base sólida para una transformación política regional más amplia, ya que Marruecos apuesta por convertir su frontera sur con Mauritania en un eje económico y continental que se extienda hacia África Occidental, en contraposición a un Polisario atrincherado en un vacío geográfico amenazado por la disolución de sus campamentos y el desarme progresivo.

Hoy, Marruecos no solo defiende su Sáhara, sino que está reconfigurando el equilibrio de poder en el Sahel, asegurando puntos estratégicos y neutralizando amenazas mediante un posicionamiento inteligente.

En conclusión, así se construyen las victorias silenciosas: con anticipación, con caravanas sin estruendo, con excavadoras que allanan la tierra, con unidades especiales altamente capacitadas en ciberdefensa que siguen los pasos de mercenarios y terroristas, y con un Estado que sabe cómo transformar la arena en corredores de soberanía, anticipando los enfrentamientos con mapas realistas que desbaratan todos los cálculos de los enemigos.

Lahoucine Bekkar Sbaai, abogado en el Colegio de Abogados ante los Tribunales de Apelación de Agadir y El Aaiún, investigador en migración y derechos humanos y experto en el conflicto del Sáhara marroquí.

Traducción del árabe por: Abdessamad  Benyaich