El Partido Democrático (PD) busca recuperar su identidad y también su espacio electoral

Matteo Renzi

Mientras Mario Draghi sigue con la gestión de Gobierno que le fue encomendada hace ya dos meses, el Partido Democrático (PD) intenta recuperar la identidad perdida tras el auténtico fiasco que han sido los dos años (2019-21) de Nicola Zingaretti al frente de esta formación. En ese bienio el político romano no ha sido capaz de recuperar el importante número de votos perdidos con motivo de las elecciones generales de marzo de 2018, que le costaron a Matteo Renzi la dimisión como secretario general tras un efímero segundo mandato (mayo de 2017-marzo de 2018). En relación con ello, Zingaretti no solo no pudo recuperar el apoyo electoral perdido dos años antes, sino que incluso tuvo que asistir a una nueva escisión, la del exministro Calenda, que decidió marcharse para fundar Azione en el otoño de 2019 y que está logrando afianzarse en una intención de voto en torno al 3,5%.

Y es que Zingaretti y su hombre de confianza (Goffredo Bettini) decidieron apostar muy fuerte por apoyar a Conte, que no era de su partido, como presidente del Consejo de Ministros, frente a un Renzi que estaba dispuesto a apoyar incluso un nombre alternativo que saliera de las filas del PD con tal de lograr la salida de Conte, con quien estaba abiertamente enfrentado desde hacía meses. Al final, como es sabido, Conte no tuvo más remedio que dimitir al fracasar en su intento de “asfaltar” a Renzi (cuyo grupo parlamentario en el Senado, decisivo para la continuidad del Gobierno, se mantuvo en todo momento compacto en torno al líder de Italia Viva) y poco tiempo después era Zingaretti quien se iba por la puerta de atrás del PD, una formación especializada en liquidar como una auténtica trituradora a sus secretarios generales (Veltroni, Franceschini, Bersani, Epifani, Renzi por dos veces, Zingaretti... y todo eso en un partido fundado en octubre de 2007).

El partido, ante la inapelable decisión de Zingaretti de marcharse (aunque los intentos por que cambiara de opinión fueron bastante limitados porque la dirigencia del partido era la primera que sabía que con Zingaretti no iban a salir de las cifras irrisorias en que lleva el partido moviéndose desde hace años), decidió entonces recurrir al ex primer ministro Letta, que llevaba años retirado de la política. No tenían muchos más a los que acudir: de los presidentes del Consejo de Ministros que el PD ha tenido, hay uno (Romano Prodi) que tiene ya una avanzada edad (82 años acaba de cumplir), otro que ahora está centrado en su labor de comisario de Asuntos Económicos (Paolo Gentiloni) y un tercero (Renzi) que ni siquiera está en el partido, del que se marchó en septiembre de 2019.

Letta ha tenido que aceptar de urgencia ser “regente” del partido porque con la muy equivocada táctica de Zingaretti y Bettini (y otros cuantos más que están en la cúpula dirigente), lo que había hecho el PD era revivir al aún muy maltrecho Movimiento Cinco Estrellas, que sigue sin tener cuadros dirigentes y sí, en cambio, profunda división, pero que en este momento disponen de un líder fuerte en la persona del ex primer ministro Conte. 

El político toscano (Letta es, como Renzi, de la Toscana, pero no de Florencia, sino de Pisa) considera, en relación con ello, que una cuestión es realizar candidaturas conjuntas con Cinco Estrellas y otra, bien distinta, convertirse en un partido “subalterno”. Porque, por mucho que Cinco Estrellas tenga un líder que el PD no posee en este momento, la realidad es que, de las cinco regiones donde no gobierna el centroderecha, es el PD quien lo hace (nos referimos a Emilia-Romagna, Toscana, Lazio, Campania y Puglia). Y, mientras el Movimiento Cinco Estrellas está a punto de perder su principal bastión (la ciudad de Roma, en manos de la abogada Virginia Raggi desde junio de 2016), en cambio el PD tiene prácticamente asegurada la reelección de Giuseppe Sala como alcalde de la capital de Lombardía, la ciudad que, a fin de cuentas, constituye el motor económico del país.

Giuseppe Conte

Así que Letta ha comenzado a cambiar el partido de cara a unas elecciones generales que, aunque se prevén cada vez menos cercanas (la vacunación va con enorme retraso y la puesta en marcha de los fondos europeos no está más que en sus inicios), no tardarán en celebrarse más allá de dos años, que es cuando se cumplen los cinco que establece la Constitución italiana. Así, el primer cambio visible ha sido poner una nueva portavoz en la Cámara Baja, Deborah Serrachiani, que ha sustituido al veterano exministro Graziano Delrio. Y es que Letta sabe que, tras haber decidido Zingaretti que los tres ministros del PD que debían estar en el Gobierno Draghi serían todos hombres, el sector femenino del partido, bastante relevante por otra parte, está en plena rebelión con la dirección del partido. 

Pero quizá lo más difícil que tendrá que afrontar será el asunto de las candidaturas del partido de cara a las elecciones municipales que deberían celebrarse en mayo-junio de este año pero que seguramente se lleven a cabo en septiembre-octubre. En liza están las tres ciudades más importantes del país: Milán, en la parte más septentrional; Roma, en la central; y Nápoles, en la más meridional. Y en relación con ello, lo más difícil es conjuntar en una misma candidatura a Cinque Stelle, por un lado, y a la Italia Viva de Renzi, por otra. 

Debemos tener presente que esta misma semana Matteo Renzi decidió acudir a la sede del PD para entrevistarse con su antiguo compañero de partido Letta. En un encuentro que el PD calificó de “franco” y “cordial” (y que Renzi mismo ha confirmado que transcurrió así), el líder de Italia Viva le ofreció a Letta la posibilidad de hacer candidaturas conjuntas, pero con la condición de que en ella no entraran los de Cinque Stelle, cuya aversión hacia Renzi es mutua, y más aún después de haber hecho caer este el segundo Gobierno Conte. Así, Letta sabe que, aunque el partido de Renzi se mueve en cifras muy bajas de intención de voto, la política municipal es otro mundo, y ahí Renzi tiene más fuerza de la que se piensa: por poner un ejemplo, su candidato en Sassari (segunda ciudad de Cerdeña) se llevó, en septiembre pasado, más del 20% de los votos. En lo que se refiere a Roma, Renzi tiene muy claro el candidato a apoyar: el exministro Calenda, quien formó parte de su Gobierno y también del de Gentiloni. Mientras, la candidata de Cinco Estrellas (la citada Raggi), no tiene ninguna posibilidad de revalidar mandato, y Roma, además de ser la capital del país, es una ciudad que en tiempos recientes ha estado gobernada por el centroizquierda (Veltroni o Marino son dos buenos ejemplos de ello) pero donde el centroderecha, de la mano de la romana Meloni, tiene ahora muchas posibilidades de ganar.

Veremos qué sucede en relación con todas estas candidaturas, pero lo cierto es que el PD tiene que recuperar la posición perdida porque ahora Cinco Estrellas se ha convertido en un competidor directo por el control del espacio de centroizquierda. Y todo ello sin olvidar que la dirigencia del partido, antes de encumbrar a Conte como líder de una posible coalición formada por PD, Cinque Stelle y LeU, exigirá la celebración de unas primarias de las que debe salir el cabeza de cartel. Fue así con Veltroni para las elecciones generales de 2008; igualmente con Bersani para las de 2013; y también con Renzi para las de 2018. Y aquí los cuadros dirigentes del PD querrán combatir la candidatura de Conte. 

Buena prueba de ello es que, tras abandonar el exministro Pier Carlo Padoan su escaño como diputado por Siena, la secretaria general del PD toscano (Simona Bonafe) se negó en redondo a que se cediera este a Conte, recordando que debía correr la lista y ser ocupada por otro que perteneciera al PD, ya que ese escaño lo había ganado el Partido Democrático en marzo de 2018 y no Cinque Stelle, partido al que pertenece Conte. Veremos en qué queda todo este asunto de la reorganización de un partido que ha vivido nada más que hasta tres escisiones (LeU, Italia Viva y Azione) en menos de un lustro y que ahora debe intentar recuperar parte del espacio electoral perdido.

Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor del Centro Universitario ESERP y autor del libro ‘Italia, 2013-2018. Del caos a la esperanza’ (Liber Factory, 2018). 

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