El Polisario frente a las cuerdas: la ONU nunca reconocerá el Sáhara Occidental como Estado independiente

En síntesis, el veterano dirigente saharaui viene a decir que la decisión de reanudar la guerra contra Marruecos tomada por la dirección del Frente en noviembre de 2020 ha sido el mayor error cometido por Brahim Ghali desde su colocación como secretario general del movimiento y presidente de la “República saharaui” en julio de 2016: “No se puede declarar una guerra cuando no se tienen ni se usan los medios para ganarla”.
Bachir Mustafá Sayed, hermano del fundador del Polisario El Uali Mustafá, miembro del Partido Comunista marroquí en sus años de estudiante en la Universidad Mohamed V de Rabat, es considerado como defensor de la vieja teoría de “guerra de guerrillas” en boga en las décadas 60 y 70 del siglo pasado en Asia, África y América Latina. Bachir ha criticado repetidamente a lo “revolucionarios de salón” y a los oportunistas incrustados en las filas del movimiento independentista saharaui, mostrándose partidario de la lucha armada y de las acciones de sabotaje con armas y explosivos de “los militantes del interior” en referencia a los territorios del Sáhara bajo administración marroquí.
Para contrarrestar el espejismo de “liberar el Sáhara con las armas” que predica en su artículo en la revista Futuro Saharaui, y que suscita malestar en las filas del Frente, Bachir promete “una adhesión de la República saharaui a la organización de Naciones Unidas”, algo absolutamente irrealizable y fuera de sentido.
Para admitir un nuevo país en la organización internacional, son necesarios una serie de requisitos. El Frente Polisario en la situación actual solo puede acceder al primero de ellos: escribir una Carta al secretario general de la ONU solicitando su admisión y aceptando las reglas de la organización internacional.
Respecto al segundo requisito, el Frente Polisario no lo podrá obtener. Y es que, una vez admitida la Carta al secretario general de la ONU, éste la trasmite al Consejo de Seguridad, que tiene que aprobar la admisión del nuevo miembro por 9 votos sobre 15, siempre que los cinco miembros permanentes del Consejo (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) hayan dado su “placet”. Algo que no ocurrirá: los Estados Unidos nunca darán su voto positivo para la admisión del Sáhara Occidental como nuevo miembro de la ONU y, probablemente, tampoco lo harán ni Francia, ni Gran Bretaña.
Pero es que aun en el hipotético caso de que el Consejo de Seguridad aceptase la demanda, éste tendría que trasladarla a la Asamblea General para su adopción. Y este procedimiento requeriría los dos tercios de miembros de la Asamblea, es decir 128 países de los 192 con que cuenta la ONU.
Y aquí viene el segundo impedimento imposible de resolver. En sus tiempos de mayor aceptación política, gracias al eficiente aparato diplomático de Argelia que ejerce como padrino del grupo independentista saharaui, la proclamada “República saharaui” (RASD) llegó a ser reconocida por 84 países. Después, a partir de los años 90 y en el primer cuarto de siglo actual, la RASD se ha quedado en la mitad de los reconocimientos formales, lo que dista mucho de los 128 votos positivos que exige la Asamblea General para aceptar al nuevo candidato.
Queda incluso un tercer impedimento que el movimiento independentista saharaui (separatista según la terminología utilizada por el Gobierno de Marruecos), no está en condiciones actualmente de superar. Y es que la ONU puede admitir el Sáhara Occidental en tanto que nación independiente, pero otra cosa distinta es aceptar que el Frente Polisario y su maquinaria gubernamental (la RASD) lo representen con exclusividad. Diferentes representantes de la Secretaría General de la ONU se han entrevistado repetidamente con representantes de corrientes saharauis que no están incluidas ni representadas en el Polisario, como el movimiento Jat Achahid, la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH), y en particular el Movimiento Saharauis por la Paz, liderados respectivamente por Mahayub Mohamed Salek, Messaud Ramdan y El Hach Ahmed Baricalah.
Ninguno de estos movimientos forma parte del Frente Polisario ni es asociado al mismo por sus dirigentes; lo mismo que diversas asociaciones de defensa de presos y desaparecidos en el Sáhara durante los llamados “años de plomo” durante el reinado de Hassan II. Aún en el hipotético caso de que la ONU reconociese el Sáhara Occidental como “nación independiente”, la organización mundial haría lo posible para que esta funcionase en base a criterios democráticos y de representatividad de todos sus componentes sociales, culturales y políticos, tal como ha hecho en el pasado con países como Angola, Mozambique, Nicaragua, Namibia, y tantas otras excolonias independizadas en la década de los 60 y 70 del pasado siglo.