La respuesta del Islam a problemas del mundo contemporáneo (34)

LA PAZ SOCIO-ECONÓMICA
Introducción
El Islam también ofrece consejos en las áreas donde se unen las esferas sociales y económicas. De llevarse a cabo en la práctica estas enseñanzas, se transformarían nuestros anocheceres y albas en crepúsculos de excepcional belleza.
“Y los que emplean sus riquezas para buscar el placer de Al’lah y fortalecer sus almas son semejantes a un jardín sobre un terreno elevado. Basta que la lluvia abundante caiga sobre él para que se dupliquen sus frutos. Y si no cae sobre él un fuerte aguacero, le basta con una lluvia ligera. Y Al’lah ve lo que hacéis”. (2: 266)
“Se ha hecho hermoso para los hombres el amor por las cosas deseadas: mujeres e hijos, montones atesorados de oro y plata, caballos que pastan, rebaños y cultivos. Esas son las provisiones para esta vida; pero es junto a Al’lah donde se encuentra una morada excelente”. (3:15)
La justicia económica según el capitalismo, el socialismo y el islam.
La justicia económica es un hermoso slogan. Aunque se ha intentado monopolizar por parte de algunos, excluyendo a otros, el slogan es común tanto a la sociedad capitalista de economía de mercado libre, como a la doctrina social científica del materialismo dialéctico: ambos hablan de justicia. Pero, con las debidas disculpas, lamentamos afirmar que ambas han fracasado en hacer plena justicia al principio de oro de la justicia económica; pero hablaremos de ello más adelante.
El concepto islámico de justicia absoluta es totalmente predominante y extenso. Abarca todos los aspectos de la enseñanza islámica. Pero no es eso todo, sino que el Islam da un paso más.
En el socialismo científico, se intenta nivelar el suelo económico de forma tan perfecta que no quede ningún altibajo. Si se riega, este suelo recibirá su parte por igual. No se plantea demanda alguna por parte de los que no tienen, ni amenaza a los poseedores por parte de los menos afortunados de la sociedad, de que les “roben” a la fuerza su “riqueza excedente”.
En la sociedad capitalista, se habla más de la igualdad de oportunidades, de terrenos igualitarios y de economías libres que de una distribución equitativa de la riqueza. De esta forma, se crea siempre un espacio para la demanda de derechos y la creación de grupos de presión como los sindicatos, etc. que buscan conseguir lo máximo del gobierno u otros capitalistas a favor del empleado y el obrero, que viven siempre con un sentimiento de privación.
Si se llevase a cabo de una manera ideal el socialismo científico, ningún sector de la sociedad sentiría en lo sucesivo la necesidad de plantear exigencias, pues tal sociedad sería, o bien lo suficientemente rica para distribuir equitativamente la riqueza nacional de acuerdo con sus necesidades, o bien tan pobre, al fracasar en satisfacer sus necesidades, que haría que cada miembro de la sociedad compartiera su miseria por igual. En ambos casos, se convertiría en una sociedad en la que las demandas ya no tendrían ningún papel significativo que jugar.
El sistema capitalista, por otra parte, está orientado hacia la demanda. Debe otorgarse a los sectores menos afortunados de la sociedad el derecho a expresar su insatisfacción y una oportunidad libre para ser escuchados: de ahí se deriva la necesidad de formación de grupos de presión, huelgas, lucha industrial, cierres o paros patronales etc.
El Islam trata de crear una actitud por la que a los gobiernos y a los ricos se les recuerde constantemente que deben establecer un sistema económico justo en pro de su propio interés definitivo. También se les exhorta constantemente a que miren por los derechos ajenos. No deben negarse al débil o al pobre sus derechos económicos fundamentales, tales como la libertad de escoger una profesión, la igualdad de acceso a las oportunidades y a los requerimientos básicos de la existencia. La falta de esta actitud especial ya ha causado mucha miseria, dolor y desorden en la historia de la lucha humana por la supervivencia. Por eso el Islam da mayor énfasis en “dar” que en “tomar” o “mantener”. Los gobiernos y los ricos deben velar continuamente para que un sector de la sociedad no quede privado de su derecho humano fundamental a vivir decentemente. Un Estado islámico auténtico hubiera sentido esta necesidad y adoptado las medidas adecuadas para su realización. Antes de que el dolor se convierta en gritos y protestas y antes de que la necesidad amenace la paz y el orden, debe ser retirada la causa del agravio y satisfecha la necesidad.
Aparentemente, en este aspecto, el Islam comparte su carácter con la sociedad socialista, pero, de hecho, la similitud es solamente superficial. El Islam alcanza dicha meta pero no a través de los métodos de coacción prescritos por el socialismo científico.
No podemos describir aquí con detalle la forma en que el Islam intenta alcanzar esta meta elevada, pero podemos mencionar brevemente que el modo en el que el Islam enfoca esta cuestión no es un modo exánime ni mecánico, como la filosofía del materialismo dialéctico. El sistema socialista islámico permanece profundamente arraigado a las leyes innatas de la psique humana.
Entre otras cosas, el Islam crea un entorno en el que la demanda de derechos para uno mismo da paso al respeto de los derechos de los demás. El nivel de conciencia y sensibilidad ante el sufrimiento de los otros seres humanos se eleva a tal grado, que los miembros de la sociedad en su conjunto se sienten más preocupados de lo que deben a la sociedad, que de lo que la sociedad les debe a ellos.
“Dad al obrero más de lo adeudado “ fue una continua exhortación del Santo Profeta (lpbD) a sus seguidores. ”Pagadle su salario antes de que el sudor se le haya secado”. “No impongáis tareas a vuestros empleados, tareas que no podáis realizar vosotros mismos”. “En la medida de lo posible, alimentad a vuestros sirvientes con lo mismo que alimentáis a vuestra familia. Proporcionadles ropas similares”. “No transgredáis contra el débil de forma alguna, o seréis responsables ante Dios”. “Para que no sucumbáis al falso orgullo, ofreced asiento a vuestros sirvientes, de vez en cuanto, en la misma mesa que ocupáis vosotros y servidles.” (Hadices varios)
Gastar por una buena causa incluso en la adversidad
Se hace hincapié en el respeto a la dignidad humana, en los términos más rotundos, en cada esfera de la vida. Los siguientes versículos del Santo Corán presentan el código de ética respecto a las necesidades del pobre y el necesitado y a la manera en que deben cumplirse.
La recompensa de Dios por el perdón es para:
“Los que gastan en la prosperidad y en la adversidad y los que reprimen su cólera y perdonan a los hombres; pues Al’lah ama a los que hacen el bien”. (3: 135)
El gasto por la causa del pobre
El concepto de limosna tal como se concibe en el mundo en general tiene una doble cara. Por un lado ensalza las cualidades del que entrega la limosna. Por otro lado crea una imagen embarazosa, si no desgraciada, del que la recibe. El acto por sí de recibir limosna degrada su condición. El Islam revoluciona este concepto.
El siguiente versículo del Santo Corán hace un análisis fascinante del por qué algunas personas son muy pobres y otras son ricas.
“Una parte de su riqueza comprende lo que debería pertenecer por derecho al que pide ayuda, el mendigo, y al que no puede, el pobre” (51:20)
El punto que generalmente se olvida es el uso de la palabra HAQ (derecho) que habla profundamente de la actitud de quien ofrece limosnas así como de la actitud de quien las recibe. Al que ofrece se le recuerda que lo que otorga al pobre, en realidad no le pertenece. Ha de existir un serio fallo en la economía, para que una parte de la gente se vea obligada a mendigar para su subsistencia. En un sistema económico sano, no ha de haber lugar para los indigentes, pues no hay razón genuina de tener que mendigar para sobrevivir. El mensaje que se transmite a quienes reciben limosnas, les recuerda que no han de sentirse avergonzados ni sufrir complejo alguno, pues, de hecho, Dios les ha concedido el derecho fundamental de vivir decente y honradamente. Así pues, todo lo que su aparente benefactor les ofrece, es su propio derecho, que, por una u otra razón, se había transferido al donador.
Como ya se ha mencionado anteriormente, las enseñanzas divinas están conectadas directamente con la naturaleza humana. Cualquier mandamiento que pudiera alterar el equilibrio, es contrarrestado con medidas correctivas.
(lpbD) – La paz y las bendiciones de Dios sean con él.
(Continuaremos en la entrega 35, desarrollando más el tema de la Paz Socio-Económica en base a las enseñanzas del Sagrado Corán).