Los de Ancelotti dominaron el partido, pero acabaron sufriendo en los minutos finales tras el error de Courtois

El Real Madrid pone el fútbol y baila al Atlético en el derbi

El primer derbi de la temporada llegaba enrarecido. El fantasma del racismo del fútbol de los 90 sobrevolaba el partido gracias a una bola de nieve que el autodenominado periodismo deportivo dice no haber dado forma ni lanzado cuesta abajo. 

Brasil pidiendo a gritos que Vinicius marcara. Desde Pelé a la cuenta de Twitter del Arsenal horas antes del Atlético de Madrid-Real Madrid en el Metropolitano. Ese estadio y ese club sufren desde hace años secuestrados por un sector radical de la afición que ya no quiere ni a sus propios jugadores. Cerezo vive en sus películas de vaqueros y Gil Marín solo piensa en vender y largarse. 

Por suerte, Simeone y Ancelotti pusieron cordura en un partido donde el Atlético se jugaba mucho más que el Real Madrid y eso que los blancos no eran líderes al inicio. Pero los de Ancelotti juegan a otra cosa, con otro ritmo, como si el fútbol no fuera con ellos. No se sabe si ganan o pierden. Solo juegan, percuten una y otra vez. Vuelan sobre el campo. Y cuando todo acaba, ríen, se hacen bromas y recuerdan las jugadas. 

Simeone sacó a Griezmann en el once inicial y se saltó todas las normas. Puso al club contra las cuerdas y le recordó a la directiva que el fútbol no entiende de cláusulas. Si los 90 minutos que jugó el francés le obligan a ser suplente en dos partidos, así será. Pero ya avisó de que el equipo juega mejor con él y el Real Madrid no era el rival para sentarle 60 minutos.

De todas formas, el Atlético de Madrid no es solo Griezmann. Es un equipo apagado que juega a lo que no quiere Simeone porque el argentino tiene demasiadas batallas abiertas. La otra es la grada, la que le pide pasárselo bien en la ribera de la M-40. 

Las ocasiones rojiblancas no causaron problemas a una defensa que se ganó el halago del propio Simeone al finalizar el encuentro. Ni Alaba, ni Militao, ni Mendy, ni Rudiger, ni Carvajal. Todos como un solo hombre defendían a un Joao Félix que parecía recién salido de la cantera del Benfica. 

Cuando el Atlético se cansó de llegar y de no sacar nada, fue el turno del Real Madrid. Cabalgada de Valverde y un pase magistral de Tchouaméni por encima de la defensa para que Rodrygo convirtiese el primero ante la mirada de Oblak, que volvía al equipo. 

Pasaron 18 minutos y la llegada Vinicius acabó en el palo para gloria de Valverde que allí estaba después de una subida en la que solo él creía para marcar el segundo gol. Por cierto, la definición fue con una fuerza extraordinaria, a medio metro de la línea de gol y con poco ángulo. Ya lo dice Ancelotti “tiene una piedra como pie”. 

El Madrid bailaba al Atlético. Lo hizo jugando al fútbol y se permitió hacerlo con el gol de Rodrygo. Allí fue Vinicius a demostrar que el problema de la grada rojiblanca no son las celebraciones del rival, son sus frustraciones hacia el equipo y hacia Simeone con un matrimonio que ya está roto. 

En la segunda parte el Real Madrid durmió el partido. Maniató al Atlético de Madrid que tampoco es que tenga demasiadas ideas para llegar arriba. Marcó el gol en un córner en el que Courtois mide mal y el balón pega en el hombro de Hermoso para acabar en el fondo de la red. 

La afición empujó al equipo, pero el propio goleador perdió la cabeza encarándose con Carvajal por una falta a Reinildo que solo buscaba eso, el descontrol de algún rojiblanco. No contento, Hermoso se enzarzó con Ceballos en un córner y el andaluz le puso teatro al golpe con una estrepitosa caída. Munuera Montero tragó y Hermoso se fue a la calle dos minutos y medio después de darle una posibilidad a su equipo para empatar el partido. Lo del ‘pupas’, otra vez. 

El Real Madrid salió líder del Metropolitano y sigue imparable ganando todo lo que juega en este inicio de temporada. Dejó al Atlético a ocho puntos y sumido en una crisis existencial que no tiene pinta de acabar bien. Este Atlético se parece más al que dejó Manzano antes de llegar el Cholo que al que ha ganado Ligas y ha jugado finales de Champions. 

Ahora la selección española avisa del primer parón. Dos amistosos antes del Mundial que desestabilizan a cualquiera y eso lo sabe Ancelotti. 

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