Las aerolíneas, aeropuertos y gestores de navegación aérea del mundo entero no alcanzarán las cifras de 2019 hasta mediados de la década

El "annus horribilis" para las líneas aéreas comienza a remontar de forma muy lenta

photo_camera PHOTO/Sky Airline - La actividad de las aerolíneas europeas se verá poco a poco favorecida por la importancia y crecimiento de los trayectos internacionales con origen o destino en el viejo continente

Las campañas de vacunación para intentar paliar y erradicar los efectos de la pandemia por COVID-19 son la gran esperanza del sector del transporte aéreo a escala mundial, que en 2020 ha atravesado la mayor crisis de su historia. 

La libertad de movimientos restringida en 221 países ‒prácticamente todo el mundo‒, ha provocado que el turismo mundial se haya derrumbado, el tráfico aéreo global se haya desplomado, los aeropuertos trabajen muy por debajo de sus posibilidades, los ingresos de las aerolíneas estén por los suelos, gran parte de las flotas de aeronaves estén en tierra y la mayoría de su personal se encuentre sin trabajo a la espera de tiempos mejores.

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Tal es la situación con la que ha concluido el pasado año que el director general ejecutivo de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac ha afirmado que “nadie sienta nostalgia por 2020. Si alguna vez hubo un annus horribilis para la aviación, ese ha sido 2020”.

Con las campañas de vacunación en marcha en muchos países, las expectativas para 2021 son optimistas pero no mucho mejores que las de 2020. Desde el punto de vista de Alexandre de Juniac, el proceso de recuperación “será largo” y “tardará años en llegar”. Según las previsiones de la IATA, el retorno al nivel del tráfico aéreo del año 2019 va a suponer atravesar un largo y tortuoso camino y no se producirá “hasta mediados de la presente década”.

Los últimos informes de la patronal confirman que 2020 se ha cerrado con un descenso global del tráfico de pasajeros “del 66,3% con respecto a 2019”, una brutal caída debida a las restricciones impuestas a los viajes, el cierre de fronteras, las medidas de cuarentena y el miedo a contagios en los aviones.

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2021 todavía será un año millonario en perdidas

La crisis del COVID-19 ha provocado un deterioro económico y social sin precedentes. A escala mundial, supone nada menos que la desaparición potencial de 46 millones de puestos de trabajo en las compañías de viajes y turismo. Solo las aerolíneas han acumulado unas pérdidas totales netas “próximas a los 118.500 millones de dólares”, cifra en la que coinciden la IATA y la OACI, la Organización de Aviación Civil Internacional, la agencia especializada de ONU. Es el resultado de haber efectuado 16,4 millones de vuelos en 2020 frente a los 38,9 millones de 2019, un hundimiento espectacular.

El año 2021 todavía acarreará notables pérdidas para las aerolíneas, que ambas organizaciones internacionales han cifrado en “unos 38.000 millones de dólares”, pero cuya incidencia negativa será distinta en las diferentes regiones geográficas. En la vieja Europa, por ejemplo, el último informe de la IATA confirma que la COVID-19 ha tenido un impacto “masivo” en sus aerolíneas, cuyo retorno a la actividad se verá favorecido por la importancia de los vuelos internacionales. Pero aun así será “gradual” a causa de una “lenta recuperación económica”, asegura la Asociación.

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Para 2021, el pronóstico de la patronal señala que las pérdidas netas se situarán en el entorno de los 11.900 millones. Así las cosas, las aerolíneas han aplazado la compra de aviones nuevos y han acelerado la retirada de sus aparatos más antiguos y menos eficientes, entre ellos el veterano Boeing 747 Jumbo e incluso de algunos de los más nuevos Airbus A380.

En contraste, 2020 se ha cerrado con 5 millones de vuelos (11,1 millones en 2019) y el 70% menos de pasajeros (1.700 millones de caída respecto a 2019), lo que según Eurocontrol ‒la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea‒ ha provocado 56.200 millones de euros de pérdidas netas para las aerolíneas, aeropuertos y gestores de tráfico aéreo.

A finales del año que acaba de concluir, el 51% de la flota europea ‒nada menos que 4.118 aviones de un total de 8.048 aparatos‒ estaba aparcada en diferentes aeropuertos del viejo continente y de otras latitudes. La lista de aparcamientos masivos en Europa está encabezada por los aeropuertos de Madrid-Barajas, Estambul y Teruel.

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Clara tendencia al alza en Asía y América del Norte

Un ejemplo de la brutal caída de la actividad aeroportuaria es Londres. Considerada la ciudad mejor conectada del mundo, la pandemia ha provocado que haya "perdido el 67% de su conectividad". Hoy, la capital del Reino Unido ocupa la octava posición mundial”, ha recalcado Alexandre de Juniac ante los directivos de la aviación británica, tejido económico del que han desaparecido o están en riesgo de hacerlo 850.000 puestos de trabajo. En los aeropuertos de las islas se han eliminado 1,3 millones de vuelos, el 61%).

En cambio, las aerolíneas de América del Norte gozarán en 2021 de una curva de ascenso “rápida, en comparación con otras regiones”, pronostica la IATA, gracias a que sus grandes mercados domésticos impulsarán la mejora, pero siempre que se logre frenar la pandemia. No hay que olvidar que las norteamericanas eran las compañías aéreas con mayor volumen de tráfico antes de la crisis, y que su caída de pasajeros ha sido del 66%, lo que les ha originado unas pérdidas netas de 45.800 millones de dólares. 

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Asia-Pacífico ha sido la primera región en comenzar a remontar. China e India ya se están beneficiando del progresivo ascenso de sus grandes mercados nacionales, a lo que ha contribuido el estímulo de la demanda que han aplicado sus aerolíneas, que están inmersas en un proceso de reducción de tarifas. No obstante, las pérdidas netas en el año en curso se sitúan en el umbral de los 7.500 millones de dólares, muy por debajo de los 31.700 millones de dólares evaporados en 2020 por un descenso del tráfico del 62%.

Por el contrario, el deterioro que vienen sufriendo las compañías aéreas de Oriente Medio se prolongará y la recuperación se retrasará a lo largo del presente y próximos años. Los principales motivos que arguye la IATA son la “carencia de grandes mercados domésticos y su fuerte dependencia de las conexiones con vuelos internacionales”. La COVID-19 se cebó en las aerolíneas de la región, al estar algunas de ellas inmersas en un proceso de reestructuración y recorte del número de rutas, todo lo cual redujo su facturación un 73% y ha originado 7.100 millones de dólares en números rojos.

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El impacto de la pandemia en Iberoamérica y África se ha visto agudizado por el difícil contexto económico de ambas regiones. En América del Sur, la demanda se ha reducido el 64%, lo que ha representado unas pérdidas netas de 5.000 millones de dólares. El número de pasajeros en África se ha reducido el 72%, lo que supone una caída de 2.000 millones. La previsible mejora para 2021 será lenta y registrará unas pérdidas netas cercanas a los 3.300 millones de dólares en el continente sudamericano, algo menos de 1.000 millones en el africano.

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