La caída del precio del petróleo y la pandemia de la COVID han propiciado que el país apueste por nuevos sectores económicos para conseguir frenar su dependencia del crudo y del gas

Argelia apuesta por la venta de participaciones con el fin de diversificar su economía

REUTERS/RAMZI BOUDINA - Oficina del Banco de Argelia en Argel

Argelia busca diversificarse económicamente y reducir su alta dependencia en sus recursos energéticos. En una de sus nuevas estrategias por reducir su dependencia del petróleo y el gas, Argelia tiene la intención de vender participaciones en empresas estatales y bancos como parte de un nuevo plan de Estado para reformar la economía.

Así lo ha anunciado el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, después de ordenar a su Gobierno vender participaciones en empresas estatales y bancos. En un comunicado, Tebboune confirmaba que, con el novedoso plan de “privatización”, se tratará de “buscar soluciones efectivas, abrir el capital de las empresas públicas, incluidos los bancos, y alejarse de la gestión administrativa”. 

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Sin embargo, aun se desconoce la cantidad de empresas que estarán incluidos en el plan y qué bancos serán los afectados por las nuevas medidas. En este sentido, en Argelia, existen seis bancos estatales que representan alrededor de los 95% activos bancarios totales.

Como consecuencia de la caída del petróleo, el país norteafricano está experimentando fuertes presiones económicas y financieras en las que la propagación de la pandemia no ha contribuido a solventar de forma rápida la situación. Así ha quedado reflejado en el presupuesto general de Argelia este año, tras registrarse un déficit histórico de unos 22.000 millones de dólares. 

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La casi total dependencia económica de la nación argelina tanto respecto al crudo como al gas ha sido una de las principales causas por las que el país se encuentra atravesando una importante crisis económica. En otros sectores, como es el sector turístico, el turismo no supera el 10% del PIB nacional, según los datos ofrecidos por la Organización Mundial del Turismo. Junto a esto, la Comisión Económica para África (CEPA) califica como “débil” el nivel del comercio argelino en comparación con el resto de la comunidad económica regional. Además, a pesar de que el norte de Argelia se caracteriza por poseer extensas explanadas verdes y fértiles, la agricultura representa el 12,2% del PIB del país.

Estos datos reflejan la escasa inversión de Argelia en el resto de los sectores, centrándose de manera casi exclusiva en sus recursos energéticos. En esta línea, el país argelino es el décimo mayor productor de gas a nivel mundial. Además, Argelia se ha posicionado como el decimocuarto país dentro de la clasificación de países con mayores reservas de petróleo.  

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Las consecuencias de la pandemia del coronavirus sumadas a las presiones económicas y financieras derivadas de la caída del precio del crudo han propiciado que Argelia esté atravesando una delicada situación económica debido a su alta dependencia en los recursos energéticos, lo que hace que la caída de los precios en estos sectores se vea altamente reflejado en la economía argelina a escala nacional.

Este año, el presupuesto general de Argelia ha registrado un déficit histórico de unos 22.000 millones de dólares. En este aspecto, el pasado año se registró una tasa de desempleo de un 13%, llegando a alcanzar el 23% entre los graduados universitarios y el 27% entre los jóvenes.

Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional advirtió el pasado mayo que el panorama económico de Argelia era “desolador”, debido a que el país necesitaba subir los precios del petróleo para conseguir ajustar los balances financieros del Estado. En este aspecto, el Fondo esperaba que la deuda pública ascendiera a más del 63% frente al 53% del año pasado. 

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El pasado julio, ante el descontento poblacional reflejado en las elecciones legislativas con una abstención del 77%, el presidente Tebboune nombró al exgobernador del Banco de Argelia Aïmen Benabderrahmane como primer ministro, en sustitución de Abdelaziz Djerad, además de seguir conservando funciones en el Ministerio de Finanzas.

Benabderrahmane, al frente ahora de la coordinación de la actividad del Gobierno, enfrenta nuevos desafíos en materia económica y social, entre los que destacan la búsqueda de alternativas económicas a la renta petrolera, el aumento de la factura de las exportaciones de productos distintos de los hidrocarburos a más de 5.000 millones de dólares, sin olvidar la escasez de agua que presenta el país como consecuencia de la sequía y los constantes cortes de energía.