El presidente de CESCE, Fernando Salazar, asegura que el sector exterior será clave para salir de la crisis, pero la recuperación será desigual y estará sometida a fuertes incertidumbres

Fernando Salazar: “La recuperación vendrá, como siempre, de la mano del sector exterior”

photo_camera PHOTO/ATALAYAR - Fernando Salazar, CESCE

El 17 de marzo, sólo tres días después de que el Gobierno de España anunciara el estado de alarma, con un confinamiento total de la población española para frenar la propagación del coronavirus, el Gobierno, a través de la Cuenta del Estado gestionada por CESCE (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación), ponía en marcha todo un engranaje de seguros para dar cobertura a las empresas españolas. 

CESCE, una empresa de propiedad estatal (50,25%) y con el resto del accionariado integrado por bancos y aseguradoras (49,75%), cumple este año su 50º aniversario. Empresa de seguros de mayoría pública, pero con una presencia y actividad privada muy fuerte, centra su actuación en los seguros de crédito y caución y, en especial, en los seguros destinados a apoyar la internacionalización de las empresas. En su día a día, CESCE opera por Cuenta Propia, como una empresa más del mercado, pero también opera por Cuenta del Estado, como ECA (Export Credit Agency), gestionando en exclusiva los riesgos derivados de la internacionalización. El año pasado, CESCE aseguró por cuenta propia el cobro de ventas, tanto en España como en el exterior, por valor de 38.000 millones de euros y emitió seguros por Cuenta del Estado por valor superior a los 3.000 millones de euros, cubriendo en particular los riesgos políticos, extraordinarios y riesgos comerciales no asegurables por el mercado de las operaciones en el exterior de las empresas españolas. En suma, CESCE es una compañía de gran tradición y prestigio, crucial en estos tiempos, sobre todo, en regiones como Iberoamérica, África y Oriente Medio.

En estos momentos, ¿cuáles son las principales actuaciones de CESCE?

CESCE hace posible que las empresas, cuando exportan, cobren, lo que no es poco. Si el exportador exporta y no cobra, no le sirve de nada exportar. Debe asegurarse de que pueda vender cobrando a plazos con garantías. Y eso es lo que hacemos. Si el cliente no paga la factura, CESCE se la abona con unas condiciones y con unos porcentajes determinados en el condicionado del seguro. Por ejemplo, el año pasado aseguramos ventas por Cuenta Propia, en España y en el exterior, por 38.000 millones de euros. El conjunto del sector en España aseguró ventas por 200.000 millones de euros, un 17% del PIB, lo que convierte al seguro de crédito en una gran industria, muy desconocida, pero esencial para dar seguridad a nuestras empresas. Las aseguradoras en este sector somos muy eficientes, ya que competimos en un mercado, el de seguro de crédito entre empresas, muy especializado, pero con un grado de competencia muy elevado, casi feroz. En nuestro país somos varios actores, algunos muy fuertes, con grandes grupos internacionales detrás. Pero en CESCE mantenemos una cuota de mercado en España cercana al 20% y estamos especializados en ofrecer soluciones personalizadas e innovadoras a nuestros clientes. Tenemos filiales en el exterior, principalmente en Iberoamérica, pero, sobre todo, somos los propietarios de una gran empresa de información de riesgo comercial, Informa D&B, con tanta importancia como la matriz: dispone de información de 400 millones de empresas, una información que actualiza 375 millones de veces al día. Son datos que, sinceramente, me impresionan.

Y, por último, pero no menos importante, ya que es nuestra esencia, gestionamos en exclusiva los seguros de exportación por Cuenta del Estado. Somos la ECA (Export Credit Agency) española, con una cartera de operaciones vivas superior a los 16.000 millones de euros. Apoyamos las operaciones de empresas españolas en el exterior, a través de un abanico de pólizas por Cuenta del Estado, como las de crédito comprador, de avales, de circulante, de obras o de crédito documentario.

Fernando Salazar, CESCE

¿Cualquier empresa puede acceder a los servicios de CESCE?

Sí. En noviembre hemos sobrepasado los 11.000 clientes y la gran mayoría de ellos son pymes. El seguro de crédito privado está pensado para cubrir las transacciones entre empresas y su mayor demandante son las pymes. Desde CESCE intentamos facilitárselo. El año pasado, sacamos, por ejemplo, una nueva póliza denominada ‘CESCE Fácil’, de gestión muy simple: basta dar el NIF, hacemos una comprobación en INFORMA, se firma y se abona la póliza y CESCE pasa a asegurar hasta el 70% del importe de las ventas. Y si, además, declaras tus ventas y tus clientes, la cobertura del seguro sube el 85%. Está pensada para empresas que facturan menos de cinco millones y se puede gestionar totalmente online.

En este contexto de extrema incertidumbre, y a la espera de una vacuna, las empresas han sido muy cautelosas, se han cancelado algunos proyectos de inversión ¿Cómo ve y enfoca CESCE la situación de riesgo económico-político y de mercado en la que nos encontramos?  

Es cierto que estamos en una situación muy compleja, con mucha incertidumbre y eso hace muy difícil planificar los negocios y, en particular, las inversiones. Muchas empresas se están concentrando en sobrevivir y no es poco. 
Asistimos a una crisis sanitaria de tal magnitud que nos obliga a remontarnos cien años atrás, como poco, para encontrar algo parecido. Estamos ante una situación única, muy grave, donde el mundo se paró por completo: 4.000 millones de personas nos quedamos confinadas. Con la irrupción de la COVID-19, se interrumpieron la demanda, la oferta, la producción, las cadenas de valor, etc. Las empresas descubrieron el riesgo de depender de un solo proveedor y, además, tan lejano. Las consecuencias han sido dramáticas. Hay un dato muy elocuente del Banco Mundial: hasta ahora nunca había habido más del 80% de países en recesión al mismo tiempo, cifra que se alcanzó en la Gran Depresión. Ahora han entrado en recesión el 93% de países del mundo.

Lo bueno de una empresa como la nuestra es que tenemos instrumentos y sistemas que nos permiten ver, antes que los demás, algunas tendencias que otros aún no detectan. Podemos anticiparnos. Y eso permite que nos adaptemos a la incertidumbre y diseñemos mejores respuestas frente a los riesgos. Muchas de nuestras últimas iniciativas van en este sentido y tenemos bastantes más “en la cocina”.

Es obvio que nuestra recuperación se enganchará a la de aquellos países cuya recuperación sea más rápida. Nos recuperaremos vía sector exterior, vía exportaciones: conforme se reactive la demanda en dichos países, empezarán a crecer nuestras exportaciones hacia ellos y empezarán a tirar de nuestra economía. Un ejemplo es Asia, donde la recuperación está llegando en primer lugar. China ya ha vuelto a crecer. Y donde crece el mercado, crece la exportación. Fíjese que nuestras exportaciones a China en los nueve primeros meses de 2020 están creciendo al 20%. Pero también es obvio que la recuperación será desigual y estará sometida a incertidumbres. Hasta hace pocos días, con la segunda oleada de la COVID-19, algunas previsiones para el último trimestre estaban cambiando de signo. Y, desde que se ha anunciado la efectividad de las primeras vacunas, han cambiado drásticamente las expectativas de los mercados. Nos vamos a tener que acostumbrar a estos vaivenes.

Fernando Salazar, CESCE

¿Cómo han reaccionado los Gobiernos?

Frente a una recesión global tan importante, con caídas del PIB más acentuadas que en la Gran Depresión, los Gobiernos han reaccionado rápida y contundentemente. El BCE ha suministrado liquidez desde el minuto cero y el FMI ha actuado con una gran celeridad. La UE ha aprobado un plan de rescate importantísimo, no exento de debate e incertidumbre, es verdad, pero con unos fondos de 750.000 millones de euros, y una mutualización de la deuda comunitaria totalmente innovadora. Los planes nacionales también han sido rápidos y contundentes. Se debate mucho sobre el plan adoptado por España, pero cuando comparamos los apoyos españoles con los de países similares, salimos bastante bien de esa comparación, y destaco, en particular, la importancia de las líneas de liquidez del ICO.

¿Saldremos los países de esto solos o es imprescindible estar dentro de una unión de países como lo es la UE? Pensando en el proteccionismo implantado por Donald Trump, con respecto a terceros países y en los conflictos fronterizos.

Hasta hace poco estábamos acostumbrados a la globalización y a las facilidades para los negocios y los viajes que ésta conlleva. Y de repente estamos padeciendo restricciones al comercio y a la movilidad de todo tipo. Hay, por ejemplo, restricciones a la movilidad en frontera e interrupciones dentro del territorio nacional o de nuestro propio municipio. Todo esto afecta muchísimo a un país tan turístico como el nuestro, que necesita de la apertura de fronteras para sobrevivir. En realidad, España es muy dependiente de su sector exterior. Somos el segundo país de la UE más exportador de bienes y servicios en proporción a su PIB. Con esa dependencia, no podemos salir solos de la crisis. Necesitamos estar englobados en un área que facilite los movimientos, de personas, mercancías y capitales, como la Unión Europea.

En cuanto al proteccionismo, llueve sobre mojado. Ya había una tendencia proteccionista antes de la llegada del virus. La opinión pública se focalizaba en Donald Trump y en la ‘guerra comercial’ chino-americana pero el asunto era más complejo, no era sólo comercial sino, además, geopolítico y tecnológico y la tendencia proteccionista era más global y se veía en distintos países y niveles. 

La pandemia puede agravarlo y, ¿por qué no?, ayudar en ciertos aspectos. La COVID-19 hace replantearse las cadenas de valor y tiende a acortarlas. La combinación de ambas va a llevar a lo que se conoce como on-shoring, que la producción vuelva gradualmente a tu propio país, o near-shoring, que vuelva a países cercanos dentro de tu propio entorno económico, tipo la UE, o países con acuerdos de asociación y de libre comercio. Y esto, a la otra orilla de nuestro querido mar Mediterráneo, a países como Marruecos, por ejemplo, les puede favorecer mucho. 

La UE es un refugio frente al proteccionismo exterior y un gran valedor del libre comercio en las negociaciones con terceros países. Además, con una política monetaria europea tan importante como la que estamos viendo, con semejante plan de reconstrucción, con la mayor flexibilidad que se ha introducido en las ayudas de Estado, soy optimista con que Europa pueda salir conjuntamente de la crisis.

Fernando Salazar, CESCE

Pensando en nuestras empresas, CESCE ha desempeñado un papel importante en la crisis del COVID-19 con la línea de cobertura para créditos de circulante, línea que es complementaria con la del ICO. ¿Cómo está funcionando esa línea, qué grado de utilización tiene, está la banca efectivamente otorgando suficiente liquidez? 

Comprendo que el hecho de que las líneas de liquidez se tramiten a través del sistema financiero pueda generar opiniones a favor y en contra y que pueda surgir la duda de si la banca está haciendo lo suficiente. Pero, aquel fin de semana que pasamos confinados en casa, poniendo en marcha las líneas a la mayor velocidad posible (el estado de alarma se decretó el 14 de marzo y las líneas salieron en el RDL del 17 de marzo), pensamos que era sano que se articularan a través del sistema financiero y no que actuáramos en paralelo a los bancos. Y lo seguimos pensando. 

Una cosa que aprendimos de la crisis anterior es que no se podía operar en paralelo al sistema financiero, sino que había que operar apoyándonos en el sistema financiero. La línea se diseñó, por tanto, para que se canalizara a través de los bancos y que fueran ellos los que recibieran las solicitudes, las filtraran y retuvieran una parte del riesgo, en torno al 30%, algo que nos parece muy sano. 

En general, las líneas han funcionado muy bien. La de CESCE es complementaria a la de ICO, mucho menor pero centrada en empresas exportadoras. Con ella, se han suscrito 752 operaciones de cobertura de crédito circulante, 464 de ellas para Pymes, con 1.377 millones de euros en créditos bancarios movilizados. Y acabamos de activar el segundo tramo que, tras pocos días en funcionamiento, lleva 25 operaciones registradas, y en proceso de contratación, por un importe de crédito de 160 millones de euros.

Creo que nuestra respuesta ha sido apreciada por las empresas exportadoras. De hecho, el Club de Exportadores nos acaba de dar un premio al personal de CESCE, ICO y COFIDES por nuestra rápida y extraordinaria reacción ante la pandemia. Siempre he estado orgulloso de la gente que trabaja en CESCE, pero con la pandemia se han superado. Han dado lo mejor de ellos mismos para ayudar a las empresas españolas y es justo reconocérselo.

Al no existir esa cobertura del 100%, el banco quizás pudiera establecer unas condiciones más elevadas de financiación.

Puede ser, efectivamente, pero las condiciones monetarias generales son muy laxas y hay una fuerte competencia en el mercado financiero, por lo que no veo un gran riesgo de encarecimiento del crédito. Veámoslo de otra forma. Lo que el banco sí hace es aceptar un riesgo por el que va a tener que asumir un 30%. Por ello se cuida mucho de que ese riesgo sea “sano”, manteniendo, espero, la siniestralidad en niveles aceptables. Una siniestralidad que, de momento, no ha aparecido y que deberá ser menor en el caso de la línea de CESCE, dado que nosotros nos centramos en el segmento de empresas exportadoras. Estas empresas están acostumbradas a operar en mercados internacionales, en condiciones muy competitivas, y tienen su demanda más diversificada en distintos países. Salvo contadas excepciones, suelen ser un buen riesgo. 

¿A qué nivel se encuentran ustedes en términos de cobertura de riesgo país en lo referente a límites país o techos de cobertura por país, y a agilización y tramitación de dicha cobertura en las operaciones a corto medio y largo plazo? 

Siempre se habla de techos de cobertura y se centra el debate en algún techo en particular, pero se tiende a olvidar que hay tres situaciones básicas de cobertura:

Una primera es la cobertura abierta sin restricciones, donde no hay techos ni restricciones a priori, situación que engloba a un enorme conjunto de países. El límite de cobertura sólo depende de las características de cada operación. En África, zona que a ustedes les interesa mucho, hay varios países sin techo, como son los casos de Namibia, Botsuana, Sudáfrica y Marruecos.

Una segunda situación es allí donde el riesgo es medio-alto y se puede conceder cobertura, pero hasta un cierto límite. Aquí aparece el famoso “techo”. En algunos países hay un exceso de demanda para ese límite y el techo se satura. Es el famoso techo de Angola, por ejemplo, aunque últimamente no esté tan saturado. Pero no olvidemos que también hay muchos techos sin usar completamente como, por ejemplo, los de Ghana, Costa de Marfil, Senegal, Ruanda, y que no hay cola y están abiertos a todas las empresas que nos presenten operaciones viables.

La tercera situación sería la de una política de cobertura cerrada por distintos motivos (conflictos, impagos, insostenibilidad de la deuda, etc.), algo que desgraciadamente se da en varios países africanos. Incluso existe una cuarta situación, donde no hay demanda ni tradición suficiente para establecer una política de cobertura, pero la estableceremos con gusto cuando tengamos operaciones en dichos países.

Otro tema es la agilidad en la tramitación de las operaciones. Muchas empresas se quejan de esto, con cierta razón. Estamos haciendo esfuerzos para reducir estos plazos que, en muchos casos, no dependen de nosotros. En particular, últimamente se han cambiado las atribuciones en la gestión de operaciones por Cuenta del Estado. En el caso de las operaciones de hasta 10 millones de euros, ahora las puede aprobar directamente CESCE. Entre 10 y 30 millones de euros, las operaciones se llevan a lo que se denomina CRE virtual (Comisión de Riesgos del Estado virtual, de carácter semanal). Y a partir de 30 millones de euros, van a la CRE presencial, de carácter quincenal. En fin, sabemos que hay un problema de agilidad, pero estamos resolviéndolo y hemos mejorado mucho.

Varios países de Iberoamérica (Brasil, México, Perú, Colombia), presentan un alto riesgo político y social y una alta exposición a la crisis del COVID-19. Entre las 15 economías con peores resultados (es decir, con un descenso del PIB de al menos un 7% en 2020 frente a 2019), siete se encuentran en Iberoamérica. ¿Cómo ven en CESCE la región en estos momentos teniendo en cuenta la importante presencia de empresas españolas?

CESCE está muy presente en Iberoamérica, donde concentramos prácticamente toda nuestra presencia internacional. Es verdad que tenemos una inversión minoritaria en Marruecos y una sucursal en Portugal, pero todas las demás filiales de CESCE están en Latinoamérica. Actualmente estamos en cinco países: México, Brasil, Colombia, Perú, y Chile. Teníamos otra filial en Argentina, pero se ha vendido tras años de pérdidas y estamos en la última fase de vender Venezuela, por motivos obvios. Dada esta importante presencia en la región, seguimos muy de cerca y con cierta preocupación la situación allí. 

La región ya arrastraba problemas desde hace unos años por la caída de los precios de las materias primas. El problema de fondo es que no han logrado una verdadera diversificación, pues siguen siendo muy dependientes de las exportaciones de bienes primarios, a pesar de haber avanzado en industrialización y servicios. Esa caída de precios ha provocado una ralentización de su crecimiento, un recorte en políticas sociales, generando malestar social y provocando situaciones como los disturbios que estallaron en los últimos meses de 2019. Todo ello se ha agravado con la COVID-19, generando a una situación muy compleja. La caída del PIB en la región será importante y las consecuencias serán severas. Pero la situación debe mejorar el año próximo y el FMI le da un crecimiento del 3% en 2021. No es mucho, pero es un inicio.

¿Cómo ha afectado la pandemia en África?

Se temía una explosión de la pandemia en África, pero es probable que la pandemia en África no esté teniendo un impacto tan duro como pensábamos a priori. De hecho, puede que África esté socialmente más preparada de lo que parecía para una pandemia de este tipo, por su experiencia previa y recurrente con las epidemias. No lo sé a ciencia cierta, no soy un experto en estos temas, pero veo que muchas previsiones y apriorismos se están cayendo respecto al continente africano. 

Lo que es innegable es que África viene de unos niveles de deuda muy altos y, como otras zonas del mundo en desarrollo, afronta una importante caída del precio de las materias primas que exporta. La iniciativa del G-20 va a suponer un alivio temporal del pago de la deuda externa para varios países de la región, pero no debemos olvidar que la iniciativa HIPC (Heavily Indebted Poor Countries) exigió importantes condonaciones de deuda por parte de los Gobiernos acreedores. Todo ello hace que tengamos que ser prudentes en la cobertura de créditos, sobre todo, en aquellos países con situaciones complejas de deuda, lo que el FMI llama DSAs (índices de sostenibilidad de la deuda) altos o extremos.

Yo creo que no debemos centrarnos en los países que tienen más problemas. No olvidemos que hay países en África que, a priori, no presentan problema alguno para la cobertura de CESCE por Cuenta del Estado, como los que mencioné anteriormente, y otros donde hay abundante saldo disponible en los techos de cobertura. En resumen, la política de cobertura con África no es tan restrictiva como parece y, desde luego, África es un continente repleto de oportunidades para nuestras empresas.

¿En Marruecos disponéis de una filial?

No es tanto una filial sino una inversión que quisiéramos que se transforme en una filial, si el Gobierno marroquí quiere. Tenemos el 23% del capital de SMAEX, la sociedad marroquí similar a CESCE, pues gestiona los seguros por Cuenta del Estado marroquí y también tiene seguros por Cuenta Propia. Somos un inversor minoritario e institucional, es decir, no tenemos la gestión. Nuestro objetivo en Marruecos sería aumentar nuestra participación y gestionar la compañía para que dé un gran salto adelante en el entorno tan competitivo que se ha generado en Marruecos, adoptando nuestros sistemas, equipos, productos y saber hacer en beneficio del desarrollo de este mercado.

¿Oriente Medio? ¿Hasta qué punto la bajada del crudo puede haber influido en vuestra cobertura?

No olvidemos que al principio de la crisis se dio una situación poco entendible: una cotización negativa del petróleo. El precio futuro del West Texas Intermediate era de -40 dólares, es decir, tú te llevabas mi barril y no me pagabas nada, sino que yo te tenía que pagar 40 dólares. Era absurdo. 

Esto asustó muchos a los mercados y pensamos, por un momento, que iba a poner en jaque a esa industria y a los países que viven de ella. Pero aquello fue una situación coyuntural, muy de corto plazo, que reflejaba que la demanda se había hundido y que a la producción no le estaba dando tiempo a ajustarse. Sobraba petróleo en el mercado y no había dónde almacenarlo, de ahí aquellos precios.

Ahora el Brent cotiza por encima de 40 dólares, que es mucho más razonable. Muchos países ya han ajustado sus cuentas, inversiones y programas a esa cotización. Ya no reina el shock de antes. Eso sí, este precio del crudo afecta a la demanda potencial de muchos países de Oriente Medio y a otros, como Rusia, que podrían demandar mucho más si la cotización fuese otra. Pero este precio es producto de la actual situación del mercado, pues no hay que olvidar que, actualmente, un 93% de los países están en recesión. Conforme vayan saliendo, se irá reflejando también en el precio del crudo.

Por nuestra parte, en general, no hemos ajustado las políticas de cobertura con estos países, más allá de los cambios de clasificación que haya acordado el grupo de expertos en riesgo país de la OCDE. Pero estos cambios afectan al precio de la cobertura, no a la política de concesión de riesgos.

La tensión en el Mediterráneo entre Grecia y Turquía, entre Francia y Turquía, esa bolsa de gas que todos quieren… ¿cómo lo ve CESCE?

Es sin duda un riesgo añadido. En esa zona ya asistíamos a un conflicto israelí-palestino que venía de largo, una rivalidad entre chiíes y suníes, muchas connotaciones regionales. Ahora llega la irrupción de Turquía en el tablero e incluso, a veces, parece que está intentando rememorar su antiguo Imperio Otomano. Turquía está ocupando espacios que han dejado vacíos otras diplomacias e inteligencias, y está siendo muy activa en Libia o Siria. Esto lógicamente genera tensiones. El tablero de juego en Oriente Medio estaba complicado y ahora lo está más.

Fernando Salazar, CESCE

¿Qué más tendrían que hacer lo gobiernos para apoyar la exportación que en el periodo de crisis anterior 2008 de alguna manera contribuyó a que las empresas pudiesen sobrevivir?

La exportación es lo que siempre ha sacado a España de la crisis. No hay más que hacer un repaso a nuestra historia económica. La diferencia es que antiguamente teníamos la peseta, que podíamos devaluar para incrementar nuestra competitividad y acelerar el proceso de recuperación. 

En la crisis del 2008, sin embargo, nos encontramos con que no había peseta, por lo que no disponías del factor corrector de la devaluación. Además, el ajuste presupuestario tan importante al que estábamos sometidos hacía que el sector público no pudiera incrementar su apoyo presupuestario y financiero a la exportación para ayudar a tirar del carro. A pesar de ello, las empresas españolas salieron, exportaron, se internacionalizaron y tiraron de la economía nacional. Pero lo cierto es que llevaban muchos años sentando esas bases, pues habían iniciado el proceso desde que España entró en la Comunidad Europea. La UE nos trajo la competencia a casa y ello nos obligó a salir de nuestras fronteras para contrarrestar esa competencia. Y la crisis aceleró ese proceso, haciendo que la exportación fuera un factor decisivo en nuestra recuperación.

Hoy tenemos más de 160.000 empresas exportadoras y somos el segundo país de Europa que más bienes y servicios exporta en relación con el PIB, por detrás de Alemania. Como en la última ocasión, la Administración no tiene barra libre para apoyar a las empresas, pero es consciente de la importancia de la exportación y está claro que procurará apoyarla al máximo, focalizando sus esfuerzos por sectores y países. Sin ir más lejos, el Gobierno de España acaba de presentar un Plan de Choque de apoyo a la Internacionalización dotado con 2.643 millones de euros. De ellos, 2.500 millones de euros son gestionados por CESCE, una prueba de nuestra importancia en el conjunto de instrumentos de fomento financiero a la internacionalización.

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