Marruecos se postula como la solución energética para Europa
Marruecos aparece como una de las primeras opciones que baraja Europa para paliar las consecuencias de la crisis energética que azota el continente desde hace más de un año. La invasión rusa de Ucrania trajo consigo una imperiosa necesidad de nuevas fuentes de energía. El bloqueo a Rusia ha obligado a los países europeos a buscar alternativas que puedan evitar el ahondamiento de la crisis. Y es en ese contexto en el que Rabat aparece en lo alto de la lista de posibles soluciones gracias a las ventajas con las que cuenta el reino alauí por sus características climáticas.
Desde el Reino llevan tiempo trabajando en una serie de iniciativas que impulsen las energías verdes, una necesidad acuciada por la escasez de combustibles fósiles en el país. No obstante, esa rapidez en el desarrollo de energías renovables se presenta ahora como una gran oportunidad tanto para Marruecos como para Europa de estrechar sus lazos. La existencia de cableado eléctrico submarino entre España y el Reino a través del Estrecho de Gibraltar es un aliciente más para ello, unido al factor solar. En Europa quieren aprovechar esa ventaja con la que cuenta el norte de África en comparación al Viejo Continente y poder sacar partido a la gran recepción de luz que pretenden convertir en energía verde.
Nasser Bourita, ministro de Relaciones Exteriores marroquí, ya aseguró a finales del año pasado que “la cuestión de la seguridad energética, o la cuestión de la soberanía energética, es más que nunca una consideración importante”, tras firmar la asociación verde. Gracias a esta, la Unión Europea se comprometió a invertir en proyectos energéticos verdes. Esto debido en buena medida a que Europa, por sí misma, no cuenta con “el potencial para crear las dimensiones de la energía renovable que necesitamos”, según el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en la comparecencia conjunta con Bourita.
La asociación entre Marruecos y Europa tiene grandes ventajas para ambas partes. De hecho, consideran que los proyectos que se pretenden poner en marcha en el norte de África podrían satisfacer hasta un 15% de la demanda de electricidad de Europa. Algo que en gran parte se debe a las amplias zonas desérticas en las que se pueden desarrollar megaproyectos con una facilidad mucho más grande de la que tiene Europa. Uno de los ejemplos más claros es el proyecto solar llevado a cabo en el desierto cerca de la ciudad de Ouarzazate. Se trata de la planta de energía solar concentrada más grande del mundo y sus espejos se extienden por más de cinco millas.
Se estima que esta planta de energía solar es capaz de generar 1.500 gigavatios hora al año, o lo que es lo mismo, algo menos de un tercio de la producción de la planta de energía nuclear más pequeña de Estados Unidos. Uno de los factores más importantes en esta asociación es la ausencia de barreras prácticas que existen. Los expertos consideran que las condiciones para ampliar la colaboración entre Europa y Marruecos en materia energética son difícilmente mejorables. La posibilidad de expandir proyectos solares en el Reino en tierras cuyo valor económico no es excesivo, así como la facilidad para transportar esa energía al continente a través de los cables submarinos, dibujan un contexto muy favorable para ambas partes.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables, el norte de África tiene una capacidad potencial para instalar infraestructuras que generen 2.792 gigavatios de energía solar y 223 de energía eólica. Laura El-Katiri, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores que se especializa en energía renovable del norte de África, cree que toda esa extensión podría producir entre el doble y el triple de producción de electricidad de Europa en el año 2021. De ahí que en Europa consideren que incentivar la cooperación energética con Marruecos es una de las opciones más factibles y provechosas para el futuro de ambas partes.
