Repsol lanza su Plan Estratégico 2016-2020, la primera ‘hoja de ruta’ con Imaz al frente

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Pie de foto: Repsol reducirá 1.500 empleados de su plantilla

El plan incluye más desinversiones y eficiencia, medidas para adaptarse a un complicado entorno de bajos precios del petróleo. Lo que sí que parece casi descartado, tanto por la compañía como por los analistas, es una posible venta, total o parcial, de su participación del 30% en Gas Natural.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente, Antonio Brufau Repsol presentará este jueves, 15 de octubre, su Plan Estratégico 2016-2020, que marcará la hoja de ruta con la que la petrolera hará frente los próximos cinco años a un contexto marcado en el sector por los bajos precios del petróleo.

El nuevo plan, el primero con Josu Jon Imaz al frente como consejero delegado, será la referencia para una compañía que se ha sobrepuesto a la expropiación de YPF y que pasó página a su crisis con Argentina con la compra de la canadiense Talisman Energy por más de 7.500 millones de euros, en una de las mayores adquisiciones de una empresa española en el extranjero de los últimos años.

Repsol logró cerrar a finales del año pasado la compra de Talisman a un precio inferior al inicialmente previsto gracias al abaratamiento del crudo, si bien es cierto que el barril ha seguido cotizando a la baja, hasta tocar los 46 dólares a comienzos de año, y con unas previsiones que apuntan a medio plazo a un entorno de precios bajos.

Con la adquisición de la canadiense, Repsol ya anunció que llevaría a cabo desinversiones en activos no estratégicos por 1.000 millones de dólares (unos 890 millones de euros), una cifra que la petrolera ha superado holgadamente con las ventas que ha cerrado en las últimas semanas.

Y es que el grupo presidido por Antonio Brufau no ha esperado a la presentación de su plan estratégico para acelerar estas desinversiones y desprenderse de parte de su negocio de gas canalizado, vendido a Gas Natural Fenosa y Redexis por 652 millones de euros, así como de su participación del 10% en CLH, colocada por 325 millones de euros, y de unos bloques explotarios en Canadá, operaciones que le han reportado más de 1.000 millones de euros.

Además, Repsol acometerá en los próximos años una reducción en su plantilla en unos 1.500 empleados, aproximadamente el 6% de su tamaño actual, con el fin de adaptar su fuerza laboral a los retos del plan estratégico.

Desinversiones

Estas medidas han dado un respiro a Repsol en Bolsa, donde ha amortiguado algo el castigo que llevaba recibiendo a lo largo del año y se ha estabilizado por encima de los 12 euros por acción, aunque los analistas apuestan por que la petrolera incida en las desinversiones en activos no estratégicos, a pesar de haber superado ese compromiso de 1.000 millones de dólares.

“El nuevo plan contemplará nuevas desinversiones en activos no estratégicos. La situación actual y futura del petróleo ha obligado a las compañías del sector a llevar a cabo desinversiones y ajustes de personal. El caso de Repsol no es distinto, y si el último plan de negocio abogaba por centrarse en sus activos más relevantes y aumentar su producción, el nuevo plan puede ir de la mano de un adelgazamiento para conseguir una mayor eficiencia que se adapte a los nuevos márgenes del petróleo”, señaló a Europa Press el analista de XTB Jaime Díez.

La caída del crudo ha planteado así un nuevo escenario para las empresas del sector, del que Repsol no es ajena después de arrojar unas pérdidas de 238 millones de euros en el área de exploración y producción en el primer semestre. Estas pérdidas se han visto compensadas por los elevados márgenes del refino, aunque esta coyuntura no parece que será sostenible en el largo plazo y tenderá a unos niveles más contenidos de los márgenes.

Esta caída en los precios del crudo, unido a la reciente confirmación del rating (BBB-) por parte de Standard & Poor’s, pero bajando su perspectiva de ‘estable’ a ‘negativa’, hace que sea posible que Repsol aumente este paquete de desinversiones, ya que “en estos momentos uno de los objetivos prioritarios es agradar a las agencias de calificación”, indicó el analista de Self Bank Felipe López-Gálvez.

Bien es cierto que la adquisición de Talisman ha dado al grupo el músculo necesario para aguantar a este entorno contrario, aportándole un importante aumento en la producción y la cantidad y calidad de sus activos, lo que le ha permitido iniciar un programa de optimización de su cartera.

Por ello, Repsol debe aclarar su hoja de ruta respecto a temas como la racionalización de su cartera de yacimientos; una reducción de ‘capex’, especialmente en el área de exploración y producción, y de costes; y la política de dividendos, para proteger a su rating de la espada de Damocles de las agencias de calificación.

En el tema del dividendo, la petrolera ya ha mostrado su intención de mantener su actual política, fijada en el pago de un euro por título y en scrip, una medida bien vista por los analistas, ya que con el ‘dividendo flexible’, gracias a que la mayoría de accionistas suelen optar por recibir títulos, “no supone salida real de caja”, afirmó López-Gálvez a Europa Press.

Gas Natural

Lo que sí que parece casi descartado, tanto por la compañía como por los analistas, es una posible venta, total o parcial, de su participación del 30% en Gas Natural, al menos en el corto plazo. “Si Repsol desea reducir su participación en Gas Natural seguramente sea mediante una colocación acelerada y no del 30%. De cualquier manera, en el caso de realizarse será a precios más ventajosos, por lo que no esperamos que durante 2015 se realice ningún tipo de movimiento definitivo en este sentido”, indica Díez.

Además, cualquier decisión de disminuir su presencia en Gas Natural por parte de Repsol sería “difícil, ya que aporta una vía de diversificación del negocio tradicional del crudo, además de pagarle de manera periódica unos dividendos estables”, subraya, por su parte, el analista de Self Bank.

La rentabilidad del dividendo de Repsol, la más elevada de las petroleras europeas

Los inversores han mejorado su percepción sobre la empresa, en parte debido al alza del crudo, y a la espera del contenido de la estrategia para los próximos cuatro años.

Con una rentabilidad por dividendo en el entorno del 9%, la más elevada de las empresas europeas de su sector y la segunda del Ibex, la política de remuneración a  los accionistas adquiere más relevancia cuando el mercado espera el contenido del plan estratégico de la petrolera que se presentará este 15 de octubre. Si bien ese alto porcentaje, que se ha reducido con el último rally bursátil que le ha llevado a superar lo 12 euros por acción, está en parte distorsionado por el euro del dividendo extraordinario, con lo que al accionista se le abonó un total de 1,96 euros brutos, frente a los 0,96 euros de los dos ejercicios precedentes.

Los analistas estiman que la compañía mantendrá el programa de dividendo flexible que permite a los accionistas decidir si prefieren recibir parte o la totalidad de su retribución en efectivo o en acciones liberadas por el grupo. El sistema se instrumenta a través de aumentos de capital con cargo a reservas voluntarias procedentes de beneficios no distribuidos, con lo que tiene efecto dilutivo, y con el compromiso de Repsol de comprar los derechos de asignación gratuita a un precio fijo garantizado.

Este sistema posibilita a la compañía no tener que destinar una cifras significativas de la que caja que genera a pagar dividendo, ya que la mayor parte del capital opta por las acciones, a excepción, entre otros, de sus dos grandes inversores institucionales.

Pero la estrategia en ese factor, muy influida por la posición de los inversores que están en en consejo -se pide el euro por título-, no es el único que influirá en la percepción de los gestores de cara a la futuro de la empresa. Están además los planes para rentabilizar la compra de la canadiense Talisman, que ha modificado muy positivamente el perfil de Repsol, pero que se realizó con unas previsiones de precio de crudo que difícilmente se van a cumplir.

La compañía ya ha acordado la venta de activos, que suman más de 1.000 millones, lo que supone cumplir con el objetivo fijado con la compra de la canadiense, pero no se descartan otras desinversiones y la reducción de inversiones en el área de exploración y producción. También el programa de eficiencia, es decir, el recorte de gastos, va a ser uno de los temas estrella del plan para los próximos cuatro años.