Precios del petróleo bajo presión

- Golpe inicial: malos datos económicos y expectativas de sobreoferta
- Pausa comercial y acuerdo con la UE
- Producción en aumento
- Geopolítica y política monetaria
- Recuperación limitada y muchas preguntas abiertas
El mercado petrolero global atravesó días de marcada volatilidad, reflejo de fuerzas contrapuestas entre señales económicas preocupantes, nuevas esperanzas comerciales y decisiones pendientes de los grandes productores. Mientras los precios del petróleo tocaron mínimos de tres semanas el viernes, el inicio de esta semana trajo una leve recuperación que, sin embargo, no despeja las dudas de fondo.
Golpe inicial: malos datos económicos y expectativas de sobreoferta
El viernes, el Brent y el West Texas Intermediate (WTI) cerraron en sus niveles más bajos desde principios de julio y fines de junio, respectivamente. El Brent perdió 74 centavos (-1,1 %) y terminó en 68,44 dólares por barril, mientras que el WTI bajó 87 centavos (-1,3 %) hasta 65,16 dólares. En la semana, el primero acumuló una baja del 1 % y el segundo del 3 %.
El retroceso estuvo impulsado por datos débiles en las principales economías. En Estados Unidos, los nuevos pedidos de bienes de capital manufacturados cayeron inesperadamente en junio. En China, los ingresos fiscales se contrajeron un 0,3 % en el primer semestre, prolongando una tendencia de debilidad económica.
A esto se suman las expectativas de una mayor oferta de crudo. En, la posibilidad de que Estados Unidos permite a empresas como Chevron operar nuevamente en Venezuela bajo condiciones limitadas podría agregar más de 200.000 barriles diarios (bpd) al mercado global, según analistas de ING. El regreso de este crudo pesado sería bien recibido por refinerías estadounidenses, pero añadiría presión bajista a los precios internacionales.

Pausa comercial y acuerdo con la UE
La noticia que trajo cierto alivio fue el anuncio del domingo de un acuerdo comercial marco entre Estados Unidos y la Unión Europea. El pacto establece un arancel de 15 % sobre la mayoría de los productos europeos —mitad de lo inicialmente amenazado— y compromisos por parte de la UE para adquirir 750.000 millones de dólares en energía estadounidense, junto con inversiones militares y estratégicas por otros cientos de miles de millones.
“La reducción del riesgo de una guerra comercial prolongada ha generado una reacción positiva en los mercados”, apuntó Tony Sycamore, analista de IG Markets. Este tipo de acuerdo impulsa el comercio transatlántico y refuerza las expectativas de una mayor demanda energética, especialmente de exportaciones estadounidenses como gas natural licuado y petróleo.
Además, altos funcionarios de EE. UU. y China tienen previsto reunirse en Estocolmo esta semana para negociar una extensión de la pausa arancelaria antes del 12 de agosto. Aunque los detalles aún no se han definido, la posibilidad de mantener las tensiones bajo control mejora el sentimiento inversor.
En paralelo, EE. UU. cerró un acuerdo con Japón que incluye un arancel del 15 % y compromisos de inversión por 550.000 millones de dólares, lo que refuerza la estrategia comercial del Gobierno estadounidense, pero deja dudas sobre el rumbo de las conversaciones con China y la UE. La posibilidad de nuevas rondas de aranceles no puede descartarse, lo cual mantiene la presión sobre los mercados globales.

Producción en aumento
A pesar del optimismo comercial, los precios del crudo enfrentan el desafío de una posible sobreoferta. La OPEP y sus aliados (OPEP+), que se reunirán esta semana, evalúan incrementar su producción a partir de septiembre. Cuatro delegados del grupo afirmaron que, si bien no se prevé alterar el aumento de 548.000 bpd ya planeado para agosto, hay margen para una subida más agresiva.
Analistas de ING anticipan que el grupo podría restaurar la totalidad de los 2,2 millones de bpd que recortó de manera voluntaria, lo que implicaría al menos 280.000 bpd adicionales para septiembre. “El grupo busca recuperar cuota de mercado, mientras la demanda de verano ayuda a absorber parte del suministro extra”, explicaron.
En paralelo, las exportaciones rusas desde puertos occidentales caerán en agosto a 1,77 millones de bpd, frente a los 1,93 millones de julio, lo cual podría ayudar a equilibrar el impacto del retorno venezolano. Esta reducción se produce mientras la Unión Europea anunció su 18º paquete de sanciones contra Moscú, apuntando a 105 nuevos buques y entidades vinculadas a su “flota en la sombra”. Aunque la medida genera incertidumbre sobre la aplicación efectiva, su efecto en el suministro global aún es difícil de calcular.
En EE. UU., por su parte, las empresas energéticas han reducido el número de plataformas activas en 12 de las últimas 13 semanas, según datos de Baker Hughes, lo que indica una menor actividad de perforación ante el panorama incierto.

Geopolítica y política monetaria
A este contexto se suman riesgos geopolíticos. Los rebeldes hutíes en Yemen advirtieron que atacarán barcos vinculados a puertos israelíes sin importar su bandera, como parte de su respuesta al conflicto en Gaza. Este tipo de amenazas en el Medio Oriente agrega tensión a un mercado ya sensible, particularmente en las rutas del mar Rojo.
En otro frente crítico, Irán confirmó una nueva ronda de negociaciones nucleares con el Reino Unido, Francia y Alemania para el 25 de julio en Estambul. El anuncio, que reabre la posibilidad de levantar sanciones, generó temores de un retorno del crudo iraní al mercado, lo cual añadiría presión a la oferta global.

La tensión aumentó luego de que el presidente Trump defendiera los ataques recientes a instalaciones nucleares iraníes, afirmando que fueron “destruidas” y criticando a los medios por restarles importancia. Irán, por su parte, confirmó daños significativos en los sitios afectados y advirtió sobre posibles represalias si las hostilidades se reanudan.
Al mismo tiempo, el presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles secundarios del 100 % a cualquier país que mantenga relaciones comerciales con Rusia si no hay avances en el conflicto de Ucrania en los próximos 50 días. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, respaldó el mensaje, apuntando a naciones como China, India y Brasil. Las declaraciones aumentan el riesgo de represalias económicas cruzadas y podrían aislar aún más a algunos de los principales consumidores de energía.
Mientras tanto, los ojos también están puestos en la Reserva Federal. La entidad comienza esta semana una reunión clave de política monetaria. Aunque se espera que mantenga estables las tasas, el mercado sigue de cerca cualquier indicio de un posible recorte más adelante.
El presidente Donald Trump afirmó recientemente que tuvo una “buena conversación” con Jerome Powell y que percibe una disposición de la Fed a flexibilizar la política monetaria. De confirmarse, menores tasas de interés podrían incentivar el crecimiento económico y la demanda de energía.

Recuperación limitada y muchas preguntas abiertas
El repunte del petróleo al inicio de esta semana —con el Brent subiendo a 68,64 dólares y el WTI a 65,31— fue leve pero simbólico. Responde a un contexto donde la esperanza de mayor comercio y demanda se enfrenta a una realidad de oferta creciente y riesgos económicos persistentes.
Según JP Morgan, la demanda global de petróleo creció 600.000 bpd en julio respecto al año anterior. No obstante, los inventarios globales también subieron en 1,6 millones de bpd, lo que muestra que el equilibrio sigue siendo frágil.
A la espera de las decisiones de la OPEP+, las negociaciones comerciales con China, las reuniones nucleares con Irán y las señales de la Reserva Federal, el mercado petrolero continúa navegando un escenario incierto, donde cada noticia puede inclinar la balanza.