Julián Gónzalez/CapitalMadrid.com
Pie de foto: El consorcio constructor reclama al Gobierno panameño 3.600 millones de dólares. La obra más emblemática del siglo XXI duplicó costes por el tortuoso terreno, el hormigonado y otros conceptos menores
La ampliación del Canal de Panamá, obra del consorcio internacional liderado por Sacyr, ha concluido con éxito a los seis años de su inicio. Tras su entrega arranca una nueva fase en el largo y costoso proceso: la reclamación de 3.600 millones de dólares que el consorcio demanda al Gobierno panameño por los sobrecostes sobrevenidos. El monto que solicita el Grupo Unidos por el Canal (GUPC) supera los 3.192 millones del presupuesto inicial. Las diferencias entre ambas partes -en fase de negociación aceptada por ambos lados- se dilucidarán en la Corte de Arbitraje de Miami.
Al acto final de las obras ha asistido la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, quien ha destacado la importancia del proyecto, de la ‘Marca España’, pero sin ocultar tampoco los grandes problemas por los que ha atravesado. “En la Navidad de 2013 a 2014, nadie daba un duro porque las cosas salieran”, dijo Pastor en alusión clara a los problemas de liquidez por los que atravesó el proyecto en esas fechas, y que obligaron a paralizar los trabajos durante unos meses.
Pastor dedicó este breve comentario a las graves dificultades que hubo entonces aunque, previamente, había puesto especial énfasis en los logros que se han conseguido con la finalización del proyecto. “España y Panamá están viviendo uno de los momentos más importantes en la historia de los dos países”, dijo la ministra. “Gracias al tesón y la profesionalidad de las empresas, ha sido posible realizar una de las infraestructuras más importantes del mundo”, señaló Pastor.
El Gobierno español en funciones ha concedido precisamente la Cruz de la Orden del Mérito Civil al ministro para Asuntos del Canal de Panamá, Roberto Roy, por su contribución a la hora de “facilitar el entendimiento” durante la construcción del proyecto. La distinción fue impuesta por la titular de Fomento. La obra será entregada el próximo 31 de mayo a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) e inaugurada oficialmente el 21 de junio por el presidente panameño, Juan Carlos Varela.
Obra emblemática
En palabras del presidente de Sacyr, Manuel Manrique, las obras de la ampliación del Canal “han sido una de las más emblemáticas de la humanidad y han significado un verdadero reto para Sacyr”. “Desde su inicio -dijo-, hemos tenido que enfrentarnos a desafíos técnicos, logísticos y administrativos de una enorme complejidad”, destacó.
Sobre la compañía que preside, señaló que “ha demostrado su capacidad de gestión e innovación, concluyendo está magnífica obra con éxito, entregando un producto final de máxima calidad, que nos sitúa como compañía, pero también como país, a la cabeza de la ingeniería civil mundial. Junto a Sacyr, el Grupo Unidos por el Canal está integrado por la empresa italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA.
Las nuevas esclusas tienen 427 metros de largo cada una, 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad. La ampliación permitirá el paso de buques mucho más grandes, de hasta 12.000 contenedores, y reducirá en más de 160 millones de toneladas las emisiones de CO2.
Múltiples problemas
El consorcio GUPC ganó el concurso del proyecto en julio de 2009 e inició las obras en agosto de ese mismo año. A lo largo de todo este tiempo, el grupo ha tenido que sortear más de un problema con la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), tanto de índole técnica, como administrativo, logístico y de gestión. A ello hay que añadir los problemas de la climatología de la zona, con nueve meses de lluvia al año, y la exigencia de tener que compartir los trabajos con la propia navegación que transita por el Canal.
Hay que tener en cuenta que el Canal de Panamá es la principal vía de ingresos del país, ya que aporta directamente el 6% del Producto Interior Bruto (PIB) anual, genera 13.100 empleos directos y, en 2015, alcanzó una facturación de 2.610 millones de dólares, aportando al Estado 1.030 millones de dólares. Con la ampliación, se espera aumentar los ingresos en unos 12.500 millones de dólares en 10 años.
Los objetivos de las obras por parte de las autoridades panameñas era ampliar todo lo que se pudiera la capacidad de navegación de la zona entre el Pacífico y el Atlántico, puesto que había llegado a su límite máximo. Se intentaba poder duplicar el tránsito de 330 millones de toneladas al año a 600 millones de toneladas y alcanzar los 16.000 tránsitos frente a los 12.000 actuales.
La conclusión de las obras va a permitir el paso de buques mucho más grandes, los denominados Post-Panamax, de hasta 12.000 contenedores y adaptar el Canal a las nuevas exigencias de la flota marítima mundial. La actividad comercial del mar crece a una media anual del 2,4% y el mercado de carga en contenedores lo hace a un promedio de un 8,4%, más de tres veces.
La obra faraónica en la que se han empleado 4,5 millones de metros cúbicos de hormigón -equivalente a dos pirámides de Keops y 220.000 toneladas de armaduras de acero, equivalentes a 22 torres Eiffel-, está acabada. El nuevo desafío ahora para el consorcio constructor es recuperar los 3.600 millones de dólares que reclaman a la Autoridad del Canal de Panamá. El proceso se presume largo y complejo con varios litigios abiertos. Si se contabilizan las dos partes, el presupuesto inicial (3.192 millones) y la cantidad adicional demandada (3.600 millones), el proyecto se habrá disparado hasta los 6.800 millones de dólares.