Y pensar que, en noviembre de 2022, durante la cumbre árabe de Argel, el presidente Tebboune gritó alto y claro ante la prensa nacional e internacional que hacía de la causa palestina una cuestión personal, declarando: “La seguiré en persona”.
La cuestión palestina fue un tema recurrente en las apariciones del presidente argelino ante los medios de comunicación. La planteó en las Naciones Unidas cuando intervino en la 78ª sesión de la Asamblea General el pasado mes de septiembre. Pero esto no basta para pretender contribuir a encontrar una solución a la causa palestina. La causa palestina necesita acción, no palabras, como nos señaló un miembro de la dirección palestina en Ramala.
Mientras el régimen argelino no cesa de señalar con el dedo a su vecino marroquí, estigmatizándolo y acusándolo de traición a los palestinos, los recientes acontecimientos de Gaza lo han dejado al descubierto. En un momento en que las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino se multiplicaban en todo el reino marroquí, el régimen de Argel prohibió toda manifestación pública de apoyo a Palestina. ¡Qué contradicción entre las palabras y los hechos! De repente, nos damos cuenta de que el régimen argelino no hace más que repetir eslóganes vacíos que han acabado por desacreditarlo a los ojos del pueblo argelino y de todos los pueblos árabes.

Por otra parte, Argel no ha pensado ni por un momento en enviar ayuda humanitaria a la población de Gaza, cuyas necesidades en alimentos básicos y productos farmacéuticos son enormes.
Para colmo, al presidente Tebboune ni siquiera se le ocurrió llamar al presidente de la Autoridad Palestina para interesarse por la situación. Todo lo contrario ocurrió el 11 de octubre. El jefe de Estado argelino no aprovechó la ocasión para ofrecer ayuda alguna a un pueblo que atraviesa grandes dificultades y del que se enorgullece de ser un ferviente defensor.
Muchos observadores creen que el presidente argelino está haciendo todo lo posible para vincular la causa palestina a la cuestión del Sáhara Occidental. En cierto modo, intenta vender la cuestión al mismo tiempo. No duda en poner las dos cuestiones en el mismo plano, incomodando a menudo a los dirigentes palestinos.
En el desfile militar organizado para conmemorar el 60º aniversario de la independencia de Argelia, los dirigentes argelinos colocaron codo con codo al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y al líder del Polisario, Brahim Ghali. Durante todo el desfile, Mahmud Abbas no dedicó la más mínima sonrisa a su vecino. Peor aún. Ni siquiera le miró. Hizo todo lo posible por evitar encontrarse con él y estrecharle la mano.
Lo que también recuerdan los observadores políticos es que el régimen argelino no da a la causa palestina ni una milésima parte de lo que da al Polisario. El Polisario recibe una ayuda anual de al menos mil millones de dólares estadounidenses. Esto habla por sí solo.