El Hirak logró aumentar el abstencionismo en las presidenciales pero no todo lo que se esperaba

Argelia se abstiene

AP/FATEH GUIDOUM - El vencedor en los comicios argelinos, Abdelmajid Tebboune

Dentro de la incertidumbre que conlleva cualquier convocatoria a las urnas, antes de las elecciones del jueves en Argelia había un elemento que se esperaba con absoluta certeza: una elevada abstención. El movimiento social Hirak instó en todo momento a la población argelina a boicotear unas elecciones que se habían pospuesto ya en dos ocasiones. Las expectativas de continuismo en el sistema político argelino bajo la sombra de Gaïd Salah, han sacado a la calle a gran parte de la sociedad durante cuarenta y dos semanas consecutivas. Sin embargo, la prueba de fuego era el jueves, y la abstención era la única forma de cuantificar el peso real de las protestas de cara al propio régimen argelino y a la comunidad internacional. 

Desde primera hora de la mañana de la jornada electoral, vídeos e imágenes corrían como la espuma para tratar de reflejar la escasa participación, llegando a mostrar incluso el lanzamiento de urnas y papeletas en los alrededores de un colegio electoral de la opositora Béjaïa, donde a las 15:00 la tasa de participación era de un muy representativo 0,14%. Y no era la más baja a esas horas, pues Tizi-Ouzou presentaba un 0,04%. Ambas provincias ya fueron las que menos participación tuvieron en las pasadas presidenciales de 2014. La participación más alta a cuatro horas del cierre de los colegios electorales, se registraba en la wilaya de Tindouf, con un 41,97%, doblando la participación a escala nacional que se situaba en un 20,43%.

Elecciones argelinas

La abstención, aunque esperada, no distaba demasiado de los niveles de las elecciones anteriores, con la sospecha en el aire de una manipulación por parte de la reciente autoridad electoral (ANIE), para tratar de maquillar la participación en unas elecciones que el Hirak ha considerado en todo momento una mascarada. Finalmente, las cifras oficiales de participación se han mantenido por debajo del 40% debido a la escasa participación de los argelinos en el extranjero, apenas un 8,69%. Once puntos menos respecto a 2014 que no contentan a los manifestantes, que ayer por la tarde mantuvieron las manifestaciones a lo largo del país, ante unas fuerzas antidisturbios que se vieron por momentos totalmente acorraladas.

Argelia

A las diez de la noche hora española, Mohamed Lagaab, el director de campaña de Abdelmajid Tebboune, anunciaba la victoria de su candidato con más de un 60% de los votos, lo que haría innecesaria una segunda vuelta. A pesar de ello, el oficialista Servicio de Prensa Argelina, indicaba que los resultados electorales serían presentados por el Consejo Constitucional entre el 16 y el 25 de diciembre. Junto a Tebboune, el otro candidato que partía con grandes posibilidades hasta hace apenas unos días, era Ali Benflis, que también había sido primer ministro durante el largo mandato de Bouteflika. Sin embargo, la detención de un miembro de su equipo de campaña y la llamada del Frente de Liberación Nacional de apoyar al tercer candidato en la carrera, Azzedine Mihoubi, pronosticaba una más que posible salida de la recta final por la presidencia de Argelia.

A primera hora de la mañana, y tras los primeros escrutinios, la ANIE anunciaba una rueda de prensa a las diez de la mañana en la que se anunciarían los datos de estas nuevas elecciones presidenciales. Antes de que se proclamase la victoria de Abdelmajid Tebboune de forma oficial, diferentes fuentes argelinas dotaban de oficiosidad los rumores de una contundente victoria que se venían extendiendo desde la noche y que confirmarían la no necesidad de una segunda vuelta a la que apelaban la mayoría de pronósticos. Finalmente, Mohamed Charfi era el encargado de anunciar al mediodía, no sin retraso, la victoria de Tebboune con un 58,15% de los votos, seguido por Andelkader Bengrina con un 17,38% y en tercer lugar, Ali Benflis, con un reducido 10,55%. 

Argelia

La contundencia de la victoria no debe ocultar que la realidad social de Argelia sigue siendo la misma que hace dos días, apoyada más, si cabe, con el 60% de abstencionismo reflejado durante la jornada electoral. La nueva presidencia de Tebboune, bajo la batuta del estamento militar que lidera Salah, deberá hacer frente a un Hirak que, en palabras de la investigadora argelina del Carnegie Middle East Center, Dalia Ghanem, “no muestra signos de abatimiento”. Este agotamiento, es uno de los tres escenarios que plantea la investigadora como posibles contextos postelectorales que el nuevo presidente argelino podría buscar. Dalia habla también de la posibilidad de un mayor uso de medios coercitivos y de la opción de abrir un nuevo proceso de negociación con los movimientos sociales que doten de cierta legitimidad esta nueva etapa presidencial con un a priori, marcado carácter continuista de la era Bouteflika. En la opinión de Dalia Ghanem, una nueva Argelia debe pasar, de forma imprescindible, por la negociación de un nuevo contrato social. Los movimientos sociales deberán también facilitar la apertura de negociaciones con el establecimiento de un liderazgo claro, que permita identificar, pese al riesgo que ello conlleva, a líderes capaces de articular unas demandas sociales que Tebboune pueda aceptar e implementar aunque sea de forma paulatina para llegar a consensos básicos aceptables por el aparato militar del régimen. 

Las perspectivas no son, sin embargo, halagüeñas. Nada parece presagiar un viraje en el discurso del hasta ayer candidato a la república argelina que pueda contrariar la posición del general Salah. El problema del corto y medio plazo, es que el nuevo presidente no deberá lidiar sólo con la movilización social, sino con un estancamiento económico que empieza a atisbarse en el horizonte cercano y que agravará indudablemente las protestas – que ya han dejado episodios de violencia en las jornadas preelectorales –. Argelia también deberá mirar de reojo el rearme que está llevando a cabo Marruecos, con las sucesivas adquisiciones de material militar avanzado con el que disputar el liderazgo regional del Magreb. Tebboune deberá estar atento también al incremento de los ataques en Malí y Níger, con los que comparte frontera al sur, y las posibilidades de que los grupos terroristas salten a Argelia ante el menor indicio de inestabilidad política, principal freno a su expansión hasta ahora al territorio argelino. Y por último, tendrá que prestar atención a la vecina Libia, cuya situación actual puede mostrar lecciones clave de cómo un país puede autodestruirse de forma increíblemente rápida.