Diversos acontecimientos muy relevantes contrarios al poder son completamente ignorados por la prensa argelina

Argelia: tabúes en la prensa

PHOTO/AFP - Imagen de Departamento de Redacción de medio argelino
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Está muy bien disponer de más de 170 cabeceras de prensa escrita y más de veinte canales de televisión privados y gubernamentales para rebatir a quien quiera escuchar que la libertad de prensa existe y se respeta en Argelia. Pero la realidad es bien distinta. Un examen de la prensa escrita y audiovisual argelina revela una línea editorial uniforme. Todo indica que esas numerosas cabeceras y cadenas de televisión tienen un único redactor jefe. El contenido es el mismo en todas partes.  

La Policía detiene a una banda de delincuentes en posesión de 1 kilogramo de cocaína, y toda la prensa argelina se pone frenética con el titular “Marruecos quiere inundar de drogas duras la ciudad de Sidi Bel Abbes”, al tiempo que menciona el peso del producto incautado. Pero cuando se interceptó en España un cargamento de 3 quintales y 22 kilos con destino a Orán, para estos medios de comunicación no fue ningún acontecimiento. Sólo el diario El Watan, que sigue remando tímidamente en contra de la unanimidad de sus colegas mientras permanece en las filas a las que se unió recientemente bajo fuertes presiones, informó finalmente de la noticia en su edición del 29 de mayo, con varios días de retraso. 

Pero ni El Watan ni los demás medios de comunicación argelinos dijeron una palabra sobre el huevo lanzado contra el coche del presidente Tebboune ni sobre las consignas hostiles que le corearon a la salida del Ayuntamiento de Lisboa durante su visita de Estado de la última semana de mayo. Lo mismo puede decirse de la cancelación de la visita prevista del presidente argelino a Moscú, anunciada a bombo y platillo por el propio Tebboune. 

PHOTO/FILE – Prensa argelina
PHOTO/FILE – Prensa argelina

Las inundaciones que han asolado varias regiones del país, causando enormes daños humanos y materiales, apenas son mencionadas por la prensa, que casi todos los argelinos consideran sometida al poder del Estado. Nadie denuncia la pasividad de las autoridades, que no se dignan abandonar la comodidad de sus despachos para salir a evaluar la gravedad de la situación. Ni el presidente de la República, ni el primer ministro, ni el ministro del Interior, ni los walis (prefectos) y ni siquiera los alcaldes visitaron los lugares de la catástrofe y expresaron su compasión por las personas afectadas por la catástrofe. 

Sin embargo, todos los periódicos publicaron el titular “Tebboune dona 10.000 millones de dinares para las víctimas de la catástrofe”, como si esta suma acabara de salir de su cuenta personal. Y todo el mundo hablará de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Ministros el domingo 28 de mayo sobre las medidas tomadas para hacer frente a la catástrofe causada por el mal tiempo. Estas medidas son, en realidad, meras promesas imposibles de cumplir, dado que los recursos necesarios para llevarlas a cabo apenas han llegado. 

Por ejemplo, es imposible realojar a todos los damnificados que han perdido sus casas en 48 horas, como recomienda Tebboune. Los argelinos lo califican de “falsa promesa”. Del mismo modo que es imposible restablecer las carreteras dañadas y organizar el transporte escolar de los niños, dada la gravedad de la situación y la indisponibilidad de medios de transporte. Del mismo modo, las indemnizaciones a las víctimas de la catástrofe no pueden pagarse de la noche a la mañana, como quieren hacernos creer Tebboune y su Consejo de Ministros. Lo menos que podemos decir de estas resoluciones es que reflejan el grado de ignorancia de la situación por parte de las más altas autoridades. Muestran también, una vez más, la incapacidad de esas mismas autoridades para gestionar los asuntos del país, por no hablar de hacer frente a catástrofes como los incendios forestales de los dos últimos años. Y ya que hablamos de incendios forestales, no podemos dejar de preguntarnos por los preparativos que se están haciendo para contener los próximos. Es una pregunta que la prensa argelina nunca se atrevería a hacer, porque también es uno de los temas tabú que acabamos de tratar. 

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