El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune ha sufrido un revés. Tras la anulación de su visita a Moscú, prevista para mayo, la tan esperada visita a París, el 16 de junio, ha sido aplazada indefinidamente bajo la presión de ciertas fuerzas políticas francesas

Argelia: Tebboune, mal recibido en Francia

AFP/LUDOVIC MARIN - Abdelmadjid Tebboune
photo_camera AFP/LUDOVIC MARIN - El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune

Mientras que la visita de Estado que el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune tenía previsto realizar el 2 de mayo fue anulada, por parte argelina, por los verdaderos responsables del país, es decir, los generales de un ejército cada vez más influyente en la escena política, esta vez la anulación ha venido del lado francés, donde se considera que el presidente argelino no cumple los criterios para realizar una visita de Estado a París. 

Son muchos los agravios que ha recibido el representante de la junta militar argelina, verdadera poseedora del poder en un país sumido en una espiral de represión de toda protesta política y/o social.

Entre las razones por las que Tebboune no es deseado en Francia figuran las incesantes violaciones de los derechos humanos cometidas en un país donde todo debe obedecer al dedo y al ojo de las todopoderosas autoridades militares. No pasa un día sin que se encarcele a ciudadanos acusados de "incitar a una reunión desarmada", "atentar contra la seguridad del Estado" y "atentar contra un organismo oficial". Más de 500 personas languidecen actualmente en las cárceles del dúo Tebboune-Chengriha, y otras más de 2.000 están en libertad condicional. 51 activistas políticos han sido condenados a muerte y una veintena más a cadena perpetua. Nunca antes las violaciones de los derechos humanos habían alcanzado tales niveles en la región del Magreb como hoy en Argelia. En palabras de un antiguo activista, "Argelia, descrita antaño como la Meca de los revolucionarios, es ahora la tumba de los revolucionarios".

PHOTO/AFP - Imagen de Departamento de Redacción de medio argelino
PHOTO/AFP - Imagen de Departamento de Redacción de medio argelino

Además de las violaciones de los derechos humanos, se acusa a Argel de muchas incoherencias en el desarrollo de sus relaciones con Francia. Mientras Tebboune se muestra conciliador e incluso complaciente con Francia, los militares tienden a conservar cierta hostilidad hacia la antigua potencia colonial. Se trata tan sólo de mantener la buena voluntad de un ejército que se proclama patriótico frente a una población unánimemente antimilitarista.

Muy recientemente, una falsa primicia elaborada en los servicios de inteligencia y publicada por dos diarios nacionales agrupaba a "Francia y a los dos enemigos tradicionales, Marruecos e Israel, cuyos servicios secretos se habían reunido en Israel para elaborar un plan de desestabilización de Argelia provocando disturbios en 4 departamentos argelinos, Argel, Orán y las dos grandes ciudades de la Cabilia, Tizi-Ouzou y Bejaïa", según los creadores de este "fake".

Muchos observadores vieron en este "descabellado complot franco-israelí-marroquí" un deseo por parte de los militares de interferir en la próxima visita de Tebboune a París y, sobre todo, de desacreditar a Tebboune a los ojos de su "amigo" Macron. Digan lo que digan, han tenido éxito en su maniobra. Incluso el inquilino del Elíseo ya no cree en Tebboune. "Qué sentido tiene firmar acuerdos y protocolos con un hombre que no toma decisiones y es incapaz de cumplir sus promesas", habrá pensado Emmanuel Macron.

Al final, Tebboune consiguió alienar a las fuerzas políticas francesas que no le quieren y a sus padrinos militares que quieren torpedear sus relaciones, por frágiles que sean, con el presidente francés.

AFP/LUDOVIC MARIN - El presidente francés Emmanuel Macron (izq.) asiste a un banquete organizado por el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune (der.) en el palacio presidencial de Argel
AFP/LUDOVIC MARIN - El presidente francés Emmanuel Macron (izq.) asiste a un banquete organizado por el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune (der.) en el palacio presidencial de Argel

Esta última cancelación de su visita prevista a París se produce poco después de otra cancelación. La de Moscú. Putin, que conoce bien los entresijos del régimen argelino, no consideró oportuno recibir a un dubitativo Tebboune, que no sabía por dónde tirar. A veces se fija en Macron. A veces juega la carta rusa a fondo, gastando la mayor parte del presupuesto de su ejército en chatarra rusa mientras hace ojitos a Washington. En definitiva, Tebboune, que es nuevo en la diplomacia, no sabe exactamente lo que está haciendo y se comporta como un ciudadano corriente en el mundo de los grandes.

Así, tras su ausencia forzada de la cumbre de la Liga Árabe en Yeda (los saudíes dejaron claro que no le querían allí), y después de ser ignorado por los BRICS, a los que quería unirse, Tebboune ha sufrido otros dos reveses diplomáticos, a saber, la cancelación de sus visitas a Moscú y París. Intenta compensar estos reveses haciendo creer a los argelinos que la obtención de un puesto como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU es un gran éxito diplomático. Sin embargo, este puesto se obtuvo sin la menor oposición ni esfuerzo.

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