Netanyahu no consigue convencer a su polémico ministro de Seguridad Nacional de aplazar su visita al Monte del Templo de Jerusalén, un foco recurrente de enfrentamientos entre israelíes y palestinos

Ben-Gvir incendia las primeras horas del nuevo Gobierno de Israel con una visita a la Explanada de las Mezquitas

photo_camera IMAGEN/TWITTER (@itamarbengvir) - El ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, visita la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén en una acción considerada como una "provocación" por la oposición y las fuerzas palestinas

El recientemente nombrado ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, planeaba visitar en los próximos días la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en una de sus primeras apariciones públicas como miembro de pleno derecho del nuevo Gobierno de Israel. Minutos después de asumir el cargo, el líder del nacionalista Otzma Yehudit (Poder Judío, en español) anunció desde la Knesset sus intenciones de cruzar a pie el también conocido como Monte del Templo, uno de los lugares sagrados para las dos religiones que se ha convertido en un foco habitual de enfrentamientos entre israelíes y palestinos. 

Netanyahu intentó frenar sus planes para apagar la primera crisis de Gobierno. El veterano primer ministro, de vuelta en el poder 18 meses después, convocó a su polémico socio en la tarde del lunes para tratar de convencerle de que acometer la visita a la Explanada de las Mezquitas en este momento sería cuanto menos contraproducente para el nuevo Ejecutivo, el más escorado a la derecha en la historia de la nación hebrea, que busca apagar fuegos en casa y apaciguar a una comunidad internacional seriamente preocupada por la deriva radical de sus integrantes. 

Las palabras de Bibi, el apodo familiar por el que es conocido por seguidores y detractores, habrían servido para persuadir a Ben-Gvir de no cruzar esa zona de la Ciudad Vieja de Jerusalén. El nuevo titular de la cartera de Seguridad Nacional se comprometió a no hacer finalmente la visita, al menos en las próximas semanas, informó Ynet, el portal web de Yedioth Ahronoth, el periódico de mayor circulación en Israel. Aunque horas después, su entorno filtró al diario Walla que el recién estrenado ministro mantenía en firme la decisión.

Y así fue. Ben-Gvir hizo oídos sordos a la recomendación de Netanyahu y apareció a primera hora del martes en la Explanada de las Mezquitas. Inició hacia las siete de la mañana una visita de apenas 15 minutos de duración, fuertemente protegido y acompañado de su rabino, para mandar un mensaje de fuerza. “Nuestro Gobierno no se dejará disuadir por las amenazas de Hamás. El Monte del Templo es el lugar más importante del mundo para el pueblo judío, y protegeremos la libertad de movimiento de musulmanes y cristianos, pero también de los judíos que deseen visitarlo”, trasladó a los medios. “Trataremos con puño de hierro a cualquiera que profiera amenazas”. 

Minutos después de su visita, Ben-Gvir publicó en Twitter una imagen suya en el recinto más sagrado para el judaísmo, y el tercero para el islam, mostrando uno de los santuarios islámicos a su espalda. Una fotografía que muchos han considerado una provocación. 

La oposición, encabezada desde el pasado 29 de diciembre por el ex primer ministro Yair Lapid, elevó la voz de alarma por las posibles consecuencias del desplazamiento del ministro. “No se puede permitir que Itamar Ben-Gvir suba al Monte del Templo, es una provocación que conducirá a una violencia mortal y costará vidas”, advirtió el líder del liberal Yesh Atid (en español, Hay Futuro). “Aunque [Netanyahu] sea débil, esta vez debe pisar el acelerador y decirle «no vas a subir al Monte del Templo porque morirá gente»”. 

Ben-Gvir se ha convertido este martes en el representante institucional de mayor rango que visita el recinto en los últimos años. El incendiario líder político ha visitado el enclave en ocasiones anteriores, pero lo ha hecho como ciudadano y diputado, no como miembro del Gobierno. Aparecer como ministro, y además ocupando la delicada cartera de Seguridad Nacional, podría ser considerado por los palestinos como una provocación. “El estamento de seguridad cree que esto es peligroso. No es casualidad que los ministros lleven muchos años evitando ir al Monte del Templo. Los miembros de la Knesset pueden, pero los ministros no. Desde luego, no el ministro a cargo de la policía”, insistió Lapid. 

El líder de la oposición interpreta que “el mundo lo verá como una violación del statu quo, un riesgo innecesario. Todos los expertos dirán lo mismo. No todos pueden conceder entrevistas, pero se lo digo basándome en información de la que he tenido conocimiento”. “El Gobierno electo será responsable de esto”, sentenció el que fuera también ministro de Exteriores, la única alternativa sólida a Netanyahu, que salió esquilmado de las urnas en las elecciones del pasado 1 de noviembre al quedarse lejos de la mayoría parlamentaria.

“Lo digo muy claramente. La visita de Ben-Gvir hará estallar la situación y abrirá la puerta a otra intifada. Debemos estar preparados y hacemos un llamado a todos los que puedan, para que vayan a Al-Aqsa y eviten que entre”, declaró el lunes el portavoz de la Yihad Islámica Palestina en Gaza, Daoud Shihab, en declaraciones recogidas por la agencia EFE

Itamar Ben-Gvir

La Explanada de las Mezquitas o el Monte del Templo es un enclave simbólico, venerado por musulmanes y judíos. Los primeros conocen la zona como el Noble Santuario, el complejo que contiene la mezquita de Al-Aqsa y otros importantes santuarios islámicos; los segundos la denominan el Monte del Templo, puesto que en este emplazamiento se encontraban los dos templos del antiguo Israel. Aquí, las reyertas entre israelíes y palestinos han sido recurrentes, en su mayoría protagonizadas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), cuyas intervenciones han acabado con víctimas mortales. Las declaraciones de Lapid no son infundadas.

El recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, según una norma no escrita establecida desde que Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la Explanada de las Mezquitas en 1967. Los judíos solo pueden acceder como visitantes, puesto que sus leyes les impiden orar en el lugar más sagrado para su religión. Solo contados rabinos tienen la potestad de hacerlo, aunque esa norma está empezando a ser revertida por algunos de ellos, vinculados al sionismo religioso.

Las palabras del ex primer ministro llegaron minutos después de las advertencias de Hamás. El grupo terrorista con sede en la Franja de Gaza amenazó con tomar represalias en caso de que Ben-Gvir cumpla su promesa de visitar la Explanada de las Mezquitas en algún momento de esta semana. De acuerdo con el canal de televisión panárabe Al-Mayadeen, la organización trasladó a los mediadores de Egipto y de la ONU que “no se quedaría de brazos cruzados” y que “el paso de Ben-Gvir encendería la región”. 

El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino condenó la visita de Ben-Gvir como “una provocación sin precedentes” y declaró que responsabilizaba al primer ministro israelí de lo que calificó de “ataque flagrante” contra el lugar sagrado. 

Bibi afronta unas primeras horas delicadas como jefe de Gobierno. El líder del conservador Likud ha conformado un gabinete de perfiles extremistas de la mano de su nuevo compañero de viaje: el ultraderechista Sionismo Religioso, una lista que fusiona las fuerzas de Sionismo Religioso, de Bezalel Smootrich; Poder Judío, del propio Ben-Gvir, y Noam, de Avi Maoz. 

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