Expertos congregados por la revista 4Asia en un seminario online abordaron la situación actual de Afganistán y la tensión creciente entre China y EEUU por Taiwán

China y Afganistán, ni amigos, ni enemigos, ni todo lo contrario

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La futura situación de Afganistán tras la partida de las potencias occidentales y la toma del poder de los Talibán es una importante cuestión que afecta a la configuración del Medio Oriente y la Asia próxima. Es una de las cuestiones principales que se abordaron en el seminario online organizado por la revista 4Asia, moderado y conducido por el director de la publicación, Julio Trujillo.

Los recientes eventos sucedidos en el país asiático y los posibles escenarios que se presentan de cara al futuro fueron analizados por una nutrida mesa de expertos entre los que se contaron al Coronel de infantería del Ejército Español Óscar Rubén Sánchez Artiles, ex agregado militar en la Embajada de España en Pekín y experto en asuntos geoestratégicos asiáticos, además de contar con experiencia sobre el terreno en Afganistán. Fernando Arrancón Ruiz, director de la publicación digital ‘El Nuevo Orden Mundial’. El periodista de Atalayar Santiago Mondéjar, experto en relaciones internacionales y Said Hamed Wahdat Ahmazadam, exdiplomático afgano destinado en la Embajada de Madrid. Doctor en Derecho, Gobierno y Políticas Públicas.

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Entre las primeras cuestiones que se abordaron destacó el control de los talibán sobre un país tan complejo como Afganistán. La mesa de expertos coincidió que al nuevo gobierno aún le queda un largo camino, que está por ver si podrá llegar a caminar hasta el final, para controlar de facto el país. Los Talibán se encuentran rodeados en la actualidad de varios países, anteriormente ordenados dentro de las URSS, colindantes a sus fronteras, y en ciertos casos hostiles hacia el nuevo gobierno, y que facilitan recursos y apoyo a los movimientos insurgentes en contra de los Talibán. Sería así el caso reciente del Tayikistán, que recibió a los rebeldes del Valle del Panjshir con honores después de la derrota de estos mismos al norte de Afganistán. 

“Es muy difícil controlar un país como Afganistán, por su configuración, no solo geográfica, sino también por tener una organización tribal, de muchos pequeños grupos distintos. Un buen ejemplo era el de anterior régimen, durante el cual, al presidente de Afganistán, lo llamaban ‘alcalde de Kabul’”, comentó Oscar Sánchez Artiles, resumiendo el reto al que se enfrentan ahora los talibán. 

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La mesa abordó también las nuevas influencias internacionales de los actores de la región asiática sobre Afganistán, comenzando por aclarar el reconocimiento al nuevo gobierno talibán. “Que se tengan diálogos con el nuevo gobierno, por razones prácticas, no significa lo mismo que reconocer totalmente un nuevo gobierno”, aclaró periodista Santiago Mondéjar, en cuanto a las relaciones que están teniendo los Talibán con los demás países, entre los cuales Pakistán se aúpa como el que más concesiones de autoridad ha hecho a los Talibán. “Pakistán es una de los mejor parados con este cambio de poder en Afganistán y que más partido va a intentar sacar de esta situación para incordiar a India, pero hay dinámicas internas contradictorias en Afganistán, y es aún pronto para hacer un diagnóstico correcto”, continuó el periodista. Pakistán ya estaría sacando rédito al nuevo gobierno en Kabul, y por primera vez en mucho tiempo Islamabad ha abierto caravanas comerciales que cruzan Afganistán para llegar hasta Turkmenistán. 

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Por otro lado, mirando a China, quedó claro con las intervenciones de la mesa de expertos, que el gigante asiático conducido por Xi Jinping no cometería los mismos errores que Occidente en Afganistán.  De acuerdo con la mesa de expertos, el principal interés de China es crear un ambiente que le sea favorecedor alrededor de Pakistán y en la región. Los intereses de China son indirectos, y como lo recordó Fernando Arancón, no tienen siquiera intereses en las riquezas minerales de Afganistán, ya que la misma China cuenta ya con los mismos recursos en su suelo nacional.  Algo que quedó claro es que China tiene claro que no le interesa entrar en Afganistán y embarrarse militarmente en la región. “Van a comprar, van a pagar, usar servicios secretos, pero no van a entrar militarmente. El poder de China es así, es económico, pero no exporta fuerza ni acciones militares”, recalcó el coronel. 

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El poder militar de China, y su rearme progresivo, se habrían planteado siempre desde el punto de vista de la defensa, y nunca como un brazo de largo alcance a nivel internacional, a diferencia de su potencia rival, Estados Unidos. La segunda parte del seminario se centró más en China y en su pugna con EEUU por la ‘isla rebelde’ de Taiwán. La misma semana, el líder Xi Jinping mantuvo una reunión telemática de tres horas con el presidente Biden, tras la cual las tensiones se rebajaron notablemente. Ya antes, una delegación de la Unión Europea visitó por primera vez la isla de Taiwán, lo que hizo crecer la inestabilidad. 

La mesa de expertos coincidió en que, en este asunto, Estados Unidos no posee los medios técnicos militares en el Pacífico para frenar una hipotética invasión china sobre la isla de Taiwán, y no plantean una involucración de Corea y Japón del lado americano en ese posible escenario, si bien tampoco está cerca de ocurrir. 

Cerró el seminario, a modo de anécdota, la curiosa paradoja del caso de China y su evolución a través de la historia. Siendo primero un aliado tácito de la URSS, creció, de acuerdo con los expertos, con la ayuda de los Estados Unidos, y de repetidas visitas del secretario de Estado Kissinger, o posteriormente Nixon, que hicieron mucho por integrar a China en el comercio global.  Sin embargo, es ahora una conexión, que habría invertido roles, entre Estados Unidos y Rusia, quien trata de contener el crecimiento de esta nueva potencia, que solo ha visto su economía decrecer en los últimos años. 
 

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