El viernes 24 de diciembre, Libia vivirá una jornada electoral marcada por la polémica. Hace apenas 10 días Saif al-Islam Gadafi, hijo del dictador Muamar Gadafi, presentó su candidatura a las elecciones presidenciales de Libia. Desde el entorno de Saif se aseguraba al medio Al-Sharq que “cuenta con el apoyo de una amplia gama de fuerzas políticas y tiene un programa dirigido a las aspiraciones de la juventud libia”. Sin embargo, la decisión de la comisión electoral libia puede dejar en agua de borrajas las intenciones de Gadafi que, a falta de la apelación pendiente, no podrá postularse como candidato el 24 del próximo mes.
No es el único que ha sido rechazado por la comisión. Saif al-Islam es uno de los 25 candidatos – de los 98 totales que han presentado la documentación requerida – que, en principio, no podrán ser elegidos en las elecciones presidenciales. No obstante, la decisión final estará en manos del poder judicial, que tiene entre sus manos un proceso pendiente de apelación. El peligro que traen consigo estas disputas son una importante amenaza para un proceso electoral respaldado internacionalmente y que tiene como objetivo fundamental acabar de una vez por todas con tantos años de inestabilidad y violencia en el país.

La decisión de la comisión electoral libia se basa en que Gadafi ha sido condenado por un delito. Además, un tribunal de Trípoli condenó a muerte al hijo del dictador en el año 2015 por cargos de rebeldía y crímenes de guerra durante el levantamiento contra su padre Muamar en 2011. También cuenta con una orden de arresto emitida por la Fiscalía de Libia por supuestos vínculos con mercenarios rusos. Medios estadounidenses van más allá y acusan a Moscú de intentar presionar a Jalifa Haftar de formar una alianza con Salif al-Islam para formar, según Bloomberg, una “alianza electoral imbatible”.
La lista de candidatos vetados por la comisión electoral tiene algunos nombres destacados como el del ex primer ministro Ali Zeidan o el exparlamentario Nouri Abusahmain. Las acusaciones entre unos y otros acerca de violaciones y delitos son continuas y está provocando un aumento de la tensión alrededor de lo que debería ser un motivo de celebración para la sociedad libia, como son los próximos comicios. Para esa fecha, la figura de Haftar parece fundamental, a pesar de no estar exento de polémica.

Conocido por su participación en la guerra de civil de Libia, Jalifa Haftar se presenta como una de las figuras más importantes en el plano político libio. Los lazos que le vinculan a Gadafi no son mera invención rusa. Haftar dio protección al hijo del dictador cuando fue entregado por la milicia que le condenó a muerte.

La candidatura fallida de Gadafi puede ver algunas de sus motivaciones en el plano internacional. El portavoz de la Corte Penal Internacional (CPI), Fadi Al-Abdullah, decía hace algo más de una semana que, a pesar de que en ese momento se postulase como candidato a las elecciones, la orden de arresto seguía teniendo validez: “Hemos seguido la presentación de documentos de Saif al-Islam Gadafi para su candidatura; sin embargo, no tenemos tratos en materia política. Sigue vigente una orden de arresto a su nombre”.
Son numerosos los frentes abiertos en un proceso que no va a ser ni mucho menos sencillo en el mes que queda hasta que llegue ese ansiado viernes electoral. De momento, Salif al-Islam no podría ser candidato, y la Corte Penal Internacional no parece favorecer sus declaraciones un cambio en esa decisión. No obstante, a pesar de las palabras de la CPI y de la decisión de la comisión electoral, Gadafi cuenta con el recurso de apelación que ya está en manos de la justicia y que decidirá en última instancia si se puede postular a la presidencia de Libia o no.