Mientras las reservas iraníes de uranio enriquecido no hacen más que crecer, el principal negociador nuclear de la República Islámica anuncia que las conversaciones para el acuerdo se reiniciarán el 29 de noviembre en Viena

Las complicadas negociaciones para reanudar el pacto nuclear con Irán ya tienen fecha

photo_camera PHOTO/WANA (Agencia de Noticias de Asia Occidental) - Vista del reactor nuclear de agua en Arak, Irán

El pasado día 3 de noviembre, el diplomático iraní y diputado en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Ali Bagheri Kani, publicaba en su cuenta de Twitter la reactivación de negociaciones del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés) el día 29 de noviembre en Viena. Sin embargo, las esperanzas de salvar el acuerdo nuclear son cada vez más reducidas. 

Por un lado, el anuncio del funcionario israelí vino acompañado de las advertencias del presidente del país, Ebrahim Raisi, quien subrayó que su Gobierno no permitiría las exigencias ‘excesivas’ de los países occidentales. “No nos iremos de la mesa de negociación” –matizó –, “pero nos opondremos a las demandes excesivas que perjudiquen los intereses del pueblo iraní”, según informó el diario La Vanguardia sobre las declaraciones del mandatario en uno de los actos conmemorativos del 42º aniversario de la ocupación de la embajada de Estados Unidos en Teherán. 

Frente a esta, la postura de los países occidentales debe considerar ahora las continuas violaciones de las cláusulas incluidas en el acuerdo. Cláusulas que Irán ha vulnerado sistemáticamente desde que, en el año 2018, EEUU abandonase el tratado unilateralmente. Algunas de las medidas establecidas por el JCPOA en el año 2015 eran la limitación de reservas de uranio enriquecido a 300 kg enriquecido a nivel bajo o la restricción de la investigación en materia nuclear. 

El presidente de Irán, Ebrahim Raisi

Además, las centrales nucleares del país no tenían permitido enriquecer uranio por encima de un 3,67%, y se determinó que los equipos de inspección nuclear de la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) tendrían acceso regular a todas las instalaciones nucleares del territorio iraní. En compensación, durante el tiempo de vigencia del acuerdo, las sanciones económicas a las que estaba sometido el país por parte del Consejo de Seguridad, EEUU y la UE, serían levantadas. 

Así, mientras Bagheri Kani anunció la reactivación de las negociaciones del acuerdo, la agencia Europa Press hizo públicos los datos de que Irán ha duplicado sus reservas de uranio enriquecido al 20% en tan solo un mes. Si en octubre de este año el país contaba con 120 kg, a día de hoy esta cantidad supera los 210 kg. Lo mismo sucede con el uranio enriquecido al 60%, que ya alcanza los 25 kg, y cuyo mero almacenamiento ya infringe el acuerdo nuclear. El nivel de enriquecimiento necesario para fabricar armamento nuclear es del 90%. 

A todo ello se suma, además, el aumento de las complicaciones que la OIEA enfrenta a la hora de  monitorizar y controlar la actividad nuclear del país. Según un informe emitido por Rafael Grossi, director general de la organización, el pasado 12 de septiembre, esta “falta de acceso (a las instalaciones) está comprometiendo seriamente la capacidad técnica para mantener el conocimiento sobre la situación”. 

El secretario general adjunto del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Enrique Mora, y el adjunto iraní en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi

El desarrollo de energía nuclear por parte de Irán ha generado, desde hace décadas, una enorme preocupación por parte de sus vecinos árabes y de los países occidentales. No obstante, el país siempre ha mantenido que no busca desarrollar ningún tipo de arma nuclear, y que toda la energía generada tiene objetivos de uso civil. 

Pese a todo, estas premisas han sido puestas en duda por parte de la comunidad internacional. Unas inquietudes que no han sido más que acrecentadas por declaraciones como la realizada por Behrouz Kamalvandi, portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, quien afirmó recientemente que el país “ha producido 25 kg de uranio enriquecido en un 60%”, algo que hasta ahora solo habían logrado “los países con armas nucleares”. 

Por su parte, varios analistas occidentales consideran que el comportamiento de Irán podría ser parte de una estrategia para fortalecer su posición de cara a las negociaciones, y que la gestión del creciente volumen de uranio enriquecido no sería más que una baza que utilizar a la hora de alcanzar un acuerdo. 

La Organización de Energía Atómica de Irán muestra máquinas centrífugas en la instalación de enriquecimiento de uranio de Natanz en el centro de Irán
La renegociación estadounidense por volver al acuerdo

La postura del gigante norteamericano frente al JCPOA es el otro eje sobre el que gira la viabilidad del acuerdo. Desde que en 2018 el expresidente estadounidense, Donald Trump, tomó la decisión unilateral de abandonar el pacto, la autoridad del resto de miembros –Francia, Alemania, Rusia, China, Reino Unido y la Unión Europea – ha sido puesta en entredicho. 

La salida de EEUU fue justificada por el entonces mandatario tras el rechazo de renegociación de las cláusulas por parte del resto de los firmantes. La Administración Trump exigió terminar con el punto que permitía a Irán reiniciar su programa nuclear, así como limitar el programa balístico y detener la injerencia de Teherán en la región. Ante la negativa, Donald Trump anunció que desde su abandono del pacto, aplicaría a Irán el mayor nivel de sanciones económicas. Sanciones a las que Bagheri Kani ha calificado de ‘injustas’ e ‘inhumanas’. 

Sin embargo, la llegada al poder de Joe Biden a principios de este 2021 parece hacer de nuevo posible la existencia de un acuerdo. Si bien el presidente no aprueba la los requerimientos iraníes –los cuales pasan por levantar todas las sanciones estadounidenses al país –, lo cierto es que ha manifestado que siempre que Irán ‘respete’ las medidas acordadas, EEUU estaría dispuesto a negociar su vuelta al Plan de Acción Integral Conjunto. 

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