Los expertos advierten de que el número de muertes en la República Islámica podría alcanzar los 3,5 millones “en las circunstancias actuales”

Estados Unidos impone nuevas sanciones a Irán en medio de la crisis del coronavirus

PHOTO/AP - Un médico trata a un paciente infectado con coronavirus en un hospital de Teherán, Irán, el 8 de marzo de 2020

El Departamento de Estado de Estados Unidos ha anunciado la imposición de nuevas sanciones contra 9 entidades e individuos acusados de participar en el comercio o el transporte de productos petroquímicos iraníes. “Las acciones de estos sujetos proporcionan ingresos al régimen que puede usar para financiar el terrorismo y otras actividades desestabilizadoras, como los recientes ataques con cohetes contra las fuerzas iraquíes y de la Coalición ubicadas en el campamento de Taji en Irak. Nuestras sanciones promoverán el aislamiento económico y diplomático de Irán. EEUU las continuará aplicando plenamente”, se puede leer en un comunicado emitido por el secretario de Estado Mike Pompeo. 

La nueva oleada de sanciones llega en un momento crítico para la República Islámica. Worldomoters, una página web que sigue en directo la evolución del coronavirus en el mundo, contabilizaba al mediodía de este jueves más de 18.000 casos y más de 1.200 muertes en Irán. Y el pronóstico para las próximas semanas es todavía más desolador. Un análisis de la Universidad Tecnológica de Sharif de la capital del país, Teherán, ha estimado que, en las circunstancias actuales, las infecciones no alcanzarían su pico hasta finales del mes de mayo, lo que derivaría en hasta 3,5 millones de muertes. 

La pregunta que se plantea, entonces, es qué papel juegan las sanciones en todo esto. La última ronda de medidas punitivas contra la República Islámica se remontaba al pasado 24 de enero, cuando fueron incluidas en la denominada “lista negra” seis empresas con sede en Hong Kong, China y Emiratos Árabes Unidos (EAU) por ayudar, supuestamente, a la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC, por sus siglas en inglés) a exportar millones de dólares en bienes. Tan solo un par de semanas antes, y tras la contraofensiva que lanzaron las milicias iraquíes pro-iraníes contra la base militar de Al-Asad, dejando un balance de un centenar de soldados estadounidenses heridos, Pompeo anunció un paquete sancionatorio contra los sectores iraníes de construcción, textil, minería y manufactura. Ocho altos funcionarios del país también se vieron afectados. “El motivo de las sanciones es negarle al régimen los recursos para llevar a cabo su política exterior destructiva”, declaró entonces el funcionario de la Casa Blanca. 

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, durante una conferencia de prensa, en Washington el martes 17 de marzo de 2020

Sin embargo, la Organización para la Paz Mundial (OWP, por sus siglas en inglés) alertó, el pasado 21 de enero, de que el PIB iraní se había desplomado un 4,8% en 2018 y un 10% en 2019. El valor de la moneda, el rial, también ha caído considerablemente y, en consecuencia, los precios de los bienes ordinarios -cuyo valor se ha duplicado desde 2016- así como del petróleo, se han disparado. The Washington Post, en un artículo titulado “How U.S. sanctions are paralyzing the Iranian economy” advertía, en este sentido, de que las sanciones empujan aún más hacia la pobreza a los que ya se encuentran en el extremo más bajo de la pirámide socioeconómica.

“Estas sanciones son lo suficientemente perjudiciales para las instituciones médicas de Irán y los mercados de bienes básicos en circunstancias normales. En tiempos de pandemia, son una obscenidad moral”, asevera la analista Bonnie Kristian en The Week.

El año pasado, la organización Human Rights Watch aseguró que las sanciones habían “restringido drásticamente la capacidad del país para financiar importaciones humanitarias, incluidos medicamentos, causando graves dificultades a los iraníes comunes y amenazando su derecho a la salud”. Más recientemente, concretamente hace tres semanas, Relief International -una de las pocas entidades que envían ayuda humanitaria al país- denunció, en esta línea, que había “una escasez extrema de suministros médicos, donde las existencias a menudo son bajas debido al alto precio de los medicamentos y de los equipos, una consecuencia de las sanciones de EEUU”.

“Mientras el coronavirus paraliza Irán, las sanciones lo exprimen”, titulaba su columna este jueves Adam Taylor, en The Washington Post. “No cabe duda de que las sanciones de EEUU han obstaculizado la respuesta de Irán al virus. Han dejado un gobierno disfuncional que lucha por obtener suministros y ha hecho que los funcionarios estén desesperados por evitar tomar medidas sociales que dañarían aún más una economía en caída libre”, prosigue en su artículo el analista.

Los bomberos desinfectan un centro comercial para ayudar a prevenir la propagación del nuevo coronavirus en el norte de Teherán, Irán, el viernes 6 de marzo de 2020

Por todo ello, el presidente, Hasán Rohaní, ha comunicado recientemente a varios líderes mundiales que la respuesta del país a la crisis “ha sido severamente obstaculizada por las sanciones de EEUU”, según ha informado Al-Monitor. La semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, remitió una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la que alertaba de que las sanciones estaban restringiendo el acceso de Teherán a suministros médicos. 

“Mientras el virus asola nuestras ciudades y pueblos, nuestra población, a diferencia de otras países afectados, también sufre la campaña más severa e indiscriminada de terrorismo económico en la historia, impuesta ilegal y extraterritorialmente por el Gobierno de Estados Unidos […] Aunque nuestras instalaciones, médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud están entre los mejores del mundo, estamos obstaculizados en nuestros esfuerzos por identificar y tratar a nuestros pacientes; en la lucha contra la propagación del virus; y, finalmente, al derrotarlo”, reza un fragmento de la misiva publicada en la página web del Ministerio iraní.

Aplicado a la práctica, Zarif denunció en la carta que las importaciones de desinfectantes médicos, jeringas o aparatos de respiración, y todos los productos farmacéuticos en general, son ahora menores que antes de la aplicación del Acuerdo Nuclear en 2016. Como ejemplo, la importación de esterilizadores médicos se ha reducido en un 75%.

Pero como explica el experto Mehdi Hasan, no toda la culpa debe recaer sobre el gigante norteamericano: “Para ser claros: gran parte de la responsabilidad por la muerte y el sufrimiento en Irán tiene que recaer en el Gobierno iraní, que ha sido grotescamente incompetente y profundamente deshonesto. ‘La respuesta oficial fue la negación evidente de la magnitud de la crisis’, escribieron los médicos iraníes (y exiliados) Kamiar y Arash Alaei en el New York Times a principios de este mes. El líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, incluso ‘acusó a los enemigos del país de exagerar la amenaza del coronavirus’”, escribe en The Intercept. “Sin embargo, las sanciones estadounidenses contra Irán, que han tenido un impacto devastador en la economía, han empeorado las cosas”, concluye. 

La gente hace cola para recibir los paquetes de precauciones contra el coronavirus proporcionados por los Basij, una milicia leal al establecimiento de la República Islámica de Irán, en la capital, Teherán, el 15 de marzo de 2020
La ayuda que ya ha recibido Irán

Cabe destacar, en este punto, que, a pesar de los movimientos de EEUU, el resto de la comunidad internacional sí parece estar comprometida a ayudar a Irán. La República Islámica ha recibido de la Organización de Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés) ocho toneladas de medicinas y kits de diagnóstico desde el pasado 3 de marzo. China ha enviado 15 toneladas de material médico y Emiratos, otras 32, entre pares de guantes, máscaras quirúrgicas y equipos de protección. 

El Gobierno de Teherán también ha solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI), con sede en Washington, un préstamo de 5.000 millones de dólares para enfrentar la crisis. No obstante, se ha esparcido el temor de que la institución rechace la petición, del mismo modo que ha ocurrido con Venezuela y su solicitud de la misma cantidad de dinero. Si no recibiera la financiación, es probable que la República Islámica haya dado un paso más hacia los 3,5 millones de muertos por el coronavirus que los expertos han estimado.   
 

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