Desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, Washington ha comenzado a trazar una política exterior enfocada en volver a crear lazos diplomáticos con diferentes países. Después de cuatro años de alejamiento con el país iraní, Estados Unidos junto con Europa, han afianzado sus posiciones con Irán con el objetivo de que Joe Biden vuelva al pacto nuclear que Donald Trump decidió romper de forma unilateral.
Sin embargo, los últimos informes nucleares de la ONU han vuelto a acusar a Irán de falta de transparencia tras encontrar restos de uranio enriquecido en varias zonas que no habrían sido reportadas dentro de su programa atómico. El secretario de Estado, Anthony Blinken, afirma que con estas actuaciones Irán podría tener una bomba nuclear “en cuestión de semanas” si no cesa el suministro de Uranio fisible y continúa acelerando su programa nuclear.
Los datos recogidos por los informes avalan la carrera nuclear que estaría llevando a cabo Irán ya que frente a los 202,8 kilos de uranio enriquecido que le permitía el acuerdo, Irán cuenta en la actualidad con 3.241 kilos, aunque se encuentra lejos de las seis toneladas que habría llegado a almacenar antes de aprobar el pacto.

Tras estas acciones, Blinken ha afirmado que el país estadounidense desconoce si “Irán quiere y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para respetar el acuerdo nuevamente", en un contexto que comenzaba a dar sus primeros pasos hacia la reconciliación entre ambos países en materia nuclear.
Durante el mandato de Donald Trump, el expresidente republicano rompió en el 2017 el acuerdo nuclear con Irán y decidió restablecer “al máximo nivel” y de forma inmediata las sanciones contra Teherán. De acuerdo con Trump, “sí no hacíamos nada, el mayor patrocinador mundial del terrorismo iba a obtener en poco tiempo la más peligrosa de las armas”, en referencia a la posible adquisición por parte de Teherán de una bomba atómica. Tras ejecutar la ruptura y bajo el argumento de “American First”, Trump hizo caso omiso a las presiones por parte de Francia, Alemania y Reino Unido para no abandonar el acuerdo y abrió una nueva brecha de inestabilidad en la región de Oriente Medio.

El actual presidente, Joe Biden, decidió abrir el camino hacia una reconciliación con el pretexto de volver al pacto nuclear si Irán prometía respetar las restricciones nucleares. Tanto Irán como Estados Unidos llevan manteniendo reuniones desde el pasado abril en Viena en una hoja de ruta que los estadounidenses han calificado de “pleno respeto contra pleno respeto” del acuerdo.
Sin embargo, Blinken insiste que “aún no se encuentran en la etapa del respeto por respeto” y duda de sí “será posible hacerlo”. En el rescate del acuerdo, Blinken ya había acordado levantar algunas sanciones que continuaban pesando sobre la economía iraní y afirmó que Irán “ya sabe lo que necesita hacer para volver a cumplir sobre lo nuclear”. A esto, el secretario añadió que de acuerdo con lo ocurrido hasta ahora desconocen si “Irán está listo y dispuesto a tomar una decisión” ya que todavía “no habrían obtenido respuesta”.

Estas declaraciones hacen referencia a los últimos movimientos realizados por Irán tras ocultar y limitar el acceso del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a los sitios nucleares que habían estado monitoreando. Sin embargo, Teherán permitió que continuaran las inspecciones en el transcurso de las conversaciones llevadas a cabo en Viena.
La cuestión iraní forma parte de un eje importante dentro de la política exterior de Biden. El pasado febrero, Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos emitieron un comunicado conjunto respecto al acuerdo nuclear, anunciando que “el E3 y Estados Unidos expresaron su interés de seguridad fundamental compartido en defender el régimen de no proliferación nuclear y garantizar que Irán nunca pueda desarrollar un arma nuclear”.
Desde entonces las conversaciones en relación con el acuerdo se han desarrollado en varios encuentros en la capital suiza, sin llegar a ninguna resolución.

El pasado abril, el viceministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, advirtió que, si las conversaciones se mantenían sin llegar a alguna solución, Irán abandonaría la comisión del acuerdo nuclear para la vuelta de Estados Unidos. Según ha recogido la agencia DPA, el viceministro iraní afirmó que “si hay progreso, continuaremos. Si no, dejaremos las conversaciones”.
Sin embargo, diferentes negociadores del programa nuclear han ofrecido un balance positivo en relación con la tercera ronda de negociaciones con la esperanza de poder alcanzar resultados tangibles en un espacio temporal de tres semanas ya que “habrían conseguido indiscutibles avances”, que aun no se han hecho públicos.