Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo, vota entre pragmatismo y nacionalismo

EFE/Atalayar

Pie de foto: El presidente de Indonesia, Joko Widodo, a la izquierda, y su oponente en las próximas elecciones, Prabowo Subianto. AP PHOTO

Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo tras India y EEUU y una de las más consolidadas del sudeste asiático, acude a las urnas en unas elecciones que enfrentan el pragmatismo del actual presidente, el carismático Joko Widodo, contra un posible giro a políticas más nacionalistas y autoritarias de la mano del exgeneral Prabowo Subianto.

Más de 192 millones de indonesios están llamados en estas elecciones, que por primera vez en la historia del archipiélago son presidenciales y legislativas al mismo tiempo, a elegir por segunda vez entre ambos candidatos, que ya se enfrentaron en 2014 en unos comicios que Jokowi, como se conoce popularmente al actual presidente, ganó por un estrecho margen gracias a su imagen de hombre común y de origen humilde. Esta vez las encuestas muestran una ventaja a favor de Jokowi de unos 20 puntos porcentuales de media en la intención de voto, lo que le sitúa como favorito, a pesar de que el voto indeciso ronda el 10%.

El país con la mayor población musulmana del mundo (cerca del 88% de sus más de 265 millones de habitantes) elegirá en un solo día entre más de 245.000 candidatos que aspiran a 20.000 puestos, en uno de los ejercicios democráticos más complejos del globo. Durante la campaña, el nacionalismo y la economía han sido dos de las principales bazas que han empleado los contendientes del país emergente y miembro del G20, cuyo PIB es el decimosexto del mundo, aunque su producto per cápita se encuentra por debajo del puesto 110.

El uso de los ingentes recursos naturales del archipiélago, de más de 17.000 islas, lastrado por unas desigualdades enormes y que necesita una ingente inversión para mejorar la calidad de vida en islas remotas y alejadas de las desarrolladas Java y Sumatra, ha centrado gran parte del debate electoral. Jokowi ha presumido de sus políticas sociales y de la nacionalización de recursos como una de las minas de oro y cobre más grandes del mundo, situada en la Papúa indonesia, mientras que Prabowo ha acusado al presidente de vender el país a multinacionales extranjeras.

Pie de foto: Voluntarios indonesios preparan urnas para distribuir en los colegios electorales de Bali, Indonesia. La tercera democracia más grande del mundo se prepara para celebrar sus elecciones legislativas y presidenciales el 17 de abril. AP PHOTO/FIRDIA LISNAWATI

El excomandante de las Fuerzas Especiales, que fuera yerno del dictador Suharto y sobre quien pesan acusaciones de violaciones de derechos humanos durante su pasado militar, ha prometido crear empleos para los jóvenes, un sector electoral clave, ya que el 40% de los votantes tienen entre 18 y 35 años.

Su discurso, inspirado en el presidente Donald Trump, se basa en la promesa de hacer a Indonesia "grande de nuevo" y rescatarla de problemas como la malnutrición, que afecta a nueve millones de niños menores de cinco años en el país, según las Naciones Unidas. Además, el exgeneral ha elegido como vicepresidente al exitoso empresario de 49 años Sandiaga Uno, que ha conectado con el voto joven con su imagen deportiva y su uso de las nuevas tecnologías.

Se espera que otro factor determinante en los comicios sea la religión en el país con más musulmanes del mundo, sobre todo tras el aumento de la influencia islamista en los últimos años. "La instrumentalización de la religión no es nueva en la política indonesia, pero es mucho más visceral y la polarización se ha vuelto muy real", dijo la investigadora del Instituto Indonesio de las Ciencias (LIPI), Dewi Fortuna Anwar, durante un evento en Yakarta.

La investigadora considera que Indonesia, que ha crecido un 5% de media anual durante la legislatura de Jokowi, se enfrenta al doble reto de consolidar tanto su economía como su democracia.

Entre los problemas del país asiático, Dewi destacó además el auge de las dinastías y oligarquías políticas, donde confluyen los poderes políticos y económicos, así como el populismo, la corrupción y la criminalización de los detractores de las élites. En su mandato, Jokowi ha demostrado su capacidad de negociación con poderes fácticos como el Ejército o los grupos mayoritarios islámicos a los que ha mantenido cerca en su legislatura, lo que en muchos casos ha impedido las promesas de reforma que hizo en 2014.

Una de las mayores muestras del pragmatismo político del presidente es la elección como su segundo de un influyente y septuagenario clérigo musulmán que preside el Consejo de Ulemas de Indonesia, Maruf Amin. Por su parte, Prabowo se ha aliado con los grupos islamistas, a los que ha prometido avances en la implementación de la ‘sharía’, o ley islámica, en Indonesia, a pesar de que el perfil del exmilitar sea en principio secular.

La proliferación en los últimos años de las redes sociales en Indonesia, cuarto país del mundo con más usuarios de Facebook, ha llevado también la contienda electoral a internet.

Los comicios están considerados uno de los ejercicios electorales más complejos del mundo ya que por primera vez en la historia de Indonesia serán presidenciales y legislativos al mismo tiempo, lo que significa que 245.000 candidatos optarán a 20.000 cargos en un único día.

Pie de foto: Los funcionarios preparan urnas y otros materiales de votación en Yakarta el 11 de abril de 2019, antes de las elecciones presidenciales y legislativas. -Unos 192 millones indonesios van a votar el 17 de abril en la tercera democracia más grande del mundo. AFP/BAY ISMOYO

Claves electorales

Hay varias claves que pueden influir determinantemente en los próximos comicios. Por un lado, está el auge del islam político. La creciente influencia de las organizaciones y partidos islámicos en la política y la sociedad indonesia se ha hecho evidente en los últimos años y juega un papel importante en la propuesta política de las coaliciones que respaldan a ambos candidatos presidenciales. Joko Widodo se ha blindado de los ataques que cuestionaban su devoción musulmana con la elección como su vicepresidente del septuagenario clérigo Maruf Amin. Por su parte Prabowo ha cortejado el voto musulmán más conservador y se ha aliado con el movimiento 212, conocido por impulsar una serie de protestas multitudinarias entre 2016 y 2017 contra el entonces gobernador de Yakarta, el cristiano Basuki Tjahaja Purnama.

Por otro lado, existe una gran importancia del voto joven. El 40% de los posibles votantes o cerca de 80 millones tienen entre 18 y 35 años por lo que el voto ‘millenial’ es uno de los principales objetivos en la campaña electoral para ambos contendientes. Sus equipos han utilizado contenido adaptado al público joven en las redes sociales, colaboraciones con ‘influencers’ o ‘youtubers’ o una imagen más relajada de los candidatos presidenciales para atraer a los votantes de menos edad. Además, Prabowo cuenta con la citada figura de Sandiaga Uno como candidato a vicepresidente, personaje que atrae al voto más joven. Sandiaga ha puesto su fortuna al servicio de la campaña presidencial y ha potenciado su imagen de deportista y su discurso de reforma de la economía para apoyar a las nuevas generaciones.

También se puede destacar que Joko Widodo lleva ventaja en las encuestas. La mayoría de las previsiones de voto dan al tándem Jokowi-Maruf cerca de 20 puntos porcentuales de ventaja frente al formado por Prabowo-Sandiaga, mientras que alrededor del 10% de los votantes permanecen indecisos, por lo que el actual presidente tiene el cartel de favorito. Jokowi opta a la reelección con el apoyo de partidos que representan cerca del 60% de los asientos de la Cámara Baja, así como la mayor organización musulmana del archipiélago Nahdlatul Ulama, de la que Maruf era un veterano miembro.

Sin embargo, dos de las últimas encuestas independientes reducen la diferencia entre los candidatos a 12 puntos porcentuales (Kompas) y 5,5 (Voxpol Center Research and Consulting), lo que junto al voto indeciso y los cambios de opinión abren la posibilidad a la sorpresa.

Además, cabe resaltar como posible elemento influyente en las elecciones el que se han dado acusaciones de fraude electoral. El equipo de Prabowo acusó a principios de mes a la Comisión Electoral (KPU) de irregularidades en las listas electorales y advirtió de que su coalición acudirá a los tribunales o recurrirá al "poder del pueblo" si no se solucionan. Sería la segunda vez que el exmilitar denuncia fraude electoral después de que en 2014 acudiese al Tribunal Constitucional, que rechazó su querella.

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