Antes de los ataques de EEUU y sus socios de la OTAN, Irak tenía el mejor sistema educativo de la región, una tasa de alfabetización del 88% y la tercera mayor reserva de oro y petróleo

Irak: tras 20 años de la invasión y 8 de guerra, la democracia tendrá que esperar

photo_camera AP/JEROME DELAY - Civiles iraquíes y soldados estadounidenses derriban una estatua de Saddam Hussein en el centro de Bagdad, el 9 de abril de 2003

11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos, por primera vez en su historia sufrieron un ataque terrorista de carácter bélico en terreno nacional. El derribo de las dos torres del World Trade Center supuso un antes y un después en la historia. La imagen de los atentados en todos los periódicos e informativos del mundo supuso que ni siquiera los Estados Unidos eran infalibles. El miedo cundía en Occidente quien, a su vez, buscaba culpables. Como ha sucedido a lo largo de la historia siempre pagan justos por pecadores: esta vez le tocó a Irak dos años y medio después.

Si bien es el trabajo el que altera las circunstancias sociales, el lenguaje es el arma utilizada para acelerar o frenar el cambio de esas condiciones, la palabra es el primer ejercicio del poder. A través de la comunicación, de la permuta de informaciones, los seres humanos toman conocimiento de sus experiencias, que disienten con otros al enunciarlas. La primera toma de conciencia se efectúa en la insurrección del mundo, como decía Paulo Freire. Así, por ejemplo, cuando las experiencias son intensas o insatisfactorias y se expresan, el dolor, el descontento, puede pasar de la resignación a la provocación, a la exigencia de eliminar la causa del sufrimiento.

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El uso manipulador del lenguaje es tan antiguo como el dominio de unos seres humanos sobre otros. Todos los dominadores, magos, religiosos, políticos, económicos, intelectuales, etc., manejaron las palabras para confundir, aterrorizar, ocultar y conservar la ignorancia sobre las verdaderas relaciones de dominio y explotación. Los máximos representantes del nazismo, como Hitler y Goebbels, procedentes del catolicismo, se ocuparon meticulosamente de ello. Marcaron las pautas para los fundamentalistas actuales, como Bush y la camarilla que rige hoy los destinos del mundo desde las oficinas estatales de Washington y los despachos de sus compañías depredadoras.

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El lenguaje, como el terrorismo, va dirigido a los ciudadanos y origina miedo, profesa violencia simbólica y psicológica. Origina efectos más allá del significado. Las palabras son como minúsculas dosis de veneno que pueden engullirse sin darse uno cuenta. A primera vista parecen no tener efecto y luego, al poco tiempo, se manifiesta la reacción tóxica. “El hombre es tan propenso al efecto hipnótico de los lemas como a las enfermedades contagiosas”, decía el ensayista húngaro Arthur Köstler. El arma más letal es el lenguaje. Sin palabras no hay guerra.

¿Por qué fueron a por Irak y no a por Pakistán?  

Una vez establecido el nuevo Gobierno en Afganistán, se bajó el perfil comunicacional a las operaciones de las tropas que subsistían allí en la busca de los líderes de Al-Qaeda y, ante la incapacidad de encontrar a Osama bin Laden, sencillamente las informaciones fueron olvidadas por la prensa. Cuando se detienen líderes importantes se difunde con señales esporádicas de que la actividad continúa en la región, pero especialmente, se trasladó la atención de la opinión pública hacia otra esfera, ya que en ese existen elementos que le desagradan en sus explicaciones al mundo y al propio campo de acción interno de los Estados Unidos: los recuerdos de la Guerra de Vietnam. Las informaciones en esta evolución estuvieron consignadas a revitalizar el incumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas por parte de Irak y la amenaza que simbolizaban las armas de destrucción masiva. Proceso que, a la postre, ha repetido la nación norteamericana, por ejemplo, en Libia bajo el marco de la OTAN, y en Siria bajo el escudo de la “paz mundial”.  

Para ello, se difunde el incremento de los vuelos de control en la zona de excepción aérea y sus continuas transgresiones por parte de Irak y se acrecienta la presión ante el mundo para expedir reiteradamente a los inspectores. Todo lo anterior permitió una coherencia absoluta para no sorprender con su despliegue de tropas al área del Golfo, reclutamiento que se efectuó de forma abierta y cuya campaña comunicacional fue altamente exitosa, ya que no se efectuaron grandiosas reacciones adversas. Se logró plena concordancia y credibilidad entre lo advertido y lo consumado, para cambiar la atención al nuevo eje de la amenaza.

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Irak, conquistas, saqueos y petróleo 

En febrero de 2003, un mes antes de la invasión estadounidense en Irak, un documento procedente del interior del Departamento de Estado del Gobierno de los EEUU cuyo título era “Dirigiendo la economía iraquí desde la recuperación al crecimiento”, formaba parte de un conjunto mayor de documentos secretos titulado “Estrategia para Irak”. El Plan Económico penetra temerariamente en un terreno en el que jamás entró anteriormente ningún diseño para invasión: la completa reelaboración, dice, de “las políticas, leyes y normas” del estado conquistado. Un programa detallado, comenzado años antes de que los tanques empezaran a rodar, para imponer un nuevo régimen de bajos gravámenes sobre los grandes negocios, y la rápida venta de los activos iraquíes, de hecho, “de todas las empresas estatales” a los operadores extranjeros. Hasta el momento este plan de ataque militar sigue siendo el único en la historia que figure en calidad de apéndice, dentro de un programa para robustecer las leyes del copyright de la nación atacada. 

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Durante la fase de preparación se efectúa una aguda difusión de lo reveladoras que son las reservas de crudo que posee Irak, lo atrasada que es su tecnología y lo que podrían ser en beneficio de sus semejantes en el mundo, para lo cual el principal obstáculo se llama Sadam, y se apellida Hussein, el cual debe ser apartado del poder. En este momento comunicacional se comienza a concentrar nuevas variables al problema de Irak, ante la opinión pública, de modo validar otros objetivos de importancia, además de la situación interna y del no-cumplimiento de las resoluciones respecto a las armas de destrucción masiva. Este momento es relevante pues exterioriza que cualquiera que sea el motivo, el conflicto se producirá mientras se está examinando la opinión mundial. 

La agresión colectiva que suponen las guerras no puede explicarse simplemente por los principios que gobiernan otras formas de agresión interpersonal. Para llevar a cabo los actos bélicos se requiere de una organización social compleja que maneje recursos materiales y humanos y planifique acciones grupales. Exige para ello la aquiescencia e implicación de colectivos sociales importantes, incluso de la sociedad entera, para poder ejecutar acciones de otra forma difíciles de perpetrar, por las gravísimas implicaciones que alcanzan. 

Un zapatazo para la historia 

Muntazer al-Zaidi es el periodista iraquí que se dio a conocer en todo el mundo por haber lanzado sus zapatos en 2008 al entonces presidente de EEUU, George W. Bush, quién días antes había anunciado en Ginebra, la creación de una fundación para ayudar a las víctimas de la guerra en Irak. El periodista que fue castigado con nueve meses en prisión en Bagdad a causa de ese acto que le convirtió en un héroe en el mundo árabe. Al-Zaidi, que dijo haber actuado entonces “como ciudadano iraquí y no como periodista”. La Casa Blanca reitera una y otra vez que ahora el mundo es más seguro. 

El agredido mundo árabe no comparte tal voluntarismo: a la pregunta de si la guerra de Irak aumentaría o reduciría las actividades terroristas contra EEUU, casi el 80% promedio respondió que las incrementaría. Para esa mayoría tampoco es creíble que EEUU irrumpiera en Irak para librarlo de la autocracia husseinita y llevar paz y estabilidad al Medio Oriente. Pondera que las motivaciones “extremadamente importantes” y “muy importantes” fueron distintas a las “oficiales”. Del 45% de saudíes al 88% de libaneses opinó que la verdadera razón es el petróleo; del 47% en Arabia Saudí al 73% en los Emiratos, que el objetivo fue debilitar el universo musulmán; del 44% en Arabia Saudí al 82% en el Líbano, que es una acción destinada a proteger a Israel; del 43% en Arabia Saudí al 77% en los Emiratos, que EEUU busca dominar al islam. Concluyendo, en la totalidad de los 12 países para el conjunto de las tres dimensiones predominan las valoraciones negativas sobre las positivas, sobre todo en países árabes como Bahréin o Arabia Saudí. 

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Irak o como hacer caso omiso a la historia 

Irak tenía la tercera mayor reserva de petróleo y oro del mundo. Según informó la CBS, el Ejército de los Estados Unidos (US Army) iniciará su conquista con ataques tan devastadores que: “Los soldados no podrán ni querrán poner resistencia”. La idea de los EEUU es que el ataque fuese tan brutal que produzca en palabras textuales: shock y pavor. La Armada de la OTAN y los EEUU lanzó entre 300 y 400 misiles de crucero contra Irak. En cuestión de minutos se lanzaron más bombas que en los 40 días de la primera guerra del Golfo, mientras tanto, Occidente lo veía por la televisión. 

“El centro de Bagdad parecerá el infierno en la tierra”, era una de las afirmaciones más cruentas que se dijeron en la retransmisión de la CNN, quienes reproducían palabras de miembros del US Army. Los ciudadanos de la capital sufrieron un aislamiento sensorial, utilizando la destrucción masiva como la excusa perfecta para hacerles empezar de cero. En el momento de la ejecución de Saddam en Irak morían más de 1.000 personas a la semana. En 2007 la ONU estimó en más de 4 millones los refugiados iraquíes que tuvieron que abandonar Irak, mientras cientos de miles de iraquíes habían fallecido. Antes de las sanciones Irak tenía el mejor sistema educativo de la región y una tasa de alfabetización del 88%, en Nuevo México era del 56%. 

La estrategia estadounidense se basó en dos acciones: el shock económico o el capitalismo del desastre, cuyo nacimiento se dio en la Escuela de Chicago, que pretendía que el propio desastre en sí fuese la oportunidad perfecta para que los Estados Unidos proliferasen sus negocios preferidos: el saqueo de oro, del petróleo y la venta de armas bajo el amparo de la “paz mundial”. El shock de la represión. Durante los tres primeros años de la ocupación se capturaron a más de 61.000 iraquíes que una vez llegados a prisión eran torturados por el Ejército de los EEUU con técnicas de los años 50; entre el 70 y 80% de las detenciones realizadas fueron erróneas como finalmente admitió el Gobierno de los EEUU. Resultado final: dejaron a Irak en un estado de shock continuo, anárquico y violento. 

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Irak, 20 años en vano

Estados Unidos, el imperio más poderoso de la tierra en toda la historia de la humanidad, con más pena que gloria, se vio obligado a retirarse de Irak tras siete años y medio de una invasión militar fundada en el engaño y la mentira que desató una guerra cruenta, inmoral, inhumana y bárbaramente destructora. La invasión estadounidense de Irak comenzó hace 20 años. Fue justificada por armas nucleares que nunca existieron y supuso un atropello a los derechos humanos y al derecho internacional. Deja un país asolado, sumido en la pobreza material y en la miseria política luego de asesinar a Saddam Hussein, a más de 1,2 millones de civiles y destruir monumentos históricos que corresponden al patrimonio de la humanidad y los inicios de la civilización occidental. Comenzó el repliegue, pero deja unos 50.000 soldados para que cuiden sus “conquistas” o atracos, en especial, de hidrocarburos. 

Tras dos décadas de que Estados Unidos entrara en Irak, derrocando el régimen de Saddam Hussein y construyendo un régimen “democrático”, parece que la mayoría de los iraquíes se han vuelto menos optimistas y más quejosos del nuevo régimen en comparación con los años que siguieron a la invasión. La corrupción, la inestabilidad y los conflictos sangrientos dominaron el país, que, como consecuencia, hoy está muy cerca de Irán, quien es abiertamente hostil hacia Washington.

Coordinador de América: José Antonio Sierra.  

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