Irán evita señalar el papel de Turquía y Qatar en Siria

Días después del ataque lanzado por los rebeldes islamistas en Siria, algunos de ellos apoyados por Turquía, el régimen de Bashar Al-Assad trata de recuperar los territorios perdidos con ayuda de sus aliados, especialmente Rusia.
La República Islámica de Irán, otro de los principales apoyos de Damasco, ha reiterado su respaldo al régimen de Al-Assad durante el viaje de su ministro de Asuntos Exteriores a Siria pocos días después de la toma de Alepo por parte de los rebeldes liderados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), vinculado en el pasado a Al-Qaeda.
Asimismo, a través de la diplomacia, Irán trata de conseguir el apoyo de Qatar y Turquía, países que apoyan a milicias contrarias a Al-Assad.
Durante la guerra civil siria, Doha ha apoyado principalmente a los grupos opositores al régimen brindando apoyo financiero, diplomático y, en algunos casos, militar. No obstante, el respaldo de Qatar a los grupos opositores ha causado controversia, ya que algunas de las milicias han tenido vínculos con facciones más radicales e islamistas, lo que ha generado tensiones con Occidente.
Doha también ha trabajado en estrecha colaboración con Turquía para promover la caída de Assad. Al igual que Qatar, Ankara se ha centrado en respaldar al Ejército Libre Sirio (ELS), un grupo contrario a Damasco con el fin de derrocar al Gobierno sirio, limitar la influencia de Irán y de los kurdos en la región.
A pesar de conocer los intereses de Turquía y Qatar, Teherán evita acusar directamente a ambos países de respaldar a la oposición siria y, en su lugar, culpa a Israel de los últimos acontecimientos en Siria.

Jerusalén, por su parte, ha expresado su preocupación por que los rebeldes sirios puedan acceder a misiles, instalaciones de producción y almacenamiento de armas químicas como el gas sarín, tanques, vehículos blindados de transporte de personal y aeronaves en bases en la zona de Alepo y sus alrededores.
Además de arsenales, esta zona -anteriormente controlada por el régimen- contiene infraestructura para la producción de armas como misiles de precisión, algunos de los cuales se fabrican para Hezbolá y milicias chiítas proiraníes
En un momento en el que trata de romper su aislamiento regional, Teherán evita acusar directamente a Qatar y Turquía de impulsar el frente de oposición en Siria. El régimen iraní ha establecido alianzas estratégicas con países como Qatar con el fin de reforzar los lazos diplomáticos y en materia seguridad. Además, el régimen iraní se beneficia del apoyo mediático de los medios qataríes, especialmente Al Jazeera, que juega un papel clave en impulsar la narrativa de Teherán y en promover la agenda del llamado “Eje de la Resistencia” en la región.

Es por este motivo que, durante su conversación telefónica con el emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad Al Thani, el presidente iraní evitó hacer acusaciones directas o culpar a Doha. En lugar de ello, según informó la Agencia de Noticias Iraní (IRNA), se limitó a señalar que “la expansión del caos y el terrorismo en la región no beneficia a ningún país”, añadiendo que “todos los países de la región deben desempeñar un papel constructivo para enfrentar este fenómeno maligno”.
Respecto a Turquía, su relación con Irán en el contexto de la guerra en Siria se ha basado en un equilibrio entre la competencia y la cooperación. A pesar de respaldar a diferentes actores en el conflicto, las relaciones bilaterales entre ambos se han mantenido sin cambios durante los años de guerra.

De hecho, durante su visita a Ankara, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araqchi, no pidió a Turquía que detuviera el ataque ni retirara su apoyo a los grupos armados, sino que instó a realizar consultas y mantener un diálogo estrecho para garantizar la estabilidad en Siria con el fin de preservar los logros alcanzados durante el proceso de Astaná.
Tanto Qatar y Turquía se aprovechan de que el margen de maniobra de Irán en el terreno se ha vuelto muy limitado. Esto se debe a varios motivos: la imposibilidad de movilizar milicias iraquíes hacia Siria debido a las restricciones impuestas por Bagdad y la incapacidad de Hezbolá para librar una nueva guerra tras la desarticulación de gran parte de su liderazgo y los efectos de los combates en su enfrentamiento con Israel.