Amnistía Internacional denuncia la grave situación en la República Islámica por la represión del régimen de los ayatolás

En Irán, la violación como arma de represión del régimen

PHOTO/ MONA HOOBEHFEKR/AFP - Protestas en Irán
PHOTO/ MONA HOOBEHFEKR/AFP - Protestas en Irán

Amnistía Internacional denuncia el uso de la violación como arma de represión del régimen de los ayatolás en Irán contra los opositores movilizados en el marco del levantamiento popular desencadenado por la muerte de Mahsa Amini. 

En una reciente publicación, la entidad denuncia los hechos que acaecen bajo la represión del Estado de la República Islámica de Irán a través de las fuerzas de seguridad. 

A continuación, se reproduce la publicación de Amnistía Internacional

EN IRÁN, LA VIOLACIÓN COMO ARMA DE REPRESIÓN DEL RÉGIMEN

Las fuerzas de seguridad iraníes cometieron violaciones, violaciones en grupo y otras formas de violencia sexual contra mujeres, hombres y niños de apenas 12 años que participaban en el levantamiento “Mujeres, Vida, Libertad”. En una nueva investigación, hemos recogido varios relatos de testigos presenciales y reconstruido los escalofriantes métodos de represión utilizados por las autoridades iraníes.

120 páginas de horror. Nuestro informe titulado “Me violaron: violencia sexual utilizada como arma para aplastar el levantamiento iraní Mujer, Vida, Libertad” describe el terrible calvario de 45 personas, entre ellas 26 hombres, 12 mujeres y siete menores, que fueron sometidas a violaciones, violaciones colectivas y otras formas de violencia sexual a manos de los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad iraníes.

Las violaciones se cometieron para torturar, intimidar y castigar a los manifestantes que desafiaban décadas de opresión del régimen, en el marco del levantamiento popular desencadenado por la muerte de Mahsa Amini.

Los estremecedores testimonios que hemos recogido revelan las atrocidades infligidas por las fuerzas de seguridad iraníes a manifestantes y personas en espacios públicos durante la revuelta. El objetivo principal es reprimir a los manifestantes para doblegarlos desde dentro y silenciarlos. Es un doble castigo: las personas son víctimas de violencia sexual y luego tienen que callar por miedo a las represalias de las autoridades. En Irán no hay verdad, justicia ni reparación.

Tenga en cuenta que los testimonios de nuestro informe son difíciles de leer, ya que describen violaciones, otros tipos de violencia sexual y traumas psicológicos. Queremos dar las gracias a todas las personas que han tenido el valor y la confianza de compartir su testimonio.

Detenciones, violaciones, confesiones forzadas

Nuestro informe revela que los autores de las violaciones y otras formas de violencia sexual eran miembros de los Pasdaran (Guardias Revolucionarios), la fuerza paramilitar Bassij, el Ministerio de Inteligencia y diversas ramas de la Policía. Entre las víctimas había mujeres y niñas que se habían quitado el velo en público, así como hombres y niños que habían salido a la calle para expresar su indignación por la muerte de Mahsa Amini.

Durante el levantamiento, las fuerzas de seguridad iraníes, de uniforme o de paisano, detuvieron arbitrariamente a manifestantes en la calle, en sus domicilios o en sus lugares de trabajo, sin orden de detención. Obligadas a subir a vehículos, algunas personas fueron violadas en furgones policiales mientras las llevaban a lugares de detención, como escuelas y bloques de apartamentos, utilizados ilegalmente como lugares de detención. En estos lugares continuaba el horror: torturas, violaciones cometidas por una sola persona o en grupo, malos tratos con el fin de obtener “confesiones” forzadas, humillaciones y destrucción del ánimo.

Las violaciones y otros actos de violencia sexual solían ir acompañados de otras formas de tortura y malos tratos, como palizas, flagelaciones, descargas eléctricas, administración de pastillas o inyecciones no identificadas, privación de alimentos y agua, y condiciones de detención crueles e inhumanas. Las fuerzas de seguridad también se negaron sistemáticamente a que las víctimas recibieran tratamiento médico, incluso por lesiones relacionadas con la violación.   

Los supervivientes dan testimonio del horror

Estas víctimas iraníes de violación y otros tipos de violencia sexual tienen edades comprendidas entre los 12 y los 48 años. Para nuestro informe, estas personas accedieron a testificar, a pesar de su trauma y del miedo a las represalias. Mientras se manifestaban valientemente por mayores libertades, se vieron sumidas en la brutalidad y el horror sin nombre del régimen iraní. Su testimonio, extremadamente difícil, es necesario para que algún día se haga justicia.  

La complicidad de la justicia iraní  

Hemos tenido acceso a un documento oficial filtrado, fechado el 13 de octubre de 2022, que revela que las autoridades suprimieron las denuncias por violación presentadas por dos jóvenes contra dos agentes de la Guardia Revolucionaria durante las manifestaciones. El fiscal adjunto de Teherán calificó el caso de “totalmente secreto” y sugirió que se “cerrara gradualmente”.

Casi todas las personas entrevistadas en nuestro informe se abstuvieron de presentar una denuncia tras su puesta en libertad, por temor a sufrir más daños por parte de las autoridades iraníes.

Sólo tres víctimas presentaron denuncias tras su liberación, pero dos se vieron obligadas a retirarlas después de que las fuerzas de seguridad amenazaran con secuestrarlas y matarlas a ellas y a sus familiares. A la tercera, un alto funcionario le dijo que había “confundido” un registro corporal con violencia sexual.

Los fiscales y jueces iraníes no sólo han sido cómplices de ignorar o suprimir las denuncias de las víctimas de violación, sino que también han utilizado “confesiones” forzadas bajo tortura para presentar cargos espurios contra estas personas y condenarlas a penas de prisión o de muerte.

Hasta la fecha, las autoridades iraníes no han acusado ni procesado a ningún funcionario del Estado por las violaciones y otros actos de violencia sexual señalados en el informe. Sin embargo, sí han condenado a muerte a algunos de los manifestantes que fueron víctimas de violencia sexual por parte de las fuerzas de seguridad.

El trauma de las víctimas

Las mujeres, hombres y niños que accedieron a testificar en nuestro informe nos contaron que siguen sufriendo profundos traumas físicos y psicológicos como consecuencia de la violencia sexual a la que fueron sometidos.

La madre de un estudiante de secundaria que había sido violado nos contó que su hijo había intentado suicidarse dos veces mientras estaba detenido.

Saha, manifestante, fue objeto de violencia sexual en el centro de detención al que la llevaron. Las fuerzas de seguridad la amenazaron con violarla y le tocaron los genitales.

“Yo solía ser una luchadora en la vida. Incluso cuando la República Islámica intentó doblegarme, seguí adelante. Últimamente, sin embargo, pienso mucho en el suicidio [...] Soy como alguien que espera todo el día a que llegue la noche para poder dormir”, nos cuenta.

Ante la falta de perspectivas de justicia en Irán, la comunidad internacional tiene el deber de apoyar a las víctimas de violencia sexual para que puedan obtener justicia.

Instamos a los Estados a que abran investigaciones en su propio territorio, en virtud del principio de jurisdicción universal, sobre los presuntos autores de estos crímenes en Irán, con vistas a dictar órdenes de detención internacionales.