El antiguo jefe de la diplomacia española interviene en el curso de verano de la UCM organizado por el Movimiento Europeo para analizar el escenario geopolítico posterior a la invasión rusa de Ucrania

Josep Piqué, exministro de Exteriores: “Nos dirigimos hacia una bipolaridad imperfecta que incluye a actores como Rusia, Turquía, Irán o India”

photo_camera PHOTO/IRENE PÉREZ REGUEIRO - El exministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, Josep Piqué, interviene en el curso de verano de la UCM organizado por el Movimiento Europeo en San Lorenzo de El Escorial, 22 de julio de 2022

El orden internacional cambia a marchas forzadas como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. La transformación global y sus repercusiones, espoleada primero por la pandemia de COVID-19 y agravada después por las ambiciones imperialistas del presidente ruso Vladímir Putin, son casi imposibles de prever. Pero dejan algunas pistas que invitan a la inducción. Con asuntos como la incipiente crisis energética y de suministros, el exponencial encarecimiento del coste de vida, la acuciante inflación, las proliferación de las migraciones o la latente polarización política en el horizonte, la pregunta de fondo que subyace es: ¿hacia dónde nos dirigimos?

Para dar respuesta a alguna de estas cuestiones desde la óptica de la Unión Europea, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha albergado en su sede de San Lorenzo de El Escorial las jornadas organizadas por el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, presidido por el catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM, Francisco Aldecoa, en el marco de los cursos de verano del centro. Un espacio dedicado a desengranar los retos a futuro de la UE en distintas áreas y las derivadas de la agresión de Rusia.

El exministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, Josep Piqué, ha inaugurado este viernes la tercera y definitiva sesión del curso de la mano de vicepresidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, Eugenio Nasarre, en la que ha analizado la escena internacional y las materias que van a trazar el recorrido de la próxima década. Conceptos como la globalización, la revolución digital, la transición ecológica o la bipolaridad emergente han vertebrado su ponencia con la lucidez característica del que tiene un discurso coherente y asumido.

Josep Piqué

“Debemos evitar la tentación de caer en el adanismo. Pandemias ha habido siempre, guerras ha habido siempre y crisis económicas ha habido siempre. Eso nos obliga a ser humildes”, trasladó al inicio Piqué, antes de reflexionar sobre la imprevisibilidad de los acontecimientos: “Nadie supo anticipar la caída del Muro de Berlín, o los atentados del 11 de septiembre, o la crisis financiera de 2008 o las Primaveras Árabes, así como tantos y tantos fenómenos”. Eso impide amortiguar los efectos. En esta ocasión, la información de inteligencia provista por Estados Unidos y Reino Unido, aunque a contracorriente de la creencia mayoritaria y de forma limitada, sirvieron para contener las consecuencias.

“Voy a intentar tuitearles unas cuantas cosas”, avanzó el economista de formación para condensar en pocos caracteres sus ideas principales “en aras de la brevedad”. “Identificaría la tendencia de la globalización, la digitalización o la cuarta revolución industrial –que ya no es exclusiva de los países occidentales–, la transición energética hacia un esquema que permita una lucha eficaz contra el cambio climático y, por último, la que deriva de un nuevo escenario geopolítico que sitúa el centro de gravedad en el Indo-Pacífico, donde se concentran las grandes tensiones globales”. “El centro de gravedad está muy lejos de aquí”, señaló Piqué.

Josep Piqué

El exministro desgranó el concepto de hiperglobalización: “Es la integración de todas las economías del mundo en un sistema interdependiente, que nos ha llevado a grandes procesos. De hecho, la humanidad está mejor de lo que ha estado jamás gracias a este fenómeno”. Para Piqué, el surgimiento de perfiles “antiglobalizadores” o antiglobalistas suele darse precisamente en los países desarrollados como reacción al castigo infligido por este proceso a sus economías en favor de otras. Una airada respuesta a la deslocalización. Sin embargo, el exministro sostiene que “no se atisba un fin, la globalización no se va a revertir aunque puedan verse alterada” por la guerra en Ucrania.

“Hemos padecido las consecuencias de una excesiva dependencia de los países que controlan los recursos –reconoció Piqué–. Hay que buscar un equilibrio entre eficiencia y seguridad, lo que hace menos eficiente el proceso, pero evita vulnerabilidades”, algo que quedó demostrado en los peores compases de la pandemia cuando los líderes europeos tuvieron que echar mano del exterior incluso para cuestiones tan simples como la fabricación de mascarillas. Según el exministro, la globalización deviene en desacoplamiento. “La oferta es más rígida que la demanda, lo que está generando deficiencias en los precios”, remató.

Josep Piqué

Otra de las claves es la revolución digital, que “ha venido para quedarse porque lo que no sea digital no va a existir”. Piqué trasladó que se ha producido una aceleración de la digitalización, pero no tanto por la guerra como por la pandemia. Aunque la forma de hacer la guerra también ha cambiado por el desarrollo en este ámbito: “Está cambiando la tecnología militar. Esta cada vez se centra más en el espacio y en el ciberespacio, dejando atrás los terrenos habituales”. Asimismo, la transición ecológica, supeditada ahora a la guerra en Ucrania “para que los efectos sobre la población no sean negativos”.

Piqué anticipó además que nos dirigimos hacia un mundo bipolar, hacia una nueva rivalidad imperfecta, con matices, que no tiene los mismos componentes que la Guerra Fría y que incluye a otros actores relevantes “como Rusia, Turquía, Irán y cada vez más India”. Los Estados mencionados por el exministro comparten una característica que puso de relieve: “han tenido un pasado imperial glorioso”. Un pasado que sirve como base para generar la nostalgia nacionalista que guía sus comportamientos. “Putin se acaba de comparar con Pedro I El Grande”, recordó Piqué, que indicó “la resurrección” del Sur Global que no está dispuesto a alinearse con ninguna de las grandes superpotencias, como quedó demostrado en la votación en la Asamblea General de la ONU para condenar la invasión de Rusia.

“Occidente se ha quedado solo”, concluyó un Piqué que no mencionó a Europa en ningún momento de su exposición. “Hoy por hoy, Europa todavía no es un actor relevante, porque para serlo debe ser percibido como un sujeto político. Eso solo ocurriría en términos de integración y soberanía”.

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