Maixa Rote
Pie de foto: Vehículos de la ONU, en Bamako, Malí, el 27 de julio de 2018. REUTERS/LUC GNAGO
Hambre, terrorismo, violencia interétnica, tráfico ilegal, sequía… todo ello afecta diariamente a la zona del Sahel y, en consecuencia, a la inestable Malí, que lucha incansable contra la desesperación por establecer un poco de orden entre tanto caos. Y es que desde el golpe de Estado tuareg en 2012, este país africano ha sido testigo de cómo aumenta, inexorablemente, el número de ataques yihadistas dentro de sus fronteras y de cómo se extiende hacia el sur.
De este modo, y ante la inevitable realidad de que el problema no va a desaparecer solo, Reino Unido anunció este lunes que enviará 250 efectivos británicos para apoyar las operaciones de paz emprendidas por Naciones Unidas en el país africano. Penny Mordaunt, secretaria de Estado para la Defensa y ministra de Mujeres e Igualdad, fue quien dio la noticia y sentenció al respecto que "en una de las regiones más pobres y frágiles del mundo, es correcto que apoyemos a algunas de las personas más vulnerables del mundo y prioricemos nuestros esfuerzos humanitarios y de seguridad en el Sahel". No en vano, desde el voluble año de 2013, ya han sido asesinadas 177 personas que fueron desplegadas en Mali por la causa. Igualmente, dictaminó que "el personal de servicio del Reino Unido trabajará con nuestros socios en la región para ayudar a promover la paz combatiendo la amenaza del extremismo violento y protegiendo los derechos humanos en Mali". Sin embargo, esta no es la primera vez que el país anglosajón envía tropas a la región, pues ya en 2013 anunciaba la marcha de un contingente de soldados, así como en enero del año pasado.
Pie de foto: Penny Mordaunt, secretaria de Estado de Defensa, ministra de la Mujer e Igualdad. AP PHOTO/ALASTAIR GRANT
El despliegue tendrá base en Gao y se iniciará en 2020 por un periodo de tres años. Se espera que este nuevo grupo posea "capacidades de reconocimiento y un mayor conocimiento de las posibles amenazas, y contribuirán a la protección de la población civil". Así pues, Reino Unido, que ocupa el sexto lugar en la lista de contribuyentes del presupuesto de la ONU, trabajará codo con codo con otros 30 países para estabilizar este conflictivo estado y evitar que la violencia se extienda a otras zonas. Igualmente, se ha reconocido a puerta cerrada que es una de las misiones más peligrosas a nivel mundial que ha acometido la organización, según ha informado The Guardian. Los enviados militares se enfrentan a riesgos de emboscadas, bombas en el camino y entornos hostiles en lo que se ha considerado la acción más arriesgada para las fuerzas británicas desde la que se dio en Afganistán.
Pie de foto: Mapa de Malí con la localización de Menaka, Gao y Kidal. AFP/AFP
Las operaciones de la ONU en Mali
El Sahel vive con el constante obstáculo del hambre y la emergencia alimentaria contra el que ha de luchar, pues alrededor de 23,5 millones de personas no tienen suficiente para comer, según Acción Contra el Hambre. El problema aumenta, asimismo, con la constante amenaza de la violencia y los ataques terroristas e interétnicos.
Es por ello, que Mali se ha convertido en uno de los principales focos de las operaciones de Naciones Unidas y trabaja a través de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA), que puso en marcha el Consejo de Seguridad el 25 de abril de 2013. Así pues, en marzo de este 2019 se han registrado un total de 16.453 de personas enviadas que actúan en el país, de las que 12.644 son militares. La lista de países que contribuyen con el envío de tropas en este proyecto la encabeza Burkina Faso, seguida de Chad, Bangladesh, Senegal y Egipto.
Pie de foto: Riesgos y amenazas en el Sahel.
En la lucha contra el terrorismo, algunos de los objetivos principales son la protección de los derechos para garantizar la seguridad y la integridad de los civiles; apoyar el diálogo nacional sobre política y reconciliación; y ayudar en la recuperación de la autoridad del Estado del país, entre otras cosas. Sin embargo, los ataques continúan sucediendo y ya desde principios de año uno de los campamentos de los cascos azules pertenecientes a MINUSMA fue atacado por asaltantes. Igualmente, en marzo, Mali sufría graves matanzas interétnicas en la localidad de Ogossagou y junio se veía, nuevamente, asediado por un gran número de muertes en un ataque tribal en Sobale Kou.