Marruecos y la lucha de poder en el Mediterráneo

El reino marroquí está más comprometido que nunca con el fomento de su desarrollo, algo que se pone de manifiesto en la zona del Mediterráneo 
El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita - AFP/TOBIAS  SCHWARZ
El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita - AFP/TOBIAS  SCHWARZ

Las orientaciones estratégicas del Mediterráneo ya no dependen exclusivamente de Europa y Estados Unidos. Tal y como revela la Encuesta EuroMeSCo Euromed “El futuro de la Política Europea de Vecindad"” han aparecido nuevos actores como China, India, Brasil, los Estados del Golfo y Turquía, que ofrecen perspectivas diferentes y de gran atractivo.  

El panorama en la región mediterránea no es lo único que ha cambiado. Ahora, Marruecos está viviendo lo que denomina como una “era de elección” … ¿qué quiere decir esto? El país norte africano está construyendo su política exterior sobre dos pilares: la autoafirmación y la soberanía. A partir de ahí, toma decisiones activas y estratégicas. Pero ojo, esto no es sinónimo de una inversión estructural de sus orientaciones; significa que el Estado no se ciñe a seguir una ruta marcada por su pasado histórico a la hora de mantener alianzas o asociaciones. 

Torre Mohammed VI en Rabat - AFP/FADEL SENNA
Rabat - AFP/FADEL SENNA

Rabat no ha dejado de lado sus políticas principales ni orientaciones estructurales. De hecho, mantiene sus bases económicas y políticas. Ahora bien, está sabiendo cómo tomar partido de las nuevas dinámicas globales para diversificar sus relaciones internacionales y explorar nuevas oportunidades.  

La UE a día de hoy sigue siendo el socio comercial más influyente de los países del sur del Mediterráneo. Sin embargo, no llega a alcanzar el éxito esperado de la cooperación. Considerando el crecimiento de la competencia, aparecen cada vez más obstáculos para la aplicación de los programas de la UE, ya que se quedan alejados de los socios del sur, que ven más atractivo el acercamiento a los socios más afines para no tener que pasar por procesos largos de adaptación y coordinación para obtener beneficios.  

A diferencia de la UE, los nuevos actores con influencia en el Mediterráneo resultan interesantes para Marruecos por el hecho de que no se mueven a través de una política colectiva, producto de la unión de diversos Estados. Presentan políticas nacionales aparentemente más sencillas en la aplicación y coherentes con su política exterior.  

Generalmente, se ha asumido que las amenazas a la zona del Mediterráneo nacían en la orilla sur. Hoy en día, los giros en materia de geopolítica y seguridad revelan una amenaza a múltiples escalas. La tensión sinoestadounidense ha instaurado una tensión global que se acentúa con las guerras y la lucha por la influencia entre Rusia y Occidente.  

Pasillo de las banderas de la sede de la OTAN en Bruselas - <a  data-cke-saved-href="https://depositphotos.com/es/?/" href="https://depositphotos.com/es/?/">Depositphotos</a>
Pasillo de las banderas de la sede de la OTAN en Bruselas - Depositphotos

El Mediterráneo es un tablero en el que la OTAN y Rusia mueven sus fichas para ganar la batalla del poder, en la que las relaciones en la región se están enfocando hacia el espacio marítimo. Además, se está multiplicando la implicación de las potencias emergentes, así como diversificando las asociaciones internacionales. La consolidación de las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea es un principio valioso para la política exterior marroquí. Pero en este punto, la asociación económica con China y el giro hacia el África subsahariana, a la búsqueda de nuevas fronteras económicas, políticas y diplomáticas, podrían ser asuntos de mayor urgencia.  

Haga lo que haga, Marruecos es consciente de que no está atado y tomará decisiones con vistas a seguir potenciando su acelerado crecimiento