Las autoridades españolas aseguran no saber nada de la decisión de Rabat

Marruecos pretende mantener cerradas las fronteras de Ceuta y Melilla hasta otoño

photo_camera PHOTO/SONIA MORENO - Imagen de las taquillas de la estación marítima de Ceuta a mediados de marzo

Marruecos pretende mantener cerradas las fronteras de Ceuta y Melilla hasta otoño e implantar una frontera dura a partir de entonces, según una información adelantada por el diario El Español. La intención de Rabat es aprovechar la situación de crisis sanitaria generada por la epidemia del coronavirus para asfixiar el comercio atípico en sendas fronteras y, con ello, la economía de las dos ciudades españolas. Alrededor de 60.000 personas se dedican a este sector informal del transporte de mercancías desde las ciudades españolas al país vecino, recoge el citado medio digital. 

La decisión marroquí fue adoptada por el jefe del Ejecutivo Saad Eddine El Othmani y los ministros de Sanidad e Interior, Khalid Ait Taleb y Abdelouafi Laftit, y anunciada al Gobierno de España por vía diplomática y oficinas de enlace, reporta el texto de El Español. Entretanto, desde el Gobierno de España aseguran no saber nada de los planes de Rabat. Este jueves la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, admitía desconocer la frontera de las dos ciudades autónomas permanecerá cerrada hasta otoño, como se hizo eco El Faro de Melilla. La ministra, eso sí, anunció que se informaría de la cuestión.  

El presidente de Ceuta, Juan Vivas, ya había pedido en varias ocasiones al Gobierno de España en las últimas semanas que mantenga la frontera del Tarajal cerrada más allá del fin del estado de alarma para evitar futuros contagios con la libre circulación de personas. Marruecos ha llegado más lejos y lo ha hecho más rápido. 

Las autoridades marroquíes esperan que el endurecimiento de las dos fronteras empuje a los ciudadanos de su país residentes en las localidades aledañas que se habían venido dedicado a este comercio atípico se dediquen en sus regiones –Tetuán y Nador principalmente- a otras actividades económicas.

El día 13 de marzo pasado Marruecos decretó el cierre de sus fronteras marítimas y terrestres con España. Con todo, las dos ciudades autónomas españolas se convirtieron en la vía de salida para cientos de ciudadanos de nuestro país durante los días siguientes a la decisión de Rabat. Las fronteras con Ceuta y Melilla fueron cerradas y abiertas varias veces con objeto de permitir la salida de españoles y otros extranjeros atrapados en suelo marroquí.

Por otra parte, entre ambas ciudades más de un millar de ciudadanos marroquíes –unos 500 en Melilla y 700 en Ceuta, según datos del diario El Pueblo de Ceuta- aguardan poder entrar en su país tras decretarse el cierre de fronteras. El caso de estas personas es parejo al que viven en torno a 20.000 marroquíes varados en distintos países –principalmente europeos- que no pueden regresar a su país como consecuencia del cierre fronterizo. 

El presidente de Ceuta, Juan Vivas, exigió el pasado domingo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que sea el Ejecutivo central el que se encargue de las personas que se encuentran varadas en su ciudad (en estos momentos duermen en polideportivos, garajes, mezquitas, viviendas particulares y hasta en el cementerio municipal). Asimismo, Vivas aseguraba tras su reunión telemática con Sánchez y el resto de presidentes autonómicos que su administración se ha visto obligada a destinar el 70% de los fondos que el Estado asigna a la ciudad autónoma para atender situaciones de emergencia relacionadas con la inmigración irregular.

La tensión en sendas fronteras no es nueva. Marruecos da por finiquitado el comercio atípico con Ceuta y Melilla. Lo confirmaba el pasado mes de febrero el director general de las Aduanas marroquíes. La estrategia de Rabat ya está afectando a la economía de las dos ciudades españolas. Y puede agravarse más en los próximos meses por la caída previsible del número de turistas de clase media marroquí que visitaban ambas urbes. De igual manera está afectando a las muchas personas que se han venido dedicando durante años al comercio atípico al otro lado de la frontera. 

La situación también tendrá a buen seguro repercusión sobre la próxima Operación Paso del Estrecho (OPE). De mantenerse cerrados los pasos el tráfico marítimo se vería afectado: los marroquíes que regresen a su país este verano deberán emplear las rutas Algeciras-Tánger o Almería-Nador. “No estamos hablando solo de cortar 30.000 entradas diarias por Beni Enzar. Hablamos, por ejemplo, de la asfixia de la hostelería melillense, que se abastece de género y clientes marroquíes. Hablamos también del cierre definitivo de comercios en nuestra ciudad; de torpedear la Operación Paso del Estrecho, sin la que las navieras sufrirían un perjuicio económico que las llevaría a la ruina. Hablamos de que para la ministra de Exteriores de nuestro país los planes de nuestro principal socio comercial y vecino de frontera no son una prioridad”, escribe Tania Costa este viernes en las páginas de El Faro de Melilla. 

“El coronavirus es la excusa perfecta para cerrar los pasos fronterizos y forzar a los habitantes ilegales de Nador a regresar a los pueblos del interior de donde proceden porque si no hay contrabando no tienen trabajo y tampoco para comer […] En el caso hipotético de que esto sucediera, nuestra ciudad se vería entre la espada y la pared porque Madrid, ni aunque quiera, puede seguir manteniendo una estructura funcionarial desmesurada en una ciudad de 13 kilómetros cuadrados”, zanja la columnista. 

Por lo que respecta al estado de la epidemia en ambas ciudades autónomas, la situación es sensiblemente mejor que en la mayoría de territorios de España. En Ceuta hasta la fecha se han registrado 125 casos y 4 fallecimientos mientras que en Melilla se computan 116 positivos y 2 decesos. Según afirmaba este jueves el ministro español de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, la razón principal que explica los buenos datos estriba en cierre de las conexiones con la Península.

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