Milicias de Trípoli consolidan la zona sur tras expulsar a Hafter de Gharyan

EFE

Pie de foto: El 4 de abril, Haftar ordenó a sus tropas que "avanzaran" sobre Trípoli, sede del gobierno de unidad reconocido internacionalmente, Tras esa declaración, un convoy se dirigió hacia la ciudad de Gharyan, a unos 100 kilómetros (60 millas) de Trípoli.

Milicias ligadas al gobierno reconocido por la ONU en Trípoli (GNA) comenzaron a consolidar sus posiciones en los barrios sur de la estratégica ciudad de Gharyan, cuyo control total dicen haber recuperado tras casi tres meses de intensos combates.

Responsables de una milicia procedente del oeste del país explicaron que las últimas fuerzas del controvertido mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del país, huyeron el 26 de junio de la zona sur y oeste de esta pequeña pero importante localidad, "ya bajo nuestro control".

"Existe un gran número de bajas y se han hecho prisioneros. Vamos a seguir avanzando hasta expulsar a todos estos terroristas", dijo la fuente, sin proporcionar otros detalles.

Gharyan, situada a unos 100 kilómetros al sur de Trípoli, fue la primera urbe que ocupó Hafter, que la convirtió en su principal base de operaciones militares de cara a una pretendida conquista de la capital.

El polémico militar emprendió su ofensiva el pasado 4 de abril con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita en Trípoli con el objeto de impedir la Conferencia de reconciliación Nacional que Naciones Unidas pretendía celebrar dos semanas después en la ciudad fronteriza libia de Ghadamés.

Sus tropas aprovecharon entonces la autopista que parte de Gharyan para avanzar y ocupar el antiguo aeropuerto internacional de Trípoli, situado a unos 20 kilómetros del centro de la capital, y en desuso.

Y arrebatar al GNA el control de varias zonas rurales en el arco del extrarradio capitalino, posiciones que utilizó como puente para bombardear algunos puntos estratégicos como la base militar de Maitiga, único aeródromo en funcionamiento en Trípoli.

En los combates han muerto cerca de 700 personas, en su gran mayoría milicianos, varios miles han resultado heridos, y cerca de 30.000 se han convertido en desplazados internos.

Los enfrentamientos han afectado, igualmente, a cientos de migrantes subsaharianos retenidos en centros de detención, que han tenido que ser trasladados de forma precaria y en condiciones inhumanas al norte.

Pese a la derrota militar, Hafter se ha apuntado una importante victoria política, ya que no solo ha logrado anular una conferencia en la que partía con desventaja si no que ha conseguido incluso que el enviado especial de la ONU, Ghassam Saleme, le visite en su cuartel general y le incluya en sus planes futuros.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la larga dictadura de Muamar al Gadafi.

Desde el fallido acuerdo de paz gestionado por la ONU en 2014, el país tiene dos gobiernos, uno sostenido por Naciones Unidas en Trípoli, y otro en el este tutelado por Hafter, que cuenta con el apoyo de Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y desde hace dos años de Francia.

De la división sacan provecho mafias dedicadas principalmente al tráfico de armas, combustible y personas, que son el verdadero motor económico del país.

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