La muerte de Nasrallah y las derrotas de Hezbolá ofrecen una oportunidad de paz en Oriente Medio

Con Nasrallah fuera de escena y con Hezbolá debilitado, los libaneses tienen la oportunidad de recuperar el control de su país
 
Miembros del movimiento scout afiliados a musulmanes chiíes marchan con grandes retratos que representan al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei (al frente) y al líder del movimiento chií libanés Hezbolá, Hassan Nasrallah, durante el funeral de un miembro del movimiento chií libanés Hezbolá, en Adloun al sur de Tiro en el sur del Líbano - AFP/MAHMOUD ZAYYAT
Los libaneses tienen la oportunidad de recuperar el control de su país, reconstruyéndolo y trabajando en beneficio de los ciudadanos, sin seguir las órdenes dictadas desde Teherán - AFP/MAHMOUD ZAYYAT

En medio de las tensiones crecientes en Oriente Medio, la eliminación de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, presenta una oportunidad para la paz en la región o, al menos en el Líbano. 

Desde que Nasrallah asumió el liderazgo de Hezbolá en 1992 la milicia chií respaldada por la República Islámica de Irán ha tratado de desmantelar las autoridades políticas del país, perjudicando a la población libanesa

Debido a Hezbolá, el Líbano pasó de ser un país próspero -considerado la Suiza de Oriente Medio- a un Estado fallido, sumido en una grave crisis política, social y económica. Ahora, con Nasrallah fuera de escena y con Hezbolá debilitado, los libaneses tienen la oportunidad de recuperar el control de su país, reconstruyéndolo y trabajando en beneficio de los ciudadanos, sin seguir las órdenes dictadas desde Teherán. 

Bajo el liderazgo de Nasrallah, Hezbolá no solo perjudicó a los libaneses, sino que también fue responsable de la muerte de israelíes, sirios, estadounidenses y argentinos. Consciente de la amenaza que suponía la milicia para toda la región, la Liga Árabe decidió unirse a Estados Unidos y a la Unión Europea al clasificar a Hezbolá como una organización terrorista. 

Debido al sufrimiento que ha causado el grupo chií en diferentes partes del mundo, el presidente estadounidense, Joe Biden, definió la muerte de Nasrallah como un acto de “justicia”. “Hassan Nasrallah y el grupo terrorista que dirigía, Hezbolá, fueron responsables de la muerte de cientos de estadounidenses a lo largo de cuatro décadas de terror”, señaló un comunicado de Biden, recordando también las víctimas israelíes y libanesas. 

Discurso televisado del jefe del Hezbolá del Líbano, Hasan Nasrallah, después de la marcha de Ashura - AFP/KHALED DESOUKI
Discurso televisado del jefe del Hezbolá del Líbano, Hasan Nasrallah, después de la marcha de Ashura - AFP/KHALED DESOUKI

Según señala The Washington Institute en un informe reciente, la oportunidad para lograr estabilidad y paz tras la muerte de Nasrallah está acompañada por el deterioro sistemático de las capacidades de Hezbolá durante el último mes, ya que la historia reciente ha demostrado que los movimientos criminales o grupos terroristas rara vez colapsan una vez que el máximo líder es destituido.

Por ejemplo, el ascenso de Boko Haram ha continuado a pesar del asesinato de su líder, Abubakar Shekau, en 2021. Asimismo, Al-Shabaab ha mantenido su poder en Somalia después de que Estados Unidos matara a uno de sus principales líderes, Maalim Ayman, el año pasado, mientras que el Cártel de Sinaloa ha florecido en México a pesar de que su líder El Chapo y su hijo fueron encarcelados. “Esto demuestra que eliminar a un personaje principal no siempre tiene un impacto grave”, señala el think tank, añadiendo que “es más eficaz cuando la destitución del líder supremo va acompañada de un vaciamiento sistemático de las capacidades organizativas del movimiento”.

Ataque de Israel en el Líbano - PHOTO/REUTERS/EMILIE MADI
Ataque de Israel en el Líbano - PHOTO/REUTERS/EMILIE MADI

Esto ocurrió con Al-Qaeda, que colapsó con el asesinato de sus líderes Osama bin Laden y Ayman al-Zawahiri; con el Grupo Wagner después de su fusión forzada con el Ejército ruso, que terminó con el asesinato de su líder Yevgeny Prigozhin y sus principales adjuntos. Lo mismo experimentó el Daesh tras años de derrotas militares que alcanzaron su punto máximo con el asesinato de líder, Abu Bakr al-Baghdadi

Esto es lo que ha ocurrido en el Líbano durante el último mes con las explosiones coordinadas de buscas y walkie-talkies vinculados a Hezbolá y los ataques aéreos dirigidos contra altos cargos que han terminado con toda la cúpula de la organización terrorista. De hecho, un reciente ataque aéreo israelí en Beirut tuvo como objetivo a Hashem Safieddine, el sucesor de su Nasrallah.

Partidarios de Hezbolá en el Líbano - PHOTO/AFP/QASSEM AL-KAABI
Partidarios de Hezbolá en el Líbano - PHOTO/AFP/QASSEM AL-KAABI

El reciente deterioro de Hezbolá, el proxy regional más poderoso de Teherán, ha puesto de manifiesto la debilidad del régimen iraní y sus milicias regionales. “Lo que es seguro es que los líderes árabes ahora tendrán menos miedo de Irán y su poder coercitivo, y reevaluarán sus opciones en consecuencia”, indica The Washington Institute, recordando que “Irán se ha encontrado cada vez más aislado en Oriente Medio, lo que hace que el régimen dependa cada vez más de Rusia y China”.

No obstante, Hezbolá aún tiene capacidad para lanzar masivos ataques contra Israel. Tan solo el jueves pasado, las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron que la milicia libanesa lanzó alrededor de 200 cohetes y drones contra el norte del país. 

Se calcula que desde el 8 de octubre, cuando Hezbolá inició su ofensiva contra Israel en apoyo a Hamás en Gaza, el grupo terrorista lanzó entre 8.000 y 11.000 proyectiles contra el Estado judío. 

Un cráter en el suelo de una casa que fue alcanzada por un cohete de Hezbolá en Kiryat Shmona, en el norte de Israel - AFP/MENAHEM KAHANA
Un cráter en el suelo de una casa que fue alcanzada por un cohete de Hezbolá en Kiryat Shmona, en el norte de Israel - AFP/MENAHEM KAHANA

Por este motivo, y teniendo en cuenta la actual debilidad del grupo, es probable que Israel no cese sus operaciones contra Hezbolá. “Israel aprovechará la desorganización de Hezbolá para hacer todo lo posible por destruir las capacidades ofensivas del grupo, incluido todo su arsenal de misiles guiados de precisión y lo que queda de su infraestructura para ataques transfronterizos en el sur del Líbano”, explica Robert Satloff, directo ejecutivo de The Washington Institute. “Es de esperar que Israel logre sus objetivos rápidamente y evite la fatal atracción de la reocupación a largo plazo del territorio libanés”, añade. 

Por supuesto, la escalada sigue siendo una posibilidad, y más después del masivo ataque de Irán contra Israel con 200 misiles balísticos como respuesta al asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, y de Nasrallah. Desde Jerusalén ya han asegurado que tomarán represalias contra el régimen iraní, fijando como principales objetivos instalaciones de producción de petróleo y otros lugares estratégicos.