El nuevo Gobierno de Marruecos se enfrenta a grandes retos políticos y sociales

Paco Soto

Pie de foto: El Rey de Marruecos, Mohamed VI, rodeado por el nuevo Gobierno del país.

El nuevo Gobierno de coalición de Marruecos dirigido por el islamista del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), Saad-Eddine El Othmani, tiene ante un sí un futuro a corto y medio plazo lleno de retos políticos y sociales. El Othmani es un político pragmático y moderado en las formas, y sabe que su partido tiene un poder reducido en el Ejecutivo de Rabat. Tendrá que saber dialogar, negociar y acordar con sus socios gubernamentales, si quiere sacar adelante una serie de proyectos y conseguir que Marruecos siga siendo un país estable dentro del Magreb. No lo tendrá fácil, porque aunque el PJD ganó las elecciones generales del pasado 7 de octubre (125 de los 395 escaños), carece de fuerza suficiente para gobernar sin tener en cuenta los intereses de los partidos que conforman el Gabinete. En este contexto, el poder de Palacio sigue siendo muy importante en Marruecos. El Rey Mohamed VI controla en gran medida los ejes de la gobernabilidad del país magrebí.

Relaciones conflictivas

Según diversos observadores, la relación entre Palacio y el mundo político seguirá siendo tensa y, en términos generales, favorable a la monarquía. La nueva Constitución marroquí limita relativamente la influencia del Rey en la vida pública y da más poder a los partidos parlamentarios, pero en la práctica la monarquía alauí sigue siendo una institución ejecutiva en la que el jefe del Estado reina y gobierna, lo que, por ejemplo, no es el caso en España, Bélgica, Países Bajos o Suecia, en Europa, y desempeña un papel hegemónico. La revista ‘Jeune Afrique’ destacó que el traspaso de poder en los Ministerios de Asuntos Exteriores e Interior, dos departamentos estratégicos, se llevó a cabo tras la audiencia que el Rey ofreció a los ministros y secretarios de Estado. En palabras del politólogo Ahmed Alaoui, “esto demuestra que la monarquía sigue ejerciendo un enorme poder en la vida política del país, aunque menos que en tiempos de Hasan II. En este sentido, Interior y Exteriores son dos Ministerios fundamentales para el Rey”. 

Coordinación compleja

Saad-Eddine El Othmani tendrá que coordinar muchos Ministerios -un total de 39- y conciliar los intereses de seis partidos: el islamita PJD con los conservadores del MP y la UNC, los centristas y liberales del RNI y las fuerzas de izquierda USFP y PPS. “No es algo nuevo. Con raras excepciones, Marruecos siempre tuvo gobiernos semejantes”, recordó la revista ‘Jeune Afrique’.  “No basta con tener una mayoría confortable. Hay que conseguir que funcione un gobierno estable y equilibrado”, indicó a Atalayar Ahmed Alaoui. En este contexto, cabe destacar que el PJD gestiona nueve Ministerios, pero ejercerá a partir de ahora poco poder estratégico. Según el parecer del periódico digital ‘Le Desk’ citado por ‘El País’, “Palacio reduce a los islamistas al papel de figurantes en el Gobierno”. En la misma línea, en declaraciones al citado rotativo madrileño, Fouad Abdelmoumni, responsable en Marruecos de la ONG Transparency International, indicó que “este Gobierno es una expresión clara del control absoluto del rey sobre las instituciones y la clase política. Es la expresión también de la ausencia de una institución gubernamental coherente y autónoma, basada en la legitimidad popular”. Por todo ello, Abdelmoumni anunció “tensiones económicas y sociales especialmente duras”.

Pie de foto: El primer ministro marroquí, Saad-Eddine El Othmani.

Auge del RNI

Quedan en manos de los islamistas Departamentos con alto contenido social, con excepciones como Energía. Trabajo, por ejemplo, está dirigido por Mohamed Yatim, exsecretario general de la Unión Nacional del Trabajo de Marruecos (UNTM), brazo sindical del PJD. El fundamentalista Mustafá Ramid dirige el Ministerio de Estado para los Derechos del Hombre, y es el número dos del Gobierno. El RNI del multimillonario y amigo del Rey Aziz Akhannouch, partido de tecnócratas, ganó posiciones en el Gobierno respecto a la anterior legislatura, al conseguir Ministerios importantes como Industria, Inversión, Comercio y Economía Numérica, Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y Comercio. Ahmed Toufiq (Asuntos Religiosos) y Mohamed Hassad (Educación, Formación Profesional, Enseñanza Superior e Investigación Científica), dos políticos que gozan de la plena confianza del Rey, refuerzan el poder de Palacio en la vida gubernamental.

Objetivos planteados

El Gobierno de El Othmani se plantea una serie de objetivos por cumplir, como normalizar el conflicto del Sáhara Occidental que enfrenta a Marruecos con el Frente Polisario y Argelia, consolidar la presencia e influencia de Rabat en el continente africano, mejorar la situación de los derechos humanos, sobre todo de cara a las relaciones con la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, facilitar la inversión privada nacional y extranjera y combatir de forma más eficaz la pobreza, la marginación social y el analfabetismo. En el ámbito social, son los tres grandes retos de Marruecos. En el caso de la política africana, el flamante ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, tendrá que poner en marcha un ambicioso proyecto que será controlado personalmente por el soberano. El nombramiento del saharaui M´barka Bouaida al frente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, en principio, tendrá repercusiones en el Sáhara Occidental, sobre todo desde que la Justicia de la UE emitió reservas sobre la marroquinidad de la antigua colonia española. 

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