Máximos dirigentes de los cinco países de África del G5 Sahel mantuvieron una reunión la jornada del lunes por la noche en la que abordaron en profundidad el impacto negativo de la pandemia de la enfermedad COVID-19 en general y también sobre la seguridad regional, amenazada seriamente por la actividad terrorista en la zona durante los últimos tiempos.
Los líderes africanos coincidieron en la imperiosa necesidad de proseguir con la labor conjunta coordinada para luchar contra el extremismo yihadista y hacer frente a la amenaza del terror que asola duramente el área durante los últimos años.
Mediante videoconferencia, y tras la convocatoria hecha por la presidencia rotatoria del grupo, asumida por el presidente de Mauritania, Mohamed Ould Ghazouani, se dio muestra de la relevancia y necesidad de este cónclave para abordar asuntos vinculados con “las repercusiones del brote de coronavirus en la seguridad, la estabilidad y el desarrollo en la región del Sahel y el mundo, y la necesidad de intensificar los esfuerzos para enfrentar esta epidemia mortal".

En el encuentro, los mandatarios además trataron sobre la preparación de una próxima cumbre multilateral con la Unión Europea (UE), con vistas a reforzar la coordinación mutua en los ámbitos de seguridad y desarrollo.
Esta reunión telemática ha llegado en un escenario complicado para la región debido a que la propagación de la COVID-19, la cual derivó en el cierre de las fronteras entre los países del G5 Sahel, lo que ha puesto en riesgo el buen funcionamiento de la coordinación conjunta dispuesta contra la amenaza terrorista que ha golpeado duramente la zona durante los últimos años.
Un problema que se sumaba también a alguna mala noticia al respecto como la reciente determinación del Gobierno de Chad de no participar en misiones antiyihadistas en el extranjero en solitario y circunscribirse solamente a las operaciones conjuntas con otras naciones.

A mediados de este mes de abril, Chad lanzó una de las mayores operaciones antiyihadistas en la frontera con el lago Chad, llamada ‘Colère de Boma’ (‘Furia de Boma’), en la que murieron 52 soldados chadianos y unos 1.000 yihadistas, según señaló el coronel del Ejército chadiano Azem Bermendoa Agouna.
Tras esa misión, el presidente de Chad, Idriss Deby, remarcó en una intervención televisiva que "se habían sentido muy solos en la lucha contra el grupo yihadista Boko Haram", y que los soldados habían muerto intentando defender el lago Chad y el Sahel. Anunciando que, a partir de entonces, ningún soldado chadiano tomaría parte en una operación militar exterior.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Chad terminó por rebajar un poco la tensión y explicó que la decisión se aplicaría únicamente a misiones unilaterales de Chad fuera de sus fronteras, y que, en ningún momento, quería decir que se iban a desligar de las fuerzas mixtas de las que son parte.

De momento, África no ha sido de los continentes más afectados por la plaga del coronavirus, que ha dejado ya centenares de miles de muertos y millones de casos diagnosticados en todo el mundo. En el ámbito del Sahel, Mauritania se encuentra entre los países del grupo menos afectados por la pandemia después de la práctica recuperación de los casos registrados, contando actualmente cifras alentadoras de un solo muerto y siete afectados por coronavirus. Mientras que países como Mali y Burkina Faso están asistiendo a una propagación de la infección de la enfermedad que ha provocado un número mayor de decesos en ambas naciones. Así, la nación maliense acumula 23 fallecidos y casi 400 casos detectados y los burkineses llegan a 42 decesos y más de 600 afectados, a pesar de tener estos últimos una extensión de terreno patrio sensiblemente menor. Cabe destacar la afectación también en Níger, con 29 muertos y 700 infectados y la situación más estable y menos grave en Chad, que oficialmente no registra fallecimientos por coronavirus y que no llega a los 50 casos diagnosticados.
A pesar de que no ha estallado la difusión del coronavirus con una virulencia enorme en el continente africano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió recientemente que África se está convirtiendo poco a poco en una nueva epidemia, y pidió a la comunidad internacional que apoye al continente, que no cuenta con sistemas sanitarios eficientes debido a la falta de medios y financiación y en el que las condiciones de vida de la población no son obviamente las mejores, con falta de servicios básicos en muchos de los casos.