El Gobierno encabezado por el primer ministro Abdul Hamid Dbeibah tendrá la oportunidad de comenzar la etapa de reconstrucción política que tantos años lleva necesitando Libia. El voto de confianza ha sido otorgado por el Parlamento al Ejecutivo elegido en el Foro de Diálogo Político de Libia (FDPL) organizado en el mes de febrero en la ciudad suiza de Ginebra. En este foro, impulsado por Naciones Unidas, 73 representantes libios procedentes de tres regiones diferentes del país eligieron al que será, al menos hasta las elecciones previstas para el 24 de diciembre de este año, el nuevo Gobierno, que se espera ponga la primera piedra de la reconstrucción del Estado libio.
“Este es un día histórico para la Cámara de Representantes”, afirmaba Aguila Saleh, presidente del Parlamento de Libia. Y no es para menos. Se trata del primer gobierno de unidad nacional desde el año 2011. Tras la caída de Muammar al Gadaffi y el fin de la guerra civil – con la intervención de la Organización sobre el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) – el caos se apoderó de las calles del país. Por eso, la aprobación del nuevo Gobierno supone un punto de inflexión clave en la historia del país al permitirle dejar atrás una trayectoria de lo más conflictiva.
El nuevo Gobierno se enfrenta a sospechas de soborno en torno a la elección del primer ministro Dbeibah, así como a la polémica que rodea a la elección de la cartera de Defensa. La votación del Parlamento obtuvo 132 votos a favor de los 134 diputados que llevan reunidos desde el pasado lunes en la ciudad costera de Sirte. No obstante, el Ejecutivo aún no está completo ya que se encuentra a falta de asignar la cartera de Defensa, que, debido al conflicto todavía latente, supone un quebradero de cabeza para el seno del Ejecutivo de Abdul Hamid Dbeibah.

Se llegó incluso a pedir el aplazamiento de la reunión una semana debido a un informe de la ONU que apuntaba a la compra de votos de Dbeibah. Un grupo de 42 legisladores pidió este aplazamiento que finalmente no ha fructificado. Se espera que en menos de una semana el polémico informe del Panel de Expertos vea la luz de forma íntegra, ya que, hasta el momento, se ha mantenido bajo confidencialidad.
El que fuera uno de los estados más ricos de todo el continente – gracias al petróleo – se vio partido en dos con el estallido de la guerra. El Gobierno de Trípoli fue el único reconocido por Naciones Unidas y controlaba la mitad oeste del territorio nacional. Mientras que la parte del este estaba controlada por las milicias dirigidas por el que fuera mariscal del Ejército libio, Jalifa Hafter, con su base de operaciones en la ciudad de Tobruk. Este último contaba con el apoyo de países como Francia, Rusia, Egipto, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. El de Trípoli, por su parte, era apoyado por Italia, Qatar y Turquía.

La tensión sufrió una escalada durante el año pasado. Los de Hafter iniciaron una ofensiva durante la primavera de 2020 que se quedó a las puertas de lograr la conquista de la actual capital de Libia. Como respuesta, Turquía mandó soldados, drones y un grupo de mercenarios sirios que provocó un vuelco total en el conflicto. Es más, las fuerzas leales al Gobierno de Trípoli experimentaron una gran expansión, consiguiendo recuperar una buena parte del territorio, incluida la ciudad de Sirte – precisamente donde ahora se vota la aprobación del nuevo Gobierno de transición – situada en el centro del país.
Tras la ofensiva turca, se decretó el alto al fuego en octubre del año pasado. Fue a partir de entonces cuando ambas partes decidieron poner en marcha el proceso de paz que tuvo como primer fruto el Foro de Diálogo Político Libio, gracias a la fundamental mediación de la ONU. Ahora, con el nuevo Gobierno secundado por el voto de confianza del Parlamento, se abre una nueva vía de paz que el primer ministro Dbeibah destacaba tras la votación: “Le doy las gracias al parlamento por dar confianza a este Gobierno. Es un momento histórico. La guerra no se repetirá, y le pido a la Cámara de Representantes que busque la unidad para conseguir dejar atrás estos años de división y guerra”. Además, destacó que, a pesar de ser un Gobierno de transición, la intención es trabajar desde el primer día para mejorar la situación de Libia de aquí a las elecciones: “Nuestros objetivos serán mejorar los servicios a la población, unificar las instituciones estatales y acabar con este periodo de transición convocando elecciones”.