La polémica acerca de la candidatura de Saif al-Islam Gadafi o Abdul Hamid Dbeibe es uno de los principales escollos que presentaban estos comicios

Se posponen las elecciones de Libia por “obstáculos en el proceso electoral”

photo_camera AFP/GREGORIO BORGIA - El primer ministro libio Abdul Hamid Dbeiba

El 24 de diciembre de 2021 debía ser una fecha histórica para Libia. El Foro para el Diálogo Político de Libia (FDPL) ha trabajado durante meses con la mediación de numerosos países y de Naciones Unidas para allanar el tortuoso camino que debía llevar a Trípoli a unas ansiadas elecciones que materializasen la transición democrática con la que se lleva años soñando. Sin embargo, los últimos acontecimientos han provocado una escalada de la tensión que hace imposible la celebración de los comicios prevista para mañana día 24. Existen ciertas especulaciones con la posible nueva fecha – se apunta al 24 de enero de 2022 –, pero aún no existe una decisión firme al respecto.

“Tras consultar los informes técnicos, judiciales y de seguridad, informamos de la imposibilidad de realizar las elecciones en la fecha del 24 de diciembre de 2021”. Con estas palabras anunciaba Imad al Sayeh, presidente de la Comisión Electoral Libia, el aplazamiento de los comicios debido a los numerosos frentes abiertos en diversas materias. Desde el poder que ostentaría el nuevo primer ministro hasta la elegibilidad de Saif al-Islam Gadafi o Abdul Hamid Dbeibe, pasando por la inestabilidad que no deja de golpear al país, como demostró la toma de la sede del Gobierno libio por parte de un grupo armado hace apenas una semana.

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El mismo comunicado de Imad al Sayeh aseguraba que “el Parlamento se encargará de adoptar las medidas necesarias para superar los obstáculos en el proceso electoral”. La recién elegida nueva encargada de la ONU para la mediación con Libia, Stephanie Williams, difundió un mensaje a través de su cuenta de Twitter diciendo que se había reunido con miembros del foro político e insistió en la necesidad de celebrar unas “elecciones libres, justas y creíbles”. No obstante, todo parece indicar que el aplazamiento de la jornada electoral se demorará más tiempo del deseado por las constantes contradicciones acerca de ciertas candidaturas.

El aún primer ministro en funciones, Abdul Hamid Dbeibé, asumió el cargo con la promesa de facilitar el camino hasta las elecciones y, una vez llegado el momento, no se presentaría a estas. Pero llegado el día, no cumplió con su palabra y decidió presentar su candidatura, lo que ahora es rechazado por gran parte de la población. La otra figura rodeada por la polémica es Saif al-Islam Gadafi, hijo del dictador, a quien se le negó la posibilidad de presentarse como candidato en primera instancia por parte de la Comisión Electoral para luego ser admitido su recurso por el tribunal de Sebha.

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La ley electoral no debería permitir la candidatura de Dbeibé, pero la realidad es que, a falta de un solo día, el primer ministro estaba entre las opciones elegibles. A esto hay que sumar la polémica alrededor de Jalifa Haftar, hombre fuerte de Cirenaica, y que renunció a su cargo militar para cumplir con la ley electoral y poder presentarse las elecciones. Al presentar su candidatura mandó un mensaje contundente en el que mostraba su intención de llevar a cabo el cambio que su país lleva años reclamando: “Hago un llamamiento a todos los libios para que tomen la decisión correcta, una de la que no se arrepientan”.

Haftar pasó cerca de 20 años exiliado en Estados Unidos, desde donde, según muchos analistas, se dedicó a luchar contra el régimen dictatorial de Gadafi a través de la colaboración con la CIA. En 2011 volvió a Libia a través de Egipto y tres años más tarde se acabó con la dictadura. Ahora, su intención es liderar al país en una transición que parece cada vez más complicada y que, tras muchos esfuerzos, no podrá conseguir el ansiado objetivo de las elecciones, al menos por el momento.
 

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