¿Quién sabotea el acercamiento entre Argelia y Francia?

La repentina expulsión de 12 diplomáticos franceses revela la existencia de una facción interna en el poder argelino opuesta al acercamiento con París, y pone en peligro las frágiles relaciones bilaterales
El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, y el presidente francés, Emmanuel Macron, conversan antes de una sesión sobre Inteligencia Artificial (IA), Energía, África y el Mediterráneo en el segundo día de la cumbre del G7 en Borgo Egnazia, Italia, el 14 de junio de 2024 - REUTERS/ LOUISA GOULIAMAKI
El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, y el presidente francés, Emmanuel Macron, conversan antes de una sesión sobre Inteligencia Artificial (IA), Energía, África y el Mediterráneo en el segundo día de la cumbre del G7 en Borgo Egnazia, Italia, el 14 de junio de 2024 - REUTERS/ LOUISA GOULIAMAKI

La crisis diplomática entre Argelia y Francia ha entrado en una nueva fase de tensión. Argelia ha ordenado la expulsión de 12 diplomáticos franceses, dándoles solo 48 horas para abandonar el país. Esta medida se produce tras la detención en París de un empleado del consulado argelino, acusado de estar implicado en el secuestro del bloguero opositor Amir Boukhors, conocido como “Amir DZ”, quien goza de asilo político en Francia desde 2023.

La Fiscalía Nacional Antiterrorista francesa anunció la detención de tres ciudadanos argelinos, uno de ellos empleado del consulado en París, por su presunta participación en el secuestro de Amir DZ, un conocido influencer y activista opositor. Se les acusa de “arresto, secuestro y detención arbitraria en relación con un complot terrorista”, así como de “participación en una conspiración criminal de carácter terrorista”.

Argel respondió convocando al embajador francés, Stéphane Romatet, para expresar su protesta formal. Asimismo, el Ministerio de Exteriores argelino denunció una violación de los acuerdos bilaterales e internacionales y exigió la liberación inmediata del funcionario detenido. En un comunicado, señaló que el arresto no era casual, sino “un intento deliberado de perturbar el proceso de reactivación de las relaciones bilaterales acordado por los jefes de Estado”.

Ante la expulsión de sus diplomáticos, París ha advertido que aplicará medidas recíprocas si Argelia no revierte su decisión. El ministro de Exteriores francés subrayó que “Francia se verá obligada a responder de la misma manera”, lo que cerraría aún más las puertas al diálogo diplomático que busca solucionar el conflicto que se aproxima a cumplir un año.

Este hecho no solo reaviva una crisis que parecía estar en vías de resolución, sino que también pone de manifiesto las luchas internas dentro del sistema político argelino. Esta reciente decisión levanta serias dudas sobre qué actores, o facciones, están realmente manejando la política exterior argelina.

Si la expulsión de los diplomáticos franceses fue una decisión directa del presidente Abdelmadjid Tebboune, entonces debe asumir toda la responsabilidad política por el deterioro de las relaciones. Pero si fue impulsada por un sector del régimen, ya sea del entorno presidencial o del poderoso aparato militar, entonces se trataría de un sabotaje deliberado a la voluntad presidencial, lo que revela brechas significativas en el liderazgo del país.

El general Saïd Chengriha ejerce desde noviembre el cargo de ministro delegado ante el ministro de Defensa Nacional, que es el propio presidente Abdelmadjid Tebboune, también jefe supremo de las Fuerzas Armadas - PHOTO/ARCHIVO
El general Saïd Chengriha ejerce desde noviembre el cargo de ministro delegado ante el ministro de Defensa Nacional, que es el propio presidente Abdelmadjid Tebboune, también jefe supremo de las Fuerzas Armadas - PHOTO/ARCHIVO

La historia reciente sugiere esta segunda opción, ya que cada vez que se vislumbra una desescalada entre París y Argel, surge un nuevo contratiempo que vuelve a tensar la relación. La visita del ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, a Argelia la semana anterior, fue presentada como una señal de distensión, así como la declaración conjunta entre Macron y Tebboune, que apuntaba a pasar página y priorizar los intereses comunes.

La narrativa oficial argelina ha apuntado constantemente a la extrema derecha francesa como responsable de fomentar la crisis, acusando a figuras como el ministro del Interior, Bruno Reteau, de explotar las tensiones con fines electorales. Sin embargo, la rapidez y contundencia con la que se expulsaron a los diplomáticos franceses sugiere otra posibilidad: una facción no declarada dentro del poder argelino, que podría encontrarse en la presidencia o en el aparato militar, estaría actuando para impedir cualquier acercamiento real con París.

Esta facción aprovecharía las tensiones históricas, como la memoria colonial, los conflictos migratorios y las heridas del pasado, para frenar cualquier reconciliación. Las señales son claras, ya que cada gesto de acercamiento es seguido por un contraataque político o diplomático que borra todos los avances.

El presidente francés, Emmanuel Macron - REUTERS/ STEPJANIE LECOCQ
El presidente francés, Emmanuel Macron - REUTERS/ STEPJANIE LECOCQ

El propio presidente Tebboune ha mostrado ambigüedad en su postura. Tras unas declaraciones más conciliadoras, recientemente volvió a provocar tensiones con comentarios como el que hizo sobre el escritor encarcelado Boualem Sansal.

Esta incoherencia puede explicarse por la coexistencia de dos visiones dentro del régimen: una favorable a la diplomacia y otra anclada en la confrontación ideológica y nacionalista. Según destaca Al-Arab, Tebboune estaría recibiendo presiones o análisis contradictorios, que lo llevan a cambiar el tono según el momento y las circunstancias internas.

Además, la escalada actual podría tener efectos más profundos que simples roces diplomáticos. Un clima de desconfianza podría envolver todas las relaciones bilaterales, desde la cooperación energética hasta las inversiones privadas. Empresas francesas, y europeas en general, podrían reconsiderar su presencia en Argelia ante la falta de previsibilidad y estabilidad institucional.

La imagen de Argelia como socio confiable, especialmente en el suministro de gas en un contexto de crisis energética en Europa, también se vería perjudicada.