Rabat-Nuakchot: la revolución silenciosa

La Alta Comisión Mixta Marroquí-Mauritana, que se celebrará en marzo de 2025 en Nuakchot, se perfila ya como uno de los grandes eventos diplomáticos del año para el África Atlántica. Más allá de los acuerdos que se firmarán, esta cumbre entre el rey Mohamed VI y el presidente Mohamed Ould Ghazouani marcará la culminación de una profunda transformación de las relaciones entre los dos países. Una revolución silenciosa está en marcha, redibujando los contornos geopolíticos de la región.
Esta maduración diplomática tiene sus raíces en una serie de acontecimientos discretos pero significativos que han estado en marcha desde principios de la década de 2020. El pragmatismo de los dos líderes, combinado con una visión estratégica compartida, ha permitido superar las reticencias históricas a construir una asociación excepcional. La presencia simultánea de los dos jefes de Estado en Emiratos Árabes Unidos a finales de diciembre de 2024 ilustra esta nueva proximidad.

Así, el año 2025 se abre con una promesa: la de una mayor cooperación entre dos naciones que, antes distantes, están descubriendo el alcance de sus complementariedades. Esta convergencia se expresa en primer lugar en el sector energético, donde el megaproyecto del Gasoducto África-Atlántico (AAGP) que une Nigeria con Marruecos a través de Mauritania cristaliza ambiciones comunes. Este proyecto de estructuración, combinado con iniciativas de energía renovable, está dibujando los contornos de una verdadera columna vertebral energética de África occidental.
La visión estratégica de Marruecos de ofrecer acceso al Atlántico a los países del Sahel encuentra en Mauritania un socio clave. Esta iniciativa real, que está transformando la geografía económica de la región, se basa en la experiencia logística marroquí y en la posición estratégica de Mauritania. Abre nuevas perspectivas de desarrollo para países como Mali, Burkina Faso y Níger, al tiempo que refuerza el papel del nudo fronterizo marroquí-mauritano.

La pesca, un sector vital para ambas economías, es objeto de especial atención. Los acuerdos en preparación pretenden ir más allá de la simple gestión de los derechos de pesca para crear una integración real de los sectores, desde la captura hasta la transformación. La experiencia marroquí en la elaboración de productos del mar se une aquí a la excepcional riqueza pesquera de las aguas mauritanas.
El componente de infraestructura es otro pilar importante de este acercamiento. La modernización de las carreteras transfronterizas, junto con el desarrollo de plataformas logísticas comunes, está dando forma a los contornos de un corredor económico innovador. Esta red territorial reforzada responde tanto a los imperativos económicos como a los desafíos de seguridad compartidos por los dos Estados.
La formación ocupa un lugar central en esta nueva alianza. Los programas de intercambio académico se multiplican, al tiempo que surgen centros de excelencia conjuntos en áreas estratégicas como la agricultura sahariana, la gestión de los recursos hídricos y las energías renovables. Esta circulación de conocimientos y competencias sienta las bases para un desarrollo sostenible y compartido.
La dimensión de la seguridad representa un eje fundamental de esta revolución silenciosa. Frente a los desafíos del Sahel, Rabat y Nuakchot están desarrollando enfoques coordinados, combinando respuestas militares tradicionales y programas de desarrollo socioeconómico. Esta estrategia amplia, que integra la seguridad y el desarrollo, está contribuyendo gradualmente a la estabilización de toda la subregión del Sahel y el Sáhara.

El fortalecimiento de la cooperación marroquí-mauritana en materia de seguridad ya está dando resultados tangibles. La coordinación de los servicios de seguridad, el intercambio de inteligencia y las operaciones conjuntas crean una zona de estabilidad que se extiende más allá de las fronteras de los dos países. Este enfoque holístico de la seguridad, que combina la vigilancia militar y el desarrollo económico, se está convirtiendo en un modelo para la región.
Las implicaciones de este acercamiento van mucho más allá del marco bilateral. Al consolidar su asociación, Marruecos y Mauritania están creando un polo esencial de estabilidad para toda la región saheliana-sahariana. Esta alianza fortalece su posición común frente a los desafíos de seguridad, al tiempo que aumenta su atractivo para los inversores internacionales.
Europa observa con interés este acontecimiento, que podría ayudar a estabilizar su frontera sur. Estados Unidos, en su estrategia de pivote atlántico hacia África, encuentra en este eje Rabat-Nuakchot un socio fiable. En cuanto a China, ve este acercamiento como una oportunidad para extender su influencia a lo largo de la costa atlántica africana.
La comisión mixta de marzo de 2025 debería dar un impulso decisivo a esta dinámica. Los acuerdos en preparación abarcan un espectro excepcionalmente amplio: desde el desarrollo sostenible hasta la gestión de los recursos hídricos y la seguridad. Esta diversidad es un testimonio de la ambición transformadora de la asociación.

Más que una simple alianza diplomática, es un nuevo modelo de cooperación Sur-Sur que está tomando forma. Un modelo basado en la complementariedad de recursos, el intercambio de experiencias y una visión común del desarrollo regional. La revolución silenciosa entre Rabat y Nuakchot se está convirtiendo en un catalizador para la integración regional y la estabilidad en el Sahel.
Todavía hay muchos desafíos. El éxito de esta alianza dependerá de la capacidad de los dos países para mantener el impulso actual, realizar proyectos ambiciosos y gestionar las crecientes expectativas de sus poblaciones. Pero el compromiso personal de los dos jefes de Estado, combinado con la movilización de los actores económicos y de la sociedad civil, augura buenas perspectivas prometedoras.
Por lo tanto, el año 2025 se perfila como un punto de inflexión histórico en las relaciones marroquí-mauritanas. Más allá de los acuerdos que se firmarán, va tomando forma toda una visión compartida del desarrollo regional. Una visión en la que la cooperación sustituye a la competencia, en la que la complementariedad prevalece sobre las rivalidades. La revolución silenciosa en curso entre Rabat y Nuakchot se está convirtiendo en la base de una nueva era de prosperidad y estabilidad para toda la región saheliana-sahariana.