Los rebeldes se hacen con una localidad minera en República Centroafricana
Las hostilidades en República Centroafricana no cesan. Durante el último fin de semana se han producido dos nuevos ataques por parte de los rebeldes de la Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC), que se levantaron contra el Gobierno de Faustin Touadera a principios de diciembre, y que fueron acusados de tratar de dar un golpe de Estado apoyados políticamente por el expresidente Bozizé.
Los ataques se habrían producido en las localidades de Damara y Bangassou, con diferente resultado. En el caso del ataque a Damara, a unos 80 kilómetros al norte de la capital, el CPC buscaba darle simbolismo a su avance, pues esa localidad es el bastión del actual presidente, a la espera de que haya resultados definitivos de las pasadas elecciones. La MINUSCA, sin embargo, fue capaz en este caso de repeler el ataque, según informaron miembros de la misión de Naciones Unidas.
En lo respectivo a Bangassou, el resultado fue diferente. Según el jefe de la oficina regional de la MINUSCA en la ciudad, Rosevel Pierre Louis, los rebeldes controlarían esta importante ciudad minera tras el ataque en la madrugada del domingo. Bangassou es un objetivo atractivo, ya que cuenta con una explotación de diamantes.
Si el ataque a Damara tenía un sentido político, el ataque a esta ciudad tiene un sentido económico, y demuestra que la estrategia de los rebeldes pasa por hostigar al actual Gobierno y, en este caso, asfixiarlo también económicamente con el control de las explotaciones minerales.
El enclave de Bangassou se encuentra más alejado de Bangui que Damara, ya que está a más de 700 kilómetros de la capital centroafricana, por lo que los rebeldes del CPC contaban con una mayor probabilidad de éxito, ya que los esfuerzos se están concentrando en evitar el acercamiento de los rebeldes a la capital, tal y como sucedió en 2013, teniendo como consecuencia la salida de Bozizé del poder.
Este lugar ya había sido objetivo de ataques en anteriores ocasiones debido a las posibilidades económicas que ofrece. Las tropas centroafricanas se habrían refugiado, según la MINUSCA, en la base de Naciones Unidas, por lo que, aunque no hay datos definitivos, al menos cinco rebeldes y dos miembros de las fuerzas centroafricanas habrían fallecido según el último comunicado. Médicos Sin Fronteras afirma haber trasladado al menos a otra quincena de heridos en los enfrentamientos.
Los resultados de las elecciones presidenciales no serán oficiales y definitivos hasta el día 18 de enero, cuando se sabrá si será necesario una segunda vuelta. No obstante, el partido de Touadera ya se ha declarado vencedor, algo que podría haber incitado a los ataques de este fin de semana. La candidatura del expresidente Bozizé fue anulada por el Tribunal Constitucional ya que se encuentra acusado de crímenes y torturas por Naciones Unidas durante su estancia al frente del país.
Aunque en un principio Bozizé aceptó la decisión del TC centroafricano, el incremento de la violencia y el surgimiento del CPC fue asociado enseguida a su figura, como una forma de responder a su inhabilitación como candidato a las elecciones. François Bozizé instó a la coalición opositora de la que su partido forma parte de presentar un candidato único, pero su negativa facilitará la más que probable reelección de Touadera.
Durante el transcurso de las elecciones, casi una quinta parte de los colegios electorales no pudieron abrir ante la situación de violencia, algo que la oposición vincula también al amaño por parte del actual Gobierno centroafricano. El portavoz de la MINUSCA, en cambio, manifiesta su apoyo al actual Gobierno y a la forma en la que se gestionó la jornada electoral, tildando las acusaciones de la oposición de falsas y poco sustentadas.
La República Centroafricana se enfrenta de nuevo a un periodo violento, después de que en los últimos años los acuerdos con grupos rebeldes Sélékas (musulmanes) y anti-Balakas (cristianos) hubieran dado cierta estabilidad a las zonas rurales del país, las principales afectadas por la violencia civil, étnica y religiosa. Este incremento de la violencia ha obligado a Ruanda y a Rusia a enviar efectivos que apoyen al Gobierno de Touadera y, en el caso de los rusos, se protejan los intereses de las empresas estatales que se encuentran explotando recursos minerales en el país.
