El repliegue de algunas tropas rusas próximas a la frontera ucraniana no ha servido para aliviar las tensiones entre Moscú y la OTAN. Asimismo, la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) ha denunciado un incremento de violaciones del alto el fuego en la zona del Donbás. Algo que, por otra parte, lleva ocurriendo desde que comenzó la guerra en 2014.
En un informe reciente emitido por la SMM (Misión Especial de Supervisión de la OSCE en Ucrania) los equipos de vigilancia reportaron 189 violaciones del alto el fuego, incluidas 128 explosiones en la región del Donetsk, mientras que en Lugansk registraron 402 infracciones, entre ellas, 188 explosiones. La misión aclara que, en el periodo anterior se notificaron 24 y 129 violaciones respectivamente.
Estas acciones bélicas han provocado un cruce de acusaciones entre las fuerzas prorrusas y el Gobierno de Kiev, quien tachó estos movimientos de “provocación”. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, también ha ensalzado el trabajo de la OSCE y ha pedido a la misión que permanezca en la zona.

No obstante, recientemente, algunos estados miembros han retirado a sus observadores por temor a una agresión rusa. Según informa Institute for War and Peace Reporting (IWPR), una organización independiente que trabaja en zonas en conflicto, a partir del 16 de febrero, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Dinamarca y Albania han retirado su personal de Ucrania, mientras que los Países Bajos han trasladado sus representantes a áreas controladas por Kiev. Estos movimientos ponen en peligro de la única misión que monitorea y opera a ambos lados de la línea del frente desde el inicio del conflicto en 2014.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, afirmó que el SMM “es ahora más necesario que nunca” e instó a mantenerlo para evitar intentos de “manipular la misión”, según informa IWPR.

En medio de esta situación, Moscú ha presentado finalmente su respuesta a Washington sobre sus demandas de seguridad. En el documento de 11 páginas, el Ministerio de Relaciones Exteriores acusa a Estados Unidos de no comprometerse con las preocupaciones de Rusia y exige “garantías legales” de que Ucrania nunca se unirá a la OTAN. “Ante la falta de disposición de la parte estadounidense para negociar garantías sólidas y legalmente vinculantes de nuestra seguridad por parte de Estados Unidos y sus aliados, Rusia tendrá que reaccionar, incluso a través de la implementación de medidas de naturaleza técnico-militar”, subraya el Kremlin, según informa la agencia rusa TASS.

La nota también alude a la “invasión inminente” anunciada por Washington. “No hay una 'invasión rusa' de Ucrania, algo que Estados Unidos y sus aliados han estado anunciando oficialmente desde el otoño pasado. No está planeada”, recalca el Ministerio de Serguei Lavrov. Asimismo, pide al Gobierno estadounidense que deje de suministrar armas a Ucrania. La Administración de Biden ha entregado más de 200 toneladas de armamento al Ejército ucraniano desde que comenzaron las tensiones. “Retiren a todos los asesores e instructores occidentales del país, dejen de participar en ejercicios conjuntos con las fuerzas armadas de Ucrania y retiren todas las armas extranjeras previamente suministradas a Kiev”, añade Moscú.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Vershinin, ha pedido a sus homólogos estadounidenses que analicen profunda y seriamente el documento, subrayando que Rusia tiene el derecho soberano de preocuparse por su seguridad nacional y desplegar tropas en su territorio donde crea necesario.

El mismo día presentó su respuesta a Washington, Rusia optó por expulsar al número dos de la Embajada estadounidense en Moscú. Según informó Zakharova, el Kremlin tomó esta decisión "en respuesta a la irrazonable expulsión del ministro consejero de la Embajada de Rusia en Washington, a pesar de su condición de alto funcionario". El Departamento de Estado, por su parte, ha considerado ese movimiento como una "provocación" que supone "un paso más en la escalada de tensiones".
A pesar del incremento de acciones bélicas y tensiones, la diplomacia persiste en su intento por alcanzar una ansiada solución política a la crisis en Ucrania. Con el objetivo de acercar posturas y mantener el diálogo, el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, hablará por teléfono con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, a petición de Estados Unidos, según informó la agencia rusa Interfax. Por otro lado, el secretario de Estado, Antony Blinken y el jefe de la diplomacia rusa, Lavrov se reunirán en Europa la semana que viene, a petición de Moscú. Washington aceptó, “siempre que no haya una invasión rusa de Ucrania”, aclaró el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

De esta manera, Estados Unidos mantiene sus advertencias sobre la supuesta agresión rusa. El presidente, Joe Biden, ha asegurado que el riesgo de invasión continúa siendo “muy alto”. “Todos los indicios que tenemos apuntan a que están preparados para entrar en Ucrania. Mi sensación es que sucederá en los próximos días”, declaró el mandatario. El primer ministro británico coincide con su aliado estadounidense; además, asegura que Rusia está “diseñando una operación de falsa bandera” en el Donbás. Esta cuestión y muchas otras se están abordando durante la Conferencia de Seguridad de Múnich ante la ausencia del líder ruso, Vladimir Putin, quien descartó a principios de mes participar.

Por el contrario, Putin se reunirá con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko. Ambos decidirán si las tropas rusas que están participando en maniobras militares en territorio bielorruso se retirarán. Está previsto que estos ejercicios finalicen el próximo 20 de febrero. Este encuentro se produce poco después de que Lukashenko afirmase que su país estaría dispuesto a recibir armas nucleares en caso de sentirse amenazado por Occidente. "Si nuestros rivales toman medidas tan absurdas, no solo se desplegarán en Bielorrusia armas nucleares, sino incluso supernucleares y más avanzadas para defender nuestro territorio", advirtió, según informaron medios locales.