Investigadores y politólogos ucranianos consideran crucial la presidencia española de la UE para la apertura formal de negociaciones de adhesión

Rusia no desencadena una guerra mundial por temor a su propia disidencia interna

KREMLIN/MIKHAIL KLIMENTYEV - El presidente ruso, Vladímir Putin
KREMLIN/MIKHAIL KLIMENTYEV - El presidente ruso, Vladímir Putin

“Por favor, crean ustedes, europeos y americanos, en nuestras capacidades militares y dennos los medios para conseguir derrotar a los invasores rusos, y no le hagan el juego a Putin desmotivando a Ucrania en su meta de integrarse definitivamente en la UE”. Así se expresaba Hennadiy Maksak, director ejecutivo del Ukranian Prism Foreign Policy Council, uno de los cuatro think tanks que visitan Madrid y Barcelona con el objetivo de exponer a autoridades y opinión pública españoles sus análisis sobre la guerra que asola a su país y sus consecuencias presentes y futuras. 

Más de dos horas de intenso diálogo mantuvieron en la Asociación de Periodistas Europeos (APE), en donde abordaron todas las perspectivas de la situación actual, con especial énfasis tanto en el incierto final de un conflicto en una mesa de negociaciones como en la necesaria reconstrucción de un país absolutamente arrasado. 

Una parte importante del intercambio la ocupó el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, del que llegaron a afirmar que “si no desencadena una guerra mundial es porque teme a su propia disidencia interna como lo prueba el que no haya decretado una movilización masiva”. Señalaron que tan erróneo es sobrevalorar al líder del Kremlin como subestimarlo, no sin antes apuntar a que Occidente tiende a juzgar lo que hace Putin con sus propios parámetros, que son esencialmente distintos a los de Rusia. “Pareciera -dicen- que tratan a Putin y a Rusia como a una democracia, y desde luego no vemos ni a uno ni a otra por el camino de la democracia tal y como ustedes la viven y preconizan”. 

A propósito de la famosa contraofensiva, sobre la que Moscú afirma que ya ha comenzado efectivamente mientras Kiev guarda un estudiado silencio, Hennadiy Masak, Iryna Kosse, Mariia Koval-Honchar, Julia Kazdobina y Oleksandra Bulana estimaron que se lanzará cuando se hayan conseguido las armas, municiones y pertrechos necesarios para coronar con éxito la operación. Había un evidente reproche en el llamamiento a que Occidente no negara las herramientas solicitadas para contrarrestar el indudable poderío del Ejército ruso. 

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Reconocieron que a europeos y norteamericanos les preocupe la amenaza nuclear, que Putin esgrime cada vez que sufre algún revés importante sobre el campo de batalla, pero se lamentan de que Estados Unidos les haya negado los misiles de largo alcance para responder al diluvio que Rusia lanza a diario sobre todo el territorio ucraniano. Por esa sistemática destrucción del país, además de los reiterados ataques indiscriminados contra instalaciones y personas civiles, manifestaron unánimemente su objetivo de llevar ante la justicia internacional a Vladimir Putin e incluso al presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, si se demostrara que ha sido cómplice cediendo su territorio como base de lanzamiento para consumar muchos de esos atentados concluidos en matanzas indiscriminadas.

Obtener la apertura oficial de negociaciones de adhesión a la Unión Europea es la otra gran obsesión de los ucranianos. “Creemos que la presidencia española de la UE será crucial para conseguirlo”, afirman, en la confianza de que tal gesto anclará definitivamente a Ucrania a Europa y a los valores de Occidente. A este respecto, tras distribuir los gráficos en los que se plasma el nivel de cumplimiento previo de homologación exigido por Bruselas, declararon que el país no solo ha emprendido una lucha denodada contra la corrupción, sino que animó a los periodistas e inversores europeos a denunciar cualquier atisbo de corrupción en sus relaciones con la Administración ucraniana. 

Reconocieron que la reconstrucción del país, completamente devastado, especialmente en sus infraestructuras energéticas y de comunicaciones, constituirá un bocado apetecible y muy tentador, por lo que se hace extremadamente necesaria la transparencia, objetivo en el que el presidente Volodimir Zelensky se está mostrando implacable.