Congresistas, senadores, funcionarios federales, directivos de la industria y altos mandos militares han escuchado por boca de Frank Kendall, secretario de la Fuerza Aérea norteamericana (USAF), que “la mayor amenaza estratégica” para Estados Unidos y para la Administración Biden “es China, no Rusia”.
En su discurso en la sesión inaugural del Simposio sobre Guerra Aérea que se clausuró el viernes, 4 de marzo, en Orlando (Florida), Kendall ha prevenido a los contribuyentes del país. Aunque Vladimir Putin mantiene en marcha la invasión de Ucrania y Rusia representa “un serio peligro para nuestros aliados europeos”, China sigue siendo “la principal preocupación y motivo de desconfianza” del departamento de Defensa, ha precisado en el foro organizado por la Asociación de la Fuerza Aérea (AFA).

El hecho de que el Kremlin no sea la primera y principal amenaza estratégica de Estados Unidos “no significa que haya sido descartada como tal” en la nueva Estrategia de Seguridad y Defensa Nacional que la Administración Biden tiene en proceso de redacción, ha subrayado Kendall.
A diferencia de Moscú, Pekín posee un gran poder económico, tiene importantes recursos financieros y durante las tres últimas décadas ha estado invirtiendo grandes sumas de dinero en nuevas capacidades espaciales y de defensa. Abriga ambiciones tanto regionales como globales mucho mayores que las de Rusia, dispone de recursos para alcanzar sus metas y su sistema de gobierno es autoritario y represivo. Es por todo lo anterior que Frank Kendall insiste en que “nuestra mayor amenaza estratégica es China, China y China”.

Con 73 años recién cumplidos y a los mandos de la USAF desde agosto de 2021, el veterano político demócrata ha declarado ante el numeroso auditorio profesional presente en Orlando y por vía telemática que su objetivo personal es “inculcar un sentido de urgencia” a los esfuerzos para “asegurar la modernización y la mejora” de la Fuerza Aérea en todas sus vertientes. Para conseguirlo, su equipo ha elaborado una hoja de ruta que denomina “los 7 imperativos operativos”, que para 2022 cuentan con un presupuesto federal que supera los 168.000 millones de dólares.
Cada una de las 7 líneas de acción pretende generar el pensamiento y la cultura con las que obtener las nuevas y más urgentes tecnologías para conseguir unas Fuerzas Aéreas y Espaciales “capaces de disuadir, de impedir que nuestros adversarios operen con impunidad y, si es necesario, derrotarles”. Kendall quiere lograr una aviación y una Fuerza Espacial con capacidad para “salir victoriosos de posibles conflictos armados, como un ataque contra nuestros aliados europeos o una invasión de Taiwán”, ha concretado.

China es el “principal competidor de Estados Unidos en el espacio”, ha confirmado. Con una larga familia de lanzadores espaciales, más de un centenar de sistemas de misiles balísticos intercontinentales de alcance entre 5.000 y 10.000 kilómetros disparados desde silos terrestres y submarinos, con armas hipersónicas en desarrollo y con importantes progresos en la utilización de sistemas anti satélite, “Pekín amenaza la seguridad de las infraestructuras espaciales civiles y militares norteamericanas y de nuestros aliados”, ha recalcado.
En primer lugar del Top Seven del listado está la definición y construcción de una arquitectura y un orden de batalla espacial. Kendall ha convencido a la Casa Blanca y al Capitolio que es imprescindible levantar un paraguas global ultraterrestre para blindar a las Fuerzas Armadas norteamericanas y aportarles el máximo grado de resiliencia y eficiencia en cuanto a comunicaciones seguras, selección de objetivos, inteligencia, mando y control.

Para hacer efectivos sus planes, el mandamás de la Fuerza Aérea cuenta con el total apoyo del jefe de Operaciones de la Fuerza Espacial, el teniente general John “Jay” Raymond, a punto de cumplir 60 años. Y con las orientaciones del presidente ejecutivo de Google entre 2001 y 2011, Eric Schmidt, de 66 años, quien preconiza que la aplicación de la Inteligencia Artificial en los sistemas de armas y en el proceso de toma de decisiones tendrá tal efecto multiplicador que “producirá un impacto sísmico en las futuras guerras”.
Pero ¿quién es el actual secretario de la USAF? ¿Cuál es su cometido en la Administración Biden? Frank Kendall es uno de los hombres fuertes del Pentágono y un personaje de la total confianza del secretario de Estado de Defensa, el teniente general retirado Lloyd James Austin, de 68 años, bajo cuyas directrices actúa. No es ningún novato en el engranaje del sistema de seguridad y defensa de Washington, como no lo es desde hace décadas ninguna de las personas elegidas para asumir altas responsabilidades en el departamento de Defensa, ya sea en una administración demócrata o republicana.

Con la responsabilidad de organizar, entrenar, armar y equipar a las Fuerzas Aéreas y Espaciales norteamericanas, Kendall ya fue subsecretario de Defensa para Adquisiciones, Tecnología y Logística durante la segunda Administración Obama (2012-2017). En esos años tuvo el arrojo de paralizar durante dos años la producción de los cazas furtivos de quinta generación F-35 e interrumpir la de los avanzados satélites GPS III hasta que su fabricante, Lockheed Martin, consiguió solventar las anomalías surgidas en ambos proyectos.
Antes de ocupar tan importante cargo, Kendall ya había dirigido entre 1988 y 1994 importantes proyectos militares durante los mandatos de los presidentes Donald Reagan, George Bush y Bill Clinton, es decir, se ganó la confianza de republicanos y demócratas.

Para completar su perfil profesional hay que añadir que es teniente coronel retirado del Ejército (US Army), en cuya Academia Militar de West Point se formó y en cuyas filas permaneció durante 11 años. Licenciado en Derecho e ingeniero, en la industria privada también ha ejercido diferentes altos puestos, entre ellos el de vicepresidente de Ingeniería de la corporación Raytheon, el principal fabricante mundial de misiles, radares y sistemas de defensa aérea. En resumen, un veterano con medio siglo de experiencia a sus espaldas en alta gestión de asuntos vinculados con la Defensa en mayúsculas de Estados Unidos.