El Gobierno de Israel pidió 24.000 armas de asalto a Estados Unidos y en diversos sectores de la política estadounidense hay temor sobre que estos fusiles puedan llegar a manos de los colonos judíos en Cisjordania, lo que agravaría la situación en el conflicto desatado por la guerra entre Hamás y el Ejército israelí, haciéndola más peligrosa todavía de cara a la estabilidad de Oriente Medio.
Según una información del medio The New York Times, la petición del Gobierno israelí de obtener 24.000 rifles de asalto de Estados Unidos provocó inquietud entre políticos estadounidenses y miembros del Departamento de Estado ante el miedo de que las armas “puedan llegar finalmente a manos de colonos y civiles que están tratando de obligar a los palestinos a abandonar sus tierras en Cisjordania”.
Aquí entra otro elemento controvertido, hasta qué punto los colonos israelíes presionan y hostigan a los palestinos en Cisjordania desplazándoles de su territorio. Los ataques de los colonos se han intensificado en las últimas fechas, después de la terrible ofensiva de Hamás contra Israel del 7 de octubre, llegando a matar a ciudadanos e incluso teniendo el apoyo del Ejército israelí en operaciones. La respuesta israelí está siendo dura después de la incursión de Hamás al sur de Israel que dejó 1.400 israelíes muertos y 240 capturados como rehenes por la milicia palestina.

El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, de carácter ultraortodoxo, prometió “entregar 10.000 armas gratis a los colonos de Cisjordania”, lo cual encendió todas las alarmas. También se flexibilizaron las condiciones para la obtención de licencias para adquirir armas, de modo que 400.000 personas pudieran tener acceso a estas.
El conjunto de las armas solicitadas por Israel a Estados Unidos incluye rifles semiautomáticos y automáticos por un valor de 34 millones de dólares, encargados a fabricantes norteamericanos de armas, algo que requiere el visto bueno del Departamento de Estado y también el requisito de información al propio Congreso de Estados Unidos.

La semana pasada, el Departamento de Estado de Estados Unidos se dirigió al Congreso en relación con las preocupaciones existentes y llevó al Departamento a preguntar a Israel sobre cómo piensa utilizar las armas.
Mientras tanto, los funcionarios que trabajan en cuestiones de derechos humanos en el Departamento de Estado han expresado reservas y los encargados de supervisar las ventas de armas tienen la intención de aprobar y anunciar las órdenes en los próximos días, según funcionarios estadounidenses, como informaron diversos medios como Al-Ain News.
Por su parte, Israel señaló que las armas serían para sus fuerzas policiales y de seguridad, pero también ha indicado que podrían entregarse a civiles, según fuentes consultadas por The New York Times.

Pero el portavoz adjunto del Departamento de Estado estadounidense, Vedant Patel, señaló que el Ejecutivo israelí se ha comprometido a no dar armas a los colonos en Cisjordania, los cuales aumentaron sus ataques contra los palestinos después de que el propio Itamar Ben Gvir prometiese esa entrega de armamento.
“Hemos sido increíblemente claros con nuestros socios en Israel en cuanto a que es necesario tomar medidas para abordar la violencia extremista que hemos visto en Cisjordania. Hemos escuchado al Gobierno israelí y el secretario de Estado Antony Blinken ha estado muy involucrado en esto directamente como algo parte de sus viajes”, señaló Patel, como recogió la agencia Europa Press.
De momento, las autoridades de la Franja de Gaza han cifrado en más de 10.000 los palestinos muertos, entre ellos 4.800 niños, tras las operaciones israelíes desatadas en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre. Mientras, en Cisjordania ya se habla de 150 fallecidos.

Aumento de la radicalidad y la presión
En los últimos años, alrededor de 500.000 israelíes se han trasladado a estos asentamientos que, junto con cuarteles y puestos de control militares, mantienen a unos 2,7 millones de palestinos de la región desplazados y alojados en pequeñas zonas separadas.
Incluso antes del estallido de la guerra en Gaza, la violencia practicada por los colonos israelíes en Cisjordania había aumentado a un nivel más alto que antes. Diversos expertos indican que esta radicalidad de los colonos responde a discursos llegados de parte del Gobierno israelí, que contienen elementos de extrema derecha, y a declaraciones de algunos funcionarios israelíes que apoyaban la anexión de Cisjordania.
En la última década, los movimientos de colonos israelíes buscan una nueva estrategia para incrementar el control de tierras en Cisjordania ocupada: la instalación de campamentos o puestos precarios, que se suman a los asentamientos y que están regidos por pastores de ovejas que logran dominar una mayor porción de territorio. Para garantizar su éxito se apoyan en el uso de la violencia contra las poblaciones palestinas, para lo que cuentan con el apoyo de las autoridades israelíes, como señalaron diversos medios como France 24.

En febrero de 2021, Ze'ev Hever, líder del movimiento de asentamientos “Amana”, pronunció un discurso en el que elogió la nueva estrategia de los colonos israelíes para expandir su dominio en Cisjordania ocupada. “La construcción ocupa poco terreno, debido a las consideraciones económicas del desarrollo de edificios, que es costoso, y así hemos llegado a 100 kilómetros cuadrados después de poco más de cincuenta años. En cambio, con las granjas de pastores, en los últimos tres años nos hemos aventurado en una gran extensión; cubren un área casi el doble de grande que el área construida de los asentamientos”, como informó France 24.
Por su parte, la ONG israelí Kerem Navot emitió el informe “The Wild West”, publicado en mayo de 2022, que documentaba la existencia de 77 colonias agrícolas en Cisjordania, la mayoría establecidas durante la última década (y todas ilegales bajo el derecho internacional e inclusive para la propia legislación israelí).

Solo estas instalaciones, sumadas a los asentamientos israelíes, controlan unas 60.000 hectáreas de territorio, poco menos de un 7% del total del Área C, la porción de Cisjordania que está bajo control administrativo y de seguridad de Israel.
La extensión de estos asentamientos va creciendo con la acción del Gobierno derechista liderado actualmente por el primer ministro Benjamin Netanyahu.